El rol de los afrodescendientes en la historia de la Argentina y en el desarrollo rural

Hoy se conmemora el Día Nacional de los Afroargentinos y de la Cultura Afro, en honor a María Remedios del Valle, Capitana del Ejército del General Belgrano en la gesta patriótica. Se trata de un reconocimiento al componente afro en la cultura nacional y un llamado de atención acerca de la necesidad de impulsar la participación de los afrodescendientes y africanos en todos los aspectos de la vida sociocultural. Y, por supuesto, el sector rural no es una excepción.

Cabe destacar que gran parte de la población afro y afroamericana arribada al territorio nacional se asentó en el ámbito rural. Los hombres, en su mayoría, se dedicaron a trabajar la tierra y a ejercer como mano de obra en las cosechas. Las mujeres, por su parte, eran asignadas al servicio de la casa, fundamentalmente en el casco de la estancia.

Su contribución a la vida rural fue, de este modo, determinante, como lo fue también en otros ámbitos y sectores, lo que hace que la sociedad en su conjunto esté en deuda con esta importante comunidad, tantas veces olvidada y postergada. El Día Nacional de los Afroargentinos, de algún modo, intenta saldar esa deuda histórica.

La ley nacional que lo instaura se enmarca en el contexto de una mirada más inclusiva y del enfoque basado en la ampliación de derechos en función de las demandas de las minorías, que se puso en marcha a partir de 2003. Pero esta reivindicación no fue solo una contribución a la comunidad afroargentina sino a la sociedad entera, ya que le permitió tomar conciencia de una parte negada de su historia y de su identidad, que enriquece el mismo significado y el alcance de la misma argentinidad

A través de esta nueva mirada se logró, por ejemplo, que en el censo nacional comenzara a consultarse acerca de la afrodescendencia, un paso fundamental para incentivar la autopercepción de los afrodescendientes argentinos y fomentar el orgullo de pertenencia a dicha colectividad, en línea con lo que ocurre en otros países. Esto despierta, asimismo, la vocación de rescate de las raíces africanas de comunidades enteras.

En el caso concreto de mi provincia, Santiago del Estero, por ejemplo, existen distintas localidades del departamento de Jimenez, como San Félix, San Roque, Vitiaca, San Ramón, La Guanaca y San Andrés, que cuentan con una importante influencia africana, gracias a que allí se afincaron los primeros esclavos libertos, anteriormente asignados a diferentes tareas en el camino real que unía el Río de la Plata y Córdoba con las minas de Potosí.

El caso de Julián Guerra es emblemático. La localidad de San Roque, un paraje que aún conserva su ruralidad, su historia y su auge, rinde memoria a aquel primer esclavo liberto traído de África. Aún hoy, sus descendientes conservan su linaje y se reconocen como afrodescendientes.

La familia Guerra, conformada por varones y mujeres afrodescendientes labraron la tierra y la continúan labrando, como tantos trabajadores rurales que migran buscando el sustento para sus familias. Sirva este sencillo homenaje a esa familia, de orgullosas raíces africanas, como reconocimiento a todos los afroargentinos y, en particular, a los trabajadores rurales afrodescendientes en este Día tan especial.

En un mundo que se encamina lentamente hacia una mayor equidad, debemos preguntarnos cómo estamos en términos de derechos humanos en la Argentina. Por lo pronto, reconocer a los afrodescendientes y africanos de nuestro país y homenajearlos es un modo de reivindicar su pasado, su presente y su futuro.

La autora es directora del Renatre, en representación de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre)