Mientras ayer el ministro de Economía negó que se vayan a subir nuevamente los derechos de exportación, desde el Ministerio de Agricultura aplican aperturas comerciales para que se anoten ventas al exterior y se paguen las alícuotas vigentes
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“No se van a aumentar los derechos de exportaciones, la decisión está tomada por el Presidente y cada funcionario debe respetar las decisiones del Presidente. Para poder darle continuidad a la recuperación económica, la Argentina necesita dólares; si prohibimos las exportaciones o elevamos las retenciones no van a entrar más dólares”.
Con esa frase, Martín Guzmán, ministro de Economía de la Nación, descartó anoche en C5N un nuevo aumento de las retenciones luego de diferentes versiones que corrieron en los últimos días y que atribuían, entre otros al secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, una nueva embestida para que el Gobierno tome esa medida con la excusa de frenar la inflación.
Ya en marzo pasado, Feletti había insistido con un aumento para el trigo y el maíz, además del aceite de girasol, pero solo se pudo contentar con una suba para la harina y el aceite de soja, del 31 al 33% para armar el fideicomiso para subsidiar la harina de trigo para las panaderías. El Ministerio de Agricultura tuvo mucho que ver para que el aumento no se expandiera a esos otros productos más allá de la harina y el aceite de soja.
La desmentida de Guzmán, no obstante, encierra otras dos cosas. Por un lado, más allá de la excusa de la inflación, al Gobierno le aportaría muy poco una recaudación extra por retenciones por ejemplo al trigo y el maíz, dos productos que están estrechamente vinculados con productos que llegan con transformaciones al consumidor final.
Además, lo otro que se esconde es que en la cartera de Agricultura se aplica una suerte de “bloqueo técnico” que le quita cualquier reacción a Feletti o al mismo ministro Guzmán para poder impulsar un incremento de los derechos de exportación. Algo que, en la práctica, tampoco podría hacerse porque, según sostienen en el agro, el Gobierno perdió las facultades delegadas del Congreso el año pasado en esta materia al no votarse el presupuesto 2022.
Según cálculos de Diego Pasi, de la consultora AZ Group, si el Gobierno buscara subir las retenciones ahora al trigo y el maíz, que están en el 12% para llevarlas al 15%, lo que recaudaría no sería más de US$147,5 millones.
De acuerdo al análisis, del maíz 2021/2022 resta comercializar 8.009.574 toneladas que, con las retenciones actuales, significarían US$302.761.897. Si los derechos de exportación eventualmente subieran al 15%, la recaudación pasaría a US$378.452.372 o 75.690.474 dólares adicionales.
Por el lado del trigo, con toda la cosecha 2021/2022 ya anotada para exportar, Pasi se focalizó en la 2022/2023. De esta ya hay ventas declaradas por 8.481.464 toneladas sobre un cupo de 10 millones que habilitó el Gobierno. Aunque la cosecha en físico recién estará en diciembre próximo, tienen sus retenciones abonadas. Pasi consideró que del trigo 2022/2023 restaría una venta, teniendo en cuenta un potencial de exportación total de 14 millones de toneladas, unas 5.518.536 toneladas que significarían derechos de exportación por US$287.405.355. Subiendo al 15% las retenciones se iría a US$359.256.694 o US$71.851.339 extra.
En total, con los dos cultivos se llega a US$147,5 millones. Un número bajo como para desatar un conflicto con el campo en un momento donde, además, cualquier señal en el sentido de subir las retenciones podría impactar en las decisiones de sembrar trigo.
El campo ya está en el calendario de siembra de trigo y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé, con 6,6 millones de hectáreas, 100.000 menos que el año pasado. Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó 500.000 menos. En el Gobierno, en tanto, creen que el recorte será menor en la medida que se produzcan lluvias que permitan la siembra.
La otra cuestión que frena cualquier movimiento para subir las retenciones hay que buscarla en Agricultura. Aunque para el campo es sinónimo de intervención, en esa cartera oficial la definición de “volúmenes de equilibrio”, esto es tonelajes que los exportadores no pueden superar hasta que haya una modificación, representa una forma de ponerle un límite a cualquier pretensión de querer recaudar más con una suba de los derechos de exportación.
En concreto, el ejemplo más a mano es el del trigo 2022/2023, donde ya se anotaron 8.481.464 toneladas. Es mercadería sobre la cual ya no se puede cobrar nuevos derechos y solo quedarían por tener más retenciones los US$71.851.339 extra que calculó Pasi.
En Agricultura creen que Guzmán sabe que no solo no hay desacople de precios con más retenciones, sino que tampoco se da un efecto recaudatorio. “La tiene clara”, dicen en los pasillos de ese organismo.
Allí dicen que sus acciones van en el sentido de “achicar cualquier medida distorsiva” que se quiera tomar desde otra esfera del Gobierno.
La otra cuestión no menor es que el Gobierno, en medio de la interna, no tiene margen para un conflicto con el campo. Por eso, entienden observadores, el mismo Gobierno preferiría mantener la situación tal cual está.
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