Así lo calculó la Bolsa de Comercio de Rosario; en tanto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires espera una merma de 800.000 hectáreas; las causas del declive
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Este año se sembrará menos soja. En eso coincidieron tanto la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), aunque difirieron en la magnitud de la caída. La entidad porteña calculó una superficie de 17,6 millones de hectáreas, una baja de 800.000 hectáreas respecto de la campaña pasada (-4,3%). En cambio, la organización rosarina estimó que el retroceso será aún mayor: la intención de siembra se ubicará en 16,4 millones de hectáreas, una reducción de 1,35 millones de hectáreas o una merma del 7%. El complejo de la soja es el que más dólares genera para el país, con unos 16.000 a US$18.000 millones, según los años. Es el cultivo, en tanto, con las retenciones más altas: un 26%, versus 12% del maíz, lo cual reduce su competitividad.
La caída proyectada responde a varios factores. Por un lado, el maíz y el girasol ofrecen mejores márgenes y desplazarán a la oleaginosa de primera siembra [octubre] en muchas zonas. A esto se sumó el aumento del trigo, que impulsa más lotes de soja de segunda y modera el recorte general. También pesan cuestiones económicas: la Bolsa de Cereales porteña advirtió que “la relación insumo-producto y los márgenes ajustados condicionan la expansión del área sembrada”.
“El área retrocede, pero permanece entre las más altas en cinco años”, señaló la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que explicó que la baja está “principalmente explicada por una menor intención de siembra de soja de primera frente a cultivos como maíz y girasol”. En contraste, aclaró que el incremento de la superficie triguera “impulsa mayores planteos para soja de segunda, moderando la caída a nivel nacional”.

En la BCR, en tanto, estimaron una reducción más fuerte y recordaron que, “hace 11 y 12 años, la soja tocaba los techos, superando los 20 millones de hectáreas implantadas”. Para la entidad rosarina, con 16,4 millones de hectáreas, la producción podría rondar las 47 millones de toneladas, siempre que se logren rindes promedios de 29,1 quintales por hectárea.
Como se dijo, el retroceso de la soja se da en paralelo con la recuperación del maíz y el crecimiento del trigo y el girasol. La BCBA puntualizó que el maíz ganará espacio frente a la soja de primera, favorecido por mejores márgenes y una menor presión del insecto Dalbulus maidis [chicharita], que el año pasado generó pérdidas históricas.
La entidad rosarina coincidió en que el cereal está en ascenso. Con un área proyectada de 9,7 millones de hectáreas, casi un 17% más, calculó que “el maíz va por la revancha y tiene grandes posibilidades de dejar una cosecha récord” de hasta 61 millones de toneladas.

No obstante, ambas entidades advirtieron que estos números dependen en gran medida de lo que ocurra con el clima en primavera. Según la BCBA, “al inicio de la campaña 2025/26 los perfiles del suelo en gran parte del área agrícola nacional se presentan con una adecuada recarga en profundidad, alcanzando niveles cercanos a la capacidad de campo”.
Esta condición asegura una buena base hídrica, aunque la entidad señaló que “será necesario que las precipitaciones de primavera mantengan la humedad en superficie para garantizar una correcta implantación de las siembras tempranas”.
La BCR agregó que se trata de “un escenario inédito de siembra: tras cinco años de primaveras frías y secas, con cuatro Niñas en el medio, hay agua en los perfiles, incluso en el oeste del país”. No obstante, dijo que “es mucha agua, sobre todo en el este y más todavía en Buenos Aires, tanta agua que hay temor a no lograr cumplir con la fuerte intención de siembra en forma temprana”.
En ese contexto, ambos informes plantearon que el comportamiento de las lluvias de primavera será decisivo. Para la BCBA, “la perspectiva para el inicio de la siembra de soja de primera durante la primavera en las regiones primicia del norte de Buenos Aires y el sur de Córdoba y Santa Fe muestra un escenario con precipitaciones en niveles cercanos a los valores normales”. Pero la BCR apuntó que si se confirman los excesos “pueden resultar en un cambio obligado hacia la soja”, ya que muchos lotes de maíz y girasol podrían retrasarse o directamente no sembrarse.

En el plano de los precios, en la Argentina la posición mayo 2026 de la soja se ubica en 295 dólares por tonelada, un 4,2% más que en la campaña previa, aunque todavía 3,4% por debajo del promedio de los últimos cinco ciclos. La entidad destacó: “Al comparar el precio a cosecha de la soja con el del maíz durante el período de presiembra, se observa que, aunque ambos han experimentado una reducción en comparación con la campaña anterior, el precio de la soja ha recuperado competitividad relativa frente al maíz. Sin embargo, al analizar la relación histórica entre ambos, los precios relativos se mantienen en niveles promedios”.

El mayor desafío está en los costos. El informe señaló: “A nivel doméstico, los fertilizantes nitrogenados exhibieron un aumento interanual del 10,6%, en tanto que los fosfatados mostraron un incremento más moderado del 4,7% frente a la presiembra pasada. En comparación con el promedio de las últimas cinco campañas, los nitrogenados se ubican 2,1% por debajo, mientras que los fosfatados se encuentran 4,6% por encima. En relación con otros insumos estratégicos, los precios del combustible registraron una reducción del 1,4% respecto al ciclo previo y se mantienen 1,5% por debajo del promedio quinquenal. En paralelo, los herbicidas aplicados en soja mostraron un descenso interanual del 16,1%, ubicándose 43,3% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas".
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