Científicos del Laboratorio de la Estación Experimental Pergamino del INTA evaluaron y encontraron “ niveles no recomendables de arsénico, cobre y cromo” en viruta de madera proviniente de aserraderos
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En un trabajo conjunto, investigadores del Laboratorio de la Estación Experimental Pergamino del INTA contribuyeron a identificar riesgos de contaminación con elementos potencialmente tóxicos provenientes del compost. En detalle, los científicos evaluaron distintas opciones de compostaje para la cama de pollo, donde se monitorearon parámetros de temperatura y humedad, composición y presencia de genes de resistencia a antibióticos.
Destacaron que desde el Laboratorio de INTA Pergamino se focalizó en el análisis de los elementos potencialmente tóxicos, como arsénico, cadmio, plomo, cromo, cobre y zinc, en el compost reglamentado por normativa, “encontrándose niveles no recomendables de arsénico, cobre y cromo”.
En este sentido, Ana Di Martino, investigadora del laboratorio del INTA Pergamino, aclaró: “Los niveles de cobre y zinc suelen elevarse en compost elaborados a partir de cama de pollo, que son suministrados como insumos durante la producción aviar. Si bien se comportan como micronutrientes para las plantas, valores demasiado altos podrían resultar fitotóxicos”.

Entre las pruebas realizadas, se encontró un incremento en la proporción de viruta de madera. Di Martino indicó: “Este cambio también generó un aumento significativo en los niveles de arsénico, cromo y cobre, quitándole al compost obtenido la categorización que admite la normativa de Senasa para su uso”.
Además, la investigadora señaló: “En el procesamiento de la madera suelen utilizarse productos para su preservación. La presencia de cobre, cromo y arsénico indicaba, además, que no se trataba de los insumos de origen animal comúnmente utilizados”.
En este contexto, el grupo de investigación sostuvo como hipótesis que el origen de la viruta de madera puede ser la causa, ya que proviene de aserraderos productores de postes que utilizan como preservantes los elementos hallados.
Aclararon que, cuando se incorpora la cama de pollo como enmienda en sistemas productivos —como suele emplearse en la horticultura—, su compostaje bien realizado produce una sanitización que elimina microorganismos patógenos, pero no así los elementos tóxicos encontrados.
Di Martino comentó que, además de este hallazgo, el equipo analizó todo el proceso de compostaje de la cama de pollo y también se estudiaron genes de resistencia a antibióticos.
Por último, recomendaron que, entonces, se debe “ser cautelosos al emplear viruta de madera en las camas de pollo, pudiendo ser utilizada, pero con restricción para aquella que provenga de aserraderos o de madera industrializada".
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