En el congreso de Maizar, Glauber Silveira, director ejecutivo de Abramilho, explicó cómo trabajan las entidades de su país para tener influencia política
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Una de las claves del crecimiento exponencial de la producción agropecuaria en Brasil de los últimos años fue la capacidad de organización que lograron productores y empresas para que sus posturas fueran tenidas en cuenta por el poder político.
En uno de los paneles del congreso de Maizar, Glauber Silveira, director de Abramilho, entidad que agrupa a la cadena del maíz, explicó cómo trabajan cotidianamente para que el agro brasileño tenga influencia política.
“Hace 20 años nos quejábamos de lo mismo que se quejan hoy ustedes: no nos escuchaban”, dijo Silveira. Eso los llevó a dar el primer paso.
Además de la articulación entre entidades municipales, estaduales y nacionales crearon el Instituto Pensar Agro (IPA) en el que confluyen 48 entidades de la actividad y que cuenta con un presupuesto anual de dos millones de dólares provenientes de fondos de las organizaciones del agro.
“Contratamos a los mejores técnicos de Brasil; son más de 30 personas que analizan todos los aspectos importantes del agro, desde los ambientales hasta los laborales y económicos”, explicó el dirigente brasileño. “Vamos a los grandes debates apoyados por un cuerpo técnico que trabaja en forma profesional”, añadió.
El trabajo del IPA se relaciona con el de la bancada rural, un conglomerado de 250 legisladores de diferentes partidos, entre diputados y senadores, que llevan al parlamento brasileño la voz del campo.
“Una vez por semana nos reunimos con 30 o 40 legisladores para analizar los temas del sector”, contó Silveira.
Para ilustrar la importancia de la bancada rural, destacó que cuando el actual presidente, Jair Bolsonaro, ganó las elecciones les preguntó a las entidades agroindustriales quién debería estar a cargo del Ministerio de Agricultura. Así fue que le propusieron a Tereza Cristina, ingeniera agrónoma e integrante de la bancada ruralista, quien dejó hace unos meses su cargo como ministra tras una gestión exitosa.
“Es fundamental la importancia que tienen las instituciones y organizaciones de productores para abrir mercados y responder a los desafíos actuales”, sostuvo Silveira.
“Ahora estamos discutiendo una ley sobre pesticidas y estamos realizando análisis técnicos porque es una conversación pública muy importante”, añadió.
Para Silveira, que es productor agropecuario e ingeniero agrónomo, además de haber presidido entidades como Aprosoja, el IPA más el frente parlamentario es una de las claves por las cuales creció la producción de granos y carnes en Brasil.
En el mismo panel disertó Federico Zerboni, vicepresidente de Maizar, quien repasó la situación de la Argentina. Señaló que apenas el 8% de los legisladores nacionales tienen alguna vinculación con el campo, aunque destacó que entre ellos no hay coordinación en relación con los temas que interesan al agro. “Tenemos que trabajar en eso”, señaló.
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