Le sucedió a la firma Globoaves, de Villa del Carmen, San Luis, donde se quemaron 11 galpones, cuya estructura costó en total cerca de US$5.000.000
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En octubre de 2020, durante la estricta cuarentena, un incendio destruyó once galpones de una firma de la localidad de Villa del Carmen, en San Luis, donde murieron alrededor de 60.000 gallinas y pollos. Daniel Cañizares, presidente de la empresa afectada, Globoaves, en ese momento estimó pérdidas superiores a los US$1,2 millones. Sin embargo, la reinversión por la estructura fue de alrededor de US$5.000.000, sumado a la recompra de animales por US$400.000. El incendio, aparentemente intencional, se propagó desde Córdoba hacia San Luis, alimentado por vientos de 120 km/h. Las llamas devastaron la granja, que había enfrentado un concurso preventivo hacía solo dos años. Hoy, en la empresa prevén producir 90 millones de huevos fértiles.
La inversión por cada galpón oscila los US$500.000 para su reacondicionamiento, en tanto, la inversión en la compra de animales rondó los US$400.000. Si bien no hubo una investigación al respecto, se cree que el incendio se originó de manera intencional. Comenzó detrás de las sierras de Córdoba y los vientos que se registraron en más de 120km por hora, los llevaron hasta San Luis. El fuego dentro del galpón se originó por la caída de una palmera prendida sobre las cortinas del galpón. “Todos los animales se prendieron fuego”, relató.

En 2018, la firma había entrado en concurso preventivo ocasionado por la devaluación de ese año. “Fue una pérdida muy grande y nos costó muchísimo volver. Por eso, todavía, a cuatro años, nos queda recuperar un galpón de los 11 que se quemaron en su momento; nos queda proyectado para terminarlo en el segundo semestre de este año. Tenemos comprados muchos implementos de los que van ahí adentro. Hay que agarrar la obra y hacerlo. Con eso, recuperaremos el total de la producción que teníamos antes del incendio. Teníamos casi 800.000 animales entre machos y hembras. Hoy tenemos alrededor de 700.000, un 95% de lo que teníamos.. No es poco después de todo lo que pasó”, señaló. La firma perdió el 30% de la producción total.
Antes de entrar a concurso, la firma compraba un lote de 60.000 gallinas ponedoras por mes, cuando sucedió el concurso se redujo el ritmo. De a poco, fueron recuperando los niveles productivos: en julio compraron el último lote y en marzo se prevé que la producción llegue a los 12 lotes de animales. Así, podrán recuperar el total de los animales, con un stock exportable. “Hemos logrado recuperar el nivel de producción y confiabilidad. Hoy estamos muy demandados en el mercado interno, tanto para huevos, como para pollitos. El compromiso que hay en el mercado es importante”, precisó.

En un 50%, la firma se dedica a la producción de huevo fértil, el otro porcentaje lo vende como pollitos. Exportan el huevo fértil a otros mercados del exterior como México, Venezuela, Paraguay, Perú y ahora se está abriendo Bolivia. El empresario señaló que a pesar de la pandemia, el mercado no era malo. “Eso nos permitió recuperarnos bastante rápido. Hoy estamos en una situación mucho mejor que el día anterior al concurso. Pudimos recuperarnos todos, tanto el mercado interno, empezamos a exportar y hoy somos reconocidos a nivel internacional por la calidad del huevo fértil”, precisó. De acuerdo con los datos del Centro de Procesadoras de Empresas Avícolas (CEPA) el consumo de pollo per cápita fue de 47 kilos en el 2024.
La situación económica del país y los costos de los insumos importados también jugaron un papel crucial. “Nosotros prácticamente vendíamos todo en el mercado interno, pero el 65% de los componentes de los costos están dolarizados. Nos aumentaron los costos y hasta que nos pudimos reacomodar, lo podíamos hacer, pero en aquel momento con la AFIP (Hoy ARCA) si dejabas de pagar un aporte y contribuciones de seguridad por los empleados, te embargaban la cuenta”, planteó. Según añadió, intentaron solucionar el problema en la exAFIP presentando un plan de pagos, pero no fueron tomados en cuenta. A partir de esta situación, entraron en concurso en 2018. A esto se le sumó, el incendio en los 11 galpones.
“No tuvimos acceso al crédito, y todo se hizo a pulmón. La gente que trabaja con nosotros se puso la empresa en el hombro y decían que si no nos salvábamos nosotros, no la salvaba nadie. Todos los días hacíamos un poquito más; lo hicimos entre todos. Proveedores y clientes nos dieron una mano, alargando los plazos de pago. Esto nos permitió ir armando una caja y salir adelante”, mencionó. El mercado ha posibilitado el repunte de la firma.


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