Nelson Illescas, coordinador de Estrategia y Contenido del Grupo de Países Productores del Sur - GPS, y Manuel Otero, director del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) coincidieron sobre este tema en una jornada en la Cámara de Diputados
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En un escenario global inestable motivado por los cambios en la geopolítica y los nuevos estándares ambientales unilaterales, referentes de la agroindustria latinoamericana se reunieron con el fin de debatir la importancia del sector agropecuario en la región. La fragmentación económica y la creciente tensión entre Estados Unidos y China están redibujando las reglas del comercio agropecuario. Se multiplican las barreras para los países agroexportadores del sur. Sin embargo, se abre también una ventana estratégica: la región es “clave en la producción y el comercio de alimentos, energía y minerales”, con un diferencial potente: es una “región de paz”.
Nelson Illescas, coordinador de Estrategia y Contenido del Grupo de Países Productores del Sur - GPS, y Manuel Otero, director del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), coincidieron en resaltar la importancia estratégica del agro en Sudamérica. Fue en la Segunda Cumbre Sudamericana Global, en la Cámara de Diputados, organizada por la Fundación Barbechando y otras entidades del sector.
Ambos destacaron que la región tiene un papel clave en la producción y comercio global de productos agropecuarios, pero enfrentan desafíos significativos que requieren una acción coordinada y una transformación hacia prácticas más sostenibles e innovadoras.
Illescas observó que la región posee ventajas clave, por lo tanto, eso abre una oportunidad para que América Latina se convierta en un proveedor “confiable y sostenible” de recursos estratégicos. Advirtió que se requiere una “agenda proactiva” que fortalezca el comercio, atraiga inversiones y genere cooperación regional. Destacó que el sector agropecuario debe entenderse como un “activo estratégico” que aporta soluciones a los problemas globales, no como un factor de conflicto.
El experto destacó que la estrategia de posicionamiento que propone GPS se sostiene sobre tres pilares: “modernización y cooperación agrícola con Occidente”, atracción de inversiones desde “países petroleros” y expansión comercial hacia Asia. En el primer caso, el acuerdo Mercosur-Unión Europea se presenta como una herramienta esencial, no solo por su capítulo comercial, sino por los pilares de cooperación e inversiones. Esta relación permitiría “convergencia regulatoria” en estándares, trazabilidad, bioeconomía y tecnologías verdes, facilitando el acceso a mercados premium.
Por otra parte, el director del IICA remarcó la creciente relevancia que está teniendo Sudamérica en la producción agropecuaria, que actualmente representa el 8% del total mundial, y tiene una proyección de aumento al 30% para 2050. Subrayó que la región lidera en la producción de productos clave como soja, maíz, carnes, biocombustibles y frutas, lo que refleja su potencial de convertirse en un actor estratégico global.
Resaltó que Sudamérica no solo es un productor clave, sino también un “sumidero de carbono” y un “contribuyente al planeta” a través de sus bosques tropicales y recursos hídricos. “Estamos sometidos a mensajes negativos sobre la agricultura; todavía hoy en pleno siglo XXI están insistiendo en el agricultor como latifundista y terrateniente, conservador que le da la espalda a la innovación, es mentira. Tenemos que estar unidos y esta nuevamente es la oportunidad para decir que hay otra agricultura”, precisó.
Otero también mencionó que “la región enfrenta retos significativos”, como la baja productividad comparada con las economías desarrolladas y problemas en los suelos tropicales, por lo que se pone en riesgo la sostenibilidad de la agricultura. A pesar de estas dificultades, destacó el director del IICA, surge la necesidad de integrar tecnologías como la biotecnología, la inteligencia artificial y la agricultura digital para mejorar la productividad.
“Sudamérica tiene que llevar adelante otras banderas y no la del agro que le da la espalda a la gente del futuro, el agro responsable de la crisis climática, cuando se sabe que el 73% de las emisiones de gases de efecto invernadero vienen del sector de energías fósiles. Tenemos que estar unidos y defender racional y agresivamente nuestra verdad”, sintetizó.
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