En el Congreso CREA, Florencia Calvente advirtió sobre los riesgos financieros y señaló las mejores herramientas para cuidar la rentabilidad; Matilde Bunge destacó la importancia de anticiparse y trabajar en red
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“Nunca navegamos en el mar que queremos”. Fue una frase que se repitió en Tecnópolis, donde se desarrolló el Congreso CREA 2025 bajo el lema “Viví la energía transformadora”. Allí, en el panel “Debates financieros en el agro, planificación para el futuro”, se pusieron sobre la mesa estrategias y herramientas para que las empresas agropecuarias puedan enfrentar un escenario de volatilidad económica y política.
Florencia Calvente, jefa de investigación macroeconómica y análisis de riesgo de Conosur Inversiones, fue una de las voces escuchadas. “Estamos viviendo momentos convulsionados, donde se empieza a cuestionar la sostenibilidad del esquema cambiario y al mismo tiempo se pone en duda la capacidad de pago de los bonos soberanos”, advirtió.
Según la economista, este doble frente impacta de lleno en el agro porque es un sector “que combina ambas monedas, tanto en ingresos como en egresos, que analiza alternativas de financiamiento y toma decisiones de inversión de corto y largo plazo”. Frente a ello admitió que la volatilidad dificulta la toma de decisiones.

Respecto del dólar, Calvente señaló que el actual esquema de bandas cambiarias “se mantiene bajo presión”. Aunque el Gobierno insiste en sostenerlo al menos hasta las elecciones, la continuidad dependerá tanto de los resultados como de las condiciones macroeconómicas al llegar a esa instancia.
Otro factor crítico es la evolución de las tasas de interés. Hoy existe, dijo, una relativa estabilidad tras los cambios en la política monetaria, pero siguen siendo “prohibitivas en términos reales”.
Ante este panorama, la especialista recomendó a las empresas del agro “priorizar la eficiencia, no solo productiva, sino también financiera y administrativa, para proteger los márgenes de rentabilidad en todos los escenarios posibles”.
En su visión, la clave pasa por armar estrategias de cobertura y contar con asesoramiento especializado porque en contextos altamente volátiles es donde más valor tiene un asesor financiero de confianza para debatir escenarios, alternativas y riesgos.
Para la gestión de liquidez, Calvente sugirió carteras conservadoras y de muy corto plazo. “Hoy estamos posicionados en instrumentos de tasa fija emitidos por el Gobierno, de corto vencimiento, similares a un plazo fijo, con tasas mensuales en torno al 4%”, detalló. Ese mix, dijo, puede complementarse con fondos comunes de inversión tipo Money Market, que siguen capturando tasas atractivas.
En financiamiento, la economista recomendó anticiparse. “Presentar una carpeta en una SGR es una excelente decisión porque permite salir rápido al mercado cuando se abren ventanas de oportunidad”, destacó. En la Argentina, subrayó, dos semanas de demora en un análisis de riesgo pueden significar perder la ocasión.
Explicó que en contextos de tasas en baja el descuento de cheques suele reaccionar primero, mientras que los bancos se acomodan más lentamente. “Estar preparados permite elegir la mejor alternativa y no quedar atrapados en la espera”, sostuvo.
En cuanto al ahorro en dólares, identificó oportunidades en deuda corporativa. “Compañías energéticas con buen perfil de pago han demostrado solidez incluso en contextos de estrés soberano”, señaló. No obstante advirtió que la clave está en evaluar la liquidez de esos instrumentos para calzar vencimientos según las necesidades de cada empresa.
Sobre bonos y acciones, Calvente fue cauta. “Hoy priorizamos preservar el capital; destinamos este tipo de inversiones a perfiles más agresivos por la volatilidad que presentan”, explicó. Aun así, consideró que dentro del universo accionario, el sector energético es lo más conservador y el bancario lo más expuesto.
Experiencia CREA
Más allá de las herramientas financieras, Matilde Bunge, productora agropecuaria, bióloga y exvicepresidenta de CREA, aportó una visión práctica desde la gestión empresaria. Recordó una frase atribuida a Eisenhower: “Los planes no sirven para nada, pero el planeamiento lo es todo”.
En su empresa, detalló, trabajan con escenarios que incluyen precios de commodities, tipo de cambio, inflación y tasas de interés. “Eso permite anticipar posibles decisiones frente a la evolución de las variables y evitar decidir en caliente en contextos de alta volatilidad”, explicó.

Bunge también destacó la importancia de gestionar liquidez. “Con cierto nivel de liquidez en tiempos de incertidumbre se pueden capturar oportunidades”, sostuvo, y agregó que diversificar herramientas de financiamiento o inversión resulta esencial.
“Tener actualizada la carpeta bancaria, una cuenta comitente en el mercado de valores o acceso a distintos instrumentos nos da flexibilidad”, afirmó. En ese sentido, subrayó que la diversidad es una protección frente a escenarios cambiantes.
Además, puso en valor la pertenencia a una red como CREA. “No es lo mismo tomar decisiones en soledad que hacerlo compartiendo experiencias, datos y conocimiento con otros productores. La incertidumbre no desaparece, pero aparece una red de contención muy valiosa”, indicó.
Bunge reconoció que su formación no era financiera, pero que encontró en el intercambio dentro de CREA una herramienta para profesionalizar la gestión. “Soy bióloga, no había visto un número económico hasta que me acerqué a CREA para manejar la empresa. Ese aprendizaje colectivo es clave”, confesó.
En síntesis, tanto Calvente como Bunge coincidieron en que la coyuntura exige cautela, planificación y eficiencia. El contexto puede ser incierto, pero las herramientas para enfrentar la volatilidad están disponibles.
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