Las razones detrás del cierre de Metalpar, que despedirá a 600 empleados
Caída abrupta de la demanda y mano de obra intensiva: el combo letal en el que estaba inserta la fábrica de carrocerías Metalpar terminó en el cierre de la planta y de las oficinas, por lo que despedirá alrededor de 600 personas.
Así lo confirmaron desde la Asociación del Personal Profesional y Jerárquico, que contaba con 50 empleados dentro de la compañía. Fuentes del gremio también indicaron que, dentro de Metalpar, había alrededor de 500 trabajadores que pertenecen al Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata, que ante la consulta de este diario prefirió no hacer comentarios sobre la situación) y 50 más a la Asociación de Supervisores de la Industria Metalmecánica (Asimra).
Como es un sector poco automatizado, depende mucho de una mano de obra intensiva que es muy difícil de achicar en períodos más contractivos para la demanda, explican quienes conocen la industria, ya que hay especialidades como la del chapista o el soldador que no se vuelven a tomar tan fácilmente.
En 2018, comparado con 2017, los patentamientos de vehículos pesados -que incluye buses y camiones- descendieron 20,9%, según la Asociación de Concesionarios de la República Argentina (Acara). Después de algunos años con caída de la demanda y suspensiones, Metalpar decidió bajar la persiana.
Por el momento, los empleados de la firma aseguran que la mayoría están suspendidos y esperando el telegrama de despido. La compañía les informó que les pagarían el 100% de la indemnización, dicen.
La empresa es propiedad en partes iguales de una familia empresaria chilena, los Paredes, y del grupo brasileño fabricante de carrocerías Marcopolo. Cuatro de cada diez colectivos que circulan por la ciudad de Buenos Aires -que son casi 10.0000 unidades- hoy tienen carrocerías Metalpar, según cuenta Matías Labate, creador del blog especializado Ciudad de Bondis. Los competidores de la compañía son, entre otras, Todo Bus y Ugarte.
Empleados del área administrativa de la firma aseguran que la incertidumbre arrancó en 2016. Si había que renovar un contrato, se optaba por no hacerlo, y también había suspensiones. En 2018 hubo trabajadores suspendidos durante 40 días de corrido, que cobraban el 60% de su sueldo.
"Ya empezamos el duelo hace rato", dice uno de los despedidos. Le informaron por WhatsApp lo que ocurría y todavía espera el telegrama y que le digan cuándo podrá cobrar su indemnización.
Colectivos, en problemas
El problema de Metalpar inicia en la demanda: los empresarios de colectivos urbanos. Por un lado, desde el 1 de enero de este año el Gobierno Nacional traspasó los subsidios a las provincias, y varias de ellas ya aclararon que los usuarios deberán aportar una parte de ese monto que ahora tendrán que poner con sus recursos, a través de aumentos en el boleto.
Por el otro, si bien aumentaron las tarifas de transporte, por la caída de la actividad económica no hay suficiente demanda para compensar la baja de subsidios, explica el consultor especializado en transporte Rafael Skiadaressis. La devaluación, dice, fue otro golpe para las compañías de colectivos, ya que encareció insumos.