
Defender una idea con la que no se acuerda
Por indicación de uno de sus superiores, un ejecutivo debe sostener una posición con la que no se encuentra de acuerdo, ¿cómo hacer equilibrio en esas situaciones límite?
En empresas de cierta envergadura, donde la organización incluye un sistema de reporte matricial, un ejecutivo puede encontrarse en una posición en la que debe sostener una postura por indicación de alguno de sus superiores matriciales, pero con la que no está de acuerdo.
Se trata de una circunstancia que requiere una adecuada dosis de equilibrio, ya que es necesario exponer una posición, las ideas, el proceso de implementación y sobre todo el compromiso personal aun cuando quien lo haga este convencido de que no es lo que hay que hacer.
Valga la aclaración respecto de que estamos pensando en un contexto en el que la idea o posición no implica una claudicación a cuestiones legales o de ética, ya que ése es un límite no aconsejable de transgredir.
La primera cuestión que recomendaría en este caso es dejar aclarado de manera explícita respecto del mandato que se debe defender, la posición personal, ya que de esta manera se evitan discusiones posteriores y la relación con el superior queda adecuadamente puesta sobre la mesa.
Por otra parte, hay que entender que en las organizaciones, el intercambio de ideas tiene consecuencias y que la mayor parte del tiempo, implica que una vez acordada una dirección determinada, comienza la etapa relevante de la implementación de la misma, lo cual como se señala al comienzo requiere un compromiso personal en la puesta en marcha de manera exitosa. Esto, en buen castellano, significa esfuerzo en evangelizar a todos aquellos que deben participar con su trabajo en llevar a cabo la cuestión sobre la que finalmente se acordó.
Y, ¿qué sucede si en el transcurso del proceso la persona que dio la instrucción es reemplazada por otra que sostiene una idea diferente, y que es parecida o igual a la de la persona que debió acatar la directiva? Se procede a analizar y acatar esta nueva directiva con el mismo entusiasmo que la anterior. No se trata de un caso de obediencia debida corporativa. Se trata simplemente de una actitud práctica.
Asimismo, es necesario entender que si la decisión de la que se participó resulta una buena decisión la vida laboral debería continuar con toda normalidad. Pero siempre hay "peros", en caso que los resultados resulten insatisfactorios, no existe ninguna posibilidad de recurrir al "yo te dije". Se participa del evento corriendo la suerte del mismo. En todo caso quedaría –aunque no lo recomiendo– la posibilidad que en la próxima discusión se sostenga con un énfasis mayor una posición en función de no haber sido escuchado anteriormente.