El ejemplo de Mujica
Es sorprendente escuchar a alguien con los antecedentes de José Mujica en su discurso inaugural como presidente del Uruguay, el 1° de marzo último, aunque también he sentido la misma sensación en otros mensajes anteriores. Me gustaría que el eco de sus palabras reverbere también de este lado del Río de la Plata. Vamos a tomar algunas ideas de ese discurso y sólo haré cortos comentarios pues el texto habla por sí mismo, pero es bueno poder analizarlo entero.
Tornillos y Tuercas
"Me estoy imaginando el proceso político que viene, como una serie de encuentros, a los que unos llevamos los tornillos y otros llevan las tuercas... Puede ser que el gobierno tenga más tornillos que nadie, más tornillos que el Partido Nacional, más que el Partido Colorado, más que los empresarios y más que los sindicatos... ¿Pero de qué nos sirven los tornillos sueltos, sin las tuercas?"
Esta idea es central en Mujica, no pretende imponerse a los demás partidos, sino construir una democracia, con toda la paciencia que ello puede implicar. Porque sabe que no tiene toda la verdad, necesita el complemento de los otros, para construir la verdad completa y una política duradera.
"De verdad queremos transformar la realidad. De verdad queremos terminar con la indigencia. De verdad queremos que la gente tenga trabajo. De verdad queremos seguridad para la vida cotidiana. De verdad queremos salud y previsión social bien humanas. Nada de esto se consigue a los gritos."
Sabe que las utopías hay que bajarlas a la realidad y que no se pueden imponer autoritariamente, sino convenciendo con la razón, con explicaciones, corrigiéndose si hace falta.
"Los temas de Estado deben ser pocos y selectos... cuatro asuntos: educación, energía, medio ambiente y seguridad. Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación y educación. ¿A qué cosas vamos a renunciar, para darle recursos a la educación? Con cuántos «no» habrá que pagar el gran «sí» a la educación."
No deja que la coyuntura y el corto plazo lo saquen del camino de las grandes políticas de Estado. También es muy realista al saber que hay que renunciar a algunas cosas para hacer otras cosas más importantes o prioritarias. La idea de poder hacer todo al mismo tiempo es de niños y lleva a la frustración y al desencanto.
Macroeconomía ortodoxa
"Una macroeconomía prolija es un pre requisito para todo lo demás. Seremos serios en la administración del gasto, serios en el manejo de los déficit, serios en la política monetaria y más que serios, perros, en la vigilancia del sistema financiero. Permítanme decirlo de una manera provocativa: vamos a ser ortodoxos en la macroeconomía. Lo que vamos a compensar largamente, siendo heterodoxos, innovadores y atrevidos en otros aspectos. En particular, vamos a tener un estado activo en el estímulo, a lo que hemos llamado El país agro inteligente."
Es fundamental tener un país ordenado en su macroeconomía y no cada ocho o diez años tener una crisis espectacular y una montaña rusa en la inflación, las tarifas, el tipo de cambio, con los efectos de una mayor pobreza estructural, causada por estos fogonazos macroeconómicos. En la Argentina hemos pasado de un 8 % de pobreza, al iniciarse la democracia, hasta alcanzar en la actualidad un 35%, con picos de hasta 56 % en los momentos críticos como en 2002.
No repetir los errores económicos del pasado
"No queremos repetir errores del pasado. En particular no queremos que nos vuelva a pasar lo que ocurrió entre los años 50 y 70, cuando la sociedad desperdició enormes recursos, en la quimera de industrias imposibles. Ya una vez quisimos ser antárticos y producirlo todo fronteras adentro. Nos fue mal, muy mal. Sería criminal no aprender de aquellos dolores y volver a una economía enjaulada y cerrada al mundo. Y si vamos a ser proactivos en ciertas dimensiones de la economía productiva, vamos a ser el doble de proactivos en la búsqueda de una mayor equidad social."
Querer hacerlo todo en la "economía enjaulada", la economía cerrada, también es un defecto nuestro, con la conclusión que no somos competitivos en nada. Hasta el mercado internacional de carne que ostentaba la Argentina lo hemos perdido en manos de Brasil.
El sector público y sus privilegios
"La sociedad uruguaya ha sido benévola con algunos de sus servidores públicos y casi crueles con otros. Ha permitido que, funciones sencillas, que no requieren esfuerzo ni preparación, se paguen en algunas oficinas diez veces más de lo que recibe quien realiza un trabajo imprescindible y duro, como un policía o un maestro rural... Del mismo modo la sociedad uruguaya ha protegido a sus servidores públicos mucho más que a sus trabajadores privados. Recordemos que en la crisis de 2002 y 2003 casi 200.000 personas perdieron su trabajo y ninguna fue un funcionario público. Se estima que otras 200.000 sufrieron rebajas en sus salarios y todos fueron trabajadores privados. Esta es la madre de todas las reformas. No deberíamos permitir que esa madre nos siga esperando."
Esperemos que tenga éxito en esta "madre de todas las batallas", contra los privilegios del sector público, que en la Argentina, son aún más crueles que en Uruguay. Esta debe ser una política de Estado, de todos los partidos que quieran que la principal empresa del país, el Estado, funcione. Si el Estado no funciona bien, ágilmente, ninguna empresa o actividad del país puede funcionar bien, y el país menos.
Ser agradecido con el presidente anterior
"Este gobierno que empieza, no lo ganamos, sino que lo heredamos. Porque la principal razón de mi llegada a la presidencia es el éxito logrado por el primer gobierno del Frente Amplio, encabezado por el doctor Tabaré Vázquez. El y sus equipos han hecho un gran trabajo: les digo muchas gracias en nombre de 3 millones de uruguayos."
No ser agradecidos es un gran defecto de muchos argentinos, o por lo menos, somos lentos para el agradecimiento. La humildad es algo que vamos a aprender a la fuerza.
Habría muchos otros puntos importantes del mensaje de Mujica para tratar, pero quizá lo más importante ahora es admirarlo por lo que dijo, que es mucho, y desearle que lo pueda llevar a la práctica tal como lo dijo. Deseamos vivamente que este discurso se haga realidad.