Es necesario frenar los despidos para evitar una mayor crisis social
Declarar la emergencia ocupacional, prohibir los despidos sin causa y establecer la doble indemnización es una imperiosa necesidad para la Argentina de hoy. Un mercado laboral que no crea empleo, que tiene el 50% de su población en situación de informalidad, un 34% de pobres y un 60% de los hogares con dificultades para llegar a fin de mes, es un mercado laboral en emergencia.
En ese contexto se debe ubicar la necesidad de una política que frene despidos con el objeto de evitar la profundización de la crisis social. Se ha dicho que una norma de esta naturaleza impediría la creación de empleo. Falso. Entre 2002 y 2007 rigió la doble indemnización y sin embargo se crearon cerca de tres millones de puestos de trabajo. Se creó empleo porque creció la actividad económica. Hoy estamos ante la destrucción de puestos porque la política puesta en marcha por el Gobierno ha colocado a la economía en recesión.
La segunda mentira oficial fue decir que en el lapso del último año se crearon 60.000 puestos de trabajo. Este dato se basa en oscuras fuentes informativas de funcionarios que parecen haber olvidado el reclamo de transparencia que le hacían a la gestión anterior. No es posible establecer la procedencia de los números que justificarían las afirmaciones hechas por el Presidente. Ni la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, ni el Ministerio de Economía, ni la AFIP han publicado datos de 2016 referidos al empleo. La Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo solo considera la evolución -hasta marzo-, de los trabajadores registrados de empresas de más de diez personas, de algunos centros urbanos, sin considerar ni al sector primario ni al público.
Además, el Gobierno hizo trampa al presentar la información, ya que si la mensualizamos con su misma y precaria metodología, la comparación noviembre 2015-marzo 2016 indica la destrucción de 26.000 puestos. Prohibir el despido sin causa es una herramienta necesaria en un contexto en el que se superan los 100.000 casos en el sector público y hay cada vez más en el privado; en un contexto donde los salarios han perdido 15% en términos reales y en el cual se han generado un millón de pobres más. Prohibir los despidos sin causa es una herramienta eficaz si es que hay intención de replantear la situación vigente y relanzar la actividad productiva. No lo es para aquellas estrategias que entienden que la recesión es el modo de domesticar los precios y que el desempleo es el modo de disciplinar las demandas de los trabajadores.
El autor es economista y dirigentede Unidad Popular
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