En 42 de los últimos 49 años hubo más argentinos que viajaron al exterior que extranjeros que llegaron al país
Este año el rojo sería de entre US$7000 y US$9000 millones; el déficit, como porcentaje del PIB, es similar al de Brasil
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CÓRDOBA.- Este 2025 no será una excepción, todo lo contrario. El turismo, una de las actividades con mayor potencial para generar dólares y empleo en la Argentina, arrastra desde hace décadas un desequilibrio estructural que presiona sobre las cuentas externas. La balanza comercial turística fue deficitaria en 42 de los últimos 49 años, un comportamiento persistente que convierte al sector en un factor de salida neta de divisas, incluso en períodos de fuerte ingreso de visitantes extranjeros. Entre 2016 y 2024, el déficit promedio anual rondó los US$3000 millones, equivalente a 0,54% del PIB, una proporción elevada en una economía crónicamente escasa de dólares, según un trabajo de Argendata, un proyecto del think tank Fundar.
Este año, según el Ieral, la salida de dólares por turismo emisivo estaría entre US$11.000 y US$13.000 millones, con un saldo negativo de entre US$7000 millones y US$9000 millones.
La Argentina gasta sistemáticamente más en turismo emisivo -viajes de residentes al exterior- que lo que logra captar por turismo receptivo, una dinámica que se profundiza cuando el tipo de cambio real se aprecia y el país se encarece en dólares. “La balanza turística argentina ha sido deficitaria en la mayor parte de su historia reciente, reflejando una alta propensión de los residentes a viajar al exterior”, señala el informe elaborado por Daniel Schteingart, Carola della Paollera y Joan Vezzato.
El turismo emisivo llegó a representar cerca del 9% de las importaciones totales de bienes y servicios, una participación mayor a la de países limítrofes como Uruguay (6,3%), Bolivia (6%), Brasil (5%), Paraguay (4,4%) y Chile (2,3%) . A nivel global, la Argentina ocupa el puesto 23 sobre 191 países en el ranking de participación del turismo emisivo en las importaciones totales.

El gasto del turismo emisivo presenta desafíos para la balanza comercial del país: en el período 2016-2019, el ratio llegó a representar el 13% y el pico histórico de los últimos 30 años fue 2002, con el 17% de las importaciones totales.
A nivel global, el mayor superávit turístico relativo al PIB corresponde a países pequeños especializados en la actividad, como Macao, Andorra, Maldivas y Aruba; donde el superávit turístico excede el 50% del PIB. Entre aquellos de más de un millón de habitantes con mayor superávit turístico sobre el producto destacan Croacia (15%), Georgia (11%), Jordania (7,7%) y Grecia (6,7%). En el extremo opuesto están Ucrania (-5,8%), Noruega (-1,8%), Bélgica (-1,8%) y Alemania (-1,2%).
El déficit turístico de la Argentina como porcentaje del PIB es similar al de Brasil. Si bien ambos países tienen grandes atractivos naturales, sufren la lejanía a los grandes centros de consumo globales, condición que limita el desarrollo del turismo receptivo.
Bajo gasto por visitante
A pesar del rojo en el balance, el turismo tiene un peso relevante en la economía real. Si se mide el gasto directo asociado a la actividad, el PIB turístico representa alrededor del 1,7% del total, una participación baja en términos internacionales, pero con fuerte efecto multiplicador sobre sectores como gastronomía, transporte, hotelería y servicios culturales. El año pasado generó casi US$5000 millones en exportaciones, ubicándose como el sexto complejo exportador del país, por encima de actividades como la pesca o el girasol.
El país capta apenas el 0,29% de los ingresos mundiales por turismo receptivo, pese a recibir cerca del 0,4% de los visitantes internacionales. La diferencia se explica, en buena medida, por un gasto promedio por persona relativamente bajo, estimado en US$751 por viaje, frente a más de US$1000 en países como Brasil o Colombia.
Otro rasgo estructural es la alta concentración territorial del turismo receptivo. Según Argendata, el 59% de los turistas internacionales elige CABA. Muy por detrás, es seguida por Mendoza (6%), Bariloche (5,8%), El Calafate, Puerto Iguazú, Ushuaia, Salta, Córdoba, Rosario y San Martín de Los Andes. Estos diez destinos representan el 91% de las pernoctaciones de extranjeros. En contraste, la diversificación de destinos es notablemente mayor en el turismo interno. Allí, los diez principales destinos representan el 58% del total.
Las actividades vinculadas al turismo emplean a alrededor de 1,2 millones de personas (5,5% del total). En destinos altamente especializados, como Bariloche o Puerto Iguazú, ese nivel llega al 30%.
Para los autores del trabajo, el principal desafío no es aumentar la cantidad de turistas, sino mejorar la capacidad del sector para generar divisas netas: “El problema del turismo argentino no es de volumen, sino de eficiencia macroeconómica”, resume el informe. Sin una estrategia que combine tipo de cambio competitivo, conectividad, diversificación de destinos y aumento del gasto promedio, entienden que seguirá funcionando más como una vía de salida de dólares que como un aporte sostenido a la estabilidad externa.






