Entrevistados que preguntan demasiado
Los jóvenes que buscan trabajo llegan con nuevas demandas y suelen no ser entendidos por otras generaciones
"¿Los viernes, se trabaja hasta el mediodía? ¿La empresa tiene gimnasio en el edificio? ¿Puede ser que me dijeron que hay sala de relax y música? Quería comentarte que si llego a ingresar, tengo un viaje confirmado en dos meses. Sé que el horario es de 9 a 18, pero los martes a las 15.30 estoy haciendo un curso."
Estas y tantas otras demandas similares. La nueva generación las realiza en la primera entrevista que tiene en una organización o con una consultora; para ellos es igual. Es muy común escuchar a los gerentes decir que no entienden cómo un candidato que está interesado en ingresar a la compañía puede hacer estas preguntas. A él jamás se le hubiese ocurrido. La primera reacción que tienen muchos gerentes indica una cosa: falta de compromiso. "¿Cómo puede hacer estas preguntas? ¿Trabajar menos los viernes? ¡Qué equivocado! A su edad yo me quedaba hasta las 21 en el trabajo."
Esta generación pone sobre la mesa nuevos valores. Quizá algunos de ellos formaron parte de nuestro inconsciente y ni aún hoy los podemos traer al consciente. Tenemos que poder modificar los recursos propios e internos con los que evaluamos a los entrevistados. Si seguimos usando los mismos parámetros con los que nos evaluaron a nosotros será muy difícil conseguir los talentos que buscamos. Es difícil aceptaruna mirada diferente y entender que no tiene que ver con la falta de compromiso, el esfuerzo laboral, no apostar a hacer carrera o no entender que se debe dejar la vida cada día de trabajo. La cuestión es otra.
El esquema con que esta generación encara la vida es más completo y único. El trabajo es un desprendimiento más de la vida en sí misma. Esperan poder disfrutar en la oficina y que la oficina sea una continuación que incluya y acompañe los otros aspectos que integran el día a día. Por eso tratan de entender desde el primer momento cómo la dimensión trabajo podrá ser parte de su vida.
Si les diéramos la oportunidad de entrevistarnos seguramente nos preguntarían: "¿Es necesario quedarse hasta las 21, intentar ir a un partido de fútbol al que jamás llegarán porque es a las 20, buscar cada año anotarse en clases de canto, pintura o fotografía, discutir con parejas la llegada tarde cada día a casa?"
La propuesta no es decir no a las responsabilidades sino animarnos a abrir la mirada sobre una nueva generación que llegó para quedarse.