Internet le da una mano a los emprendedores

Un festival de cine independiente en la costa uruguaya, un documental con más de 200 bailarines afro que bailan en las calles porteñas o la edición de un disco de piano cuyos interpretes son niños de 7 a 15 años son algunos de los casos de éxito que fueron financiados por plataformas argentinas de crowdfunding o financiamiento colectivo.

La idea atrapa y el mecanismo es simple. En primer lugar, el autor de un proyecto presenta la idea. Luego, en caso de que los sitios den el visto bueno, se publica el contenido en la Web y durante un plazo de tiempo se intenta recaudar un monto de dinero que permita darle vida a la iniciativa. En caso de éxito, los usuarios obtienen una recompensa, que se determina por la envergadura de su aporte mientras que las sitios se quedan con alrededor de un 5% del total recaudado. Los canales de pago se llevan otro 5%. Si el proyecto fracasa porque no se llega a recaudar el dinero necesario, se devuelven los fondos a los usuarios del sitio y nadie cobra comisión.

La fórmula de financiarse a costo cero con el aporte de usuarios atraídos por una idea innovadora abre puertas a emprendedores creativos, a los que muchas veces se les dificulta el acceso al crédito inicial.

Hay lugar para todos: desde musicales, películas, arte, tecnología, diseño, servicios hasta marcas de ropa, entre otros.

Quien comenzó con la idea fue la start-up norteamericana llamada Kickstarter, que en 2011 facturó alrededor de 100 millones de dólares y ya dio vida a más de 15 mil proyectos desde su fundación, en 2009. Sin embargo, menos de la mitad de las iniciativas presentadas en el sitio logran recaudar los fondos y finalmente llevarse a cabo.

Entre las plataformas locales que se inspiraron en la versión norteamericana están Ideame, Groofi y Proyectanos. Ninguna tiene más de un año de vida, pero prometen abrir un nuevo segmento dentro del área de financiamiento, un talón de Aquiles que suele ser difícil de resolver para emprendedores que dan sus primeros pasos.

En el sitio Idea.me ya se cerraron con éxito más de 20 proyectos. Fueron los primeros en saltar a escena en agosto del año pasado, también funcionan en otros países de la región. En su Web se incubó el proyecto Piedra Libre, un documental dirigido por dos jóvenes argentinas sobre música afro que también cuenta con apoyo de las Abuelas de Plaza de Mayo y de la Secretaría de Derechos Humanos.

Todo tiene un límite. Como máximo, recomienda la responsable de comunicación de Ideame Pía Geudice, los proyectos deben pedir 5000 dólares para contar con mayor probabilidad de éxito. "Estamos recién en una etapa inicial, donde necesitamos que tanto amigos como familiares de los fundadores ayuden a publicitar los proyectos en Internet", sostiene.

Uno de los proyectos publicados que está hoy en el sitio se llama "Mamá soy gay" y cuenta con el récord de visitas desde la inauguración. La autora del proyecto se propone filmar cortos que reproduzcan con humor reacciones que generaron distintas personas al decir "soy gay". Por la página ya pasaron más de 80 iniciativas y hoy tiene 19 propuestas activas.

En otro sitio llamado Groofi, el objetivo es conseguir crédito y generar valor. "Queremos tender un puente entre la creatividad y el financiamiento", dice Martín Biercamp, CEO de Groofi, el sitio que impulsó el festival de cine en José Ignacio. Y agrega: "Intentamos que la gente con una buena idea logre usar Internet para llevar adelante sus proyectos".

Aporte empresario

A diferencia de las otras páginas, en Groofi, además de los usuarios, también cuentan con el aporte directo de empresas. Ejemplo de ello se da en un proyecto publicado en el sitio, donde un grupo de expedición que planea escalar el Aconcagua recibió de la marca Columbia un aporte de 1000 dólares de los 3000 necesarios.

En su Web hay siete proyectos publicados, aunque esperan contar con más de 100 para mitad de año, según señalan.

Por otro lado, en Proyectanos explican que decidieron enfocarse a emprendedores. "Vos tenés un límite de 40 días para recaudar el dinero, por lo que lo mejor es ir de a poco", sostiene su fundador, Gerardo Werchow.