La fusión con Corcemar tiene un objetivo: crecer fuertes
CORDOBA.- En Juan Minetti, la segunda productora de cemento en la Argentina, no creen en supersticiones. Por eso, el martes 13 anunciaron junto con su coterránea Corcemar -la tercera del mercado nacional, controlada por la número uno del mundo, la suiza Holderbank, que factura 8000 millones de dólares al año y ya está presente en la región, con plantas en Chile y Bolivia- que confían culminar en 60 días con un acuerdo de fusión de ambas empresas.
Si esto finalmente ocurriera, será la primera vez en el país que dos sociedades cotizantes en Bolsa se fusionan. En el momento de conocerse el anuncio, las acciones de Minetti subieron 14 por ciento y las de Corcemar, 2 por ciento.
El hecho tendrá una proyección de mucho más vuelo, pues provocará la transformación del escenario del negocio del cemento por una decisión que fue tomada cuando el enfriamiento de la economía determinado por las turbulencias internacionales aconsejan movimientos más bien conservadores.
En Juan Minetti, contrariando otras creencias generalizadas, dicen que las mejores apuestas son las que se definen con criterio anticrisis. Creen consecuentemente que cuando las empresas están saludables esa conducta audaz garantiza el crecimiento. Así procedieron durante el tequila y les fue bien. Ahora repiten, descontando que el éxito los acompañará nuevamente.
Las dos cementeras cordobesas tienen fuerte presencia en las zonas norte y centro de la Argentina, pero el objetivo ahora es penetrar en otras regiones, donde la reina es Loma Negra, del grupo Fortabat.
Durante el período de análisis de la fusión, Minetti contrató los servicios de consultoría de Booz Allen & Hamilton, que terminó proponiendo la unión con Corcemar. Dentro de una lista de once interesados en la operación, se destacaron Loma Negra, la cementera Cemex, de México, y el fondo de inversión AVP, que lidera el empresario Santiago Soldati.
Fecha casual
"La elección del martes 13 fue casual", -cuenta Manuel Augusto Ferrer, director de Juan Minetti, convertido en estos días en el "rostro" de la empresa.
"Iniciamos hace bastante tiempo la búsqueda de una alternativa estratégica en este mundo que a la gente le gusta llamar globalizado, la cual pasaba por encontrar un socio o desplegar una conducta agresiva que ya veníamos desarrollando en los últimos años.
"Las principales empresas cementeras del mundo nos presentaron ofertas de formas asociativas. Nos quedamos con unas pocas para negociar a las cuales propusimos que nos presentaran una oferta vinculante, obligatoria. Los tiempos se aceleraron y resultó que por imperio de los plazos fijados el martes 13 debía ser el día de la definición", agrega el empresario.
La fusión en marcha tiene dos importantes razones estratégicas de fondo. Por un lado, las compañías intentan ingresar con fuerza en el proceso de crecimiento que se observa (y que se profundizaría en los próximos meses) en la demanda de cemento.
Pero también es cierto que las dos empresas por separado tienen una capacidad instalada de producción muy superior a la demanda hoy existente en sus respectivas áreas de influencia.
La fusión, anticipan sus directivos, permitirá encarar un proceso de racionalización de costos administrativos, de comercialización y de transporte, un rubro de fuerte peso en la estructura de costos por las características de la producción: el cemento es una materia prima de mucho peso y bajo precio relativo. Según datos de 1997, la facturación anual de Corcemar llegó a 190 millones de pesos, mientras que Juan Minetti vendió por un total de 130 millones en el mismo lapso. En cuanto a la cantidad de empleados, Minetti tiene un plantel de 770 personas, en tanto que Corcemar le da trabajo a 855 empleados.
El patrimonio neto de las empresas que se fusionarán ascenderá a 472 millones de pesos.
El consumo de cemento en la Argentina ronda las 8 millones de toneladas anuales (de las cuales 300.000 toneladas son abastecidas por la importación).
De este total, Loma Negra, la empresa de Amalia Lacroze de Fortabat, provee el 55 por ciento, mientras que Minetti y Corcemar juntas llegarán al 35 por ciento.
Familias en retirada
-¿Qué pasa con las familias fundadoras de empresas en la Argentina que se ven precisadas a vender o ceder el control?
-Lo que pasa es que al crecer el número de integrantes de las familias se van atomizando las tenencias accionarias. Resulta natural que algunos queramos seguir en la empresa y hacerla grande -fue la idea que presidió este proceso- y otros prefieran realizar sus participaciones para dedicarse a otras actividades.
-Pero la impresión en definitiva es que las empresas argentinas no resisten el proceso de globalización...
-A algunas empresas les ocurre eso y otras aprovechan el proceso para fortalecerse. En nuestro caso, Juan Minetti va a seguir, va a ser más grande, más importante y va a ofrecer mejores servicios.
-¿Quiere decir que no es la crisis la que a ustedes los lleva a buscar una alianza con un grande mundial?
-Lo nuestro no tiene que ver con eso. La crisis de Asia y de los mercados internacionales prende luces de alerta, es cierto. Pero nosotros no teníamos problemas ni los tenemos. Somos una empresa con una relación de endeudamiento, según mucha gente, absurdamente baja: 0,37.
Cuando fue la crisis del tequila, lanzamos un proyecto de ampliación de nuestra capacidad, y muchos dijeron "no los van a atender ni los perros". Nosotros preveíamos que el tequila habría de ser transitorio y que lo iba a proceder la necesidad de mayor producción de cemento en la Argentina.
Hoy estamos a punto de inaugurar el horno de clinker de 3200 toneladas, el más grande de la Argentina. Actualmente, en el contexto de aumento del riesgo, la Corporación Financiera Internacional nos comunicó la aprobación del apoyo crediticio para un nuevo horno en Mendoza y una planta de molienda en Chile.
Y simultáneamente llegamos a esta coincidencia con Holderbank. Es la número uno que dice: "Me interesa asociarme con Minetti". ¿En qué momento? En este, cuando está en ebullición la caldera de los mercados. En estos tiempos, en que se habla de que se acabó el crecimiento en la Argentina, no es la realidad de Juan Minetti ni de Holderbank. Tenemos ideas comunes de crecer fuertemente.
Juan Minetti es líder absoluto en el norte del país y es fuerte en Córdoba y Santa Fe. Corcemar tiene sus baluartes en Mendoza, Córdoba, La Pampa y el Litoral. Entre ambas despachan unas 700.000 toneladas de cemento en Buenos Aires, los dominios de Loma Negra.
-¿La alianza significa que van a pelear con más fuerza ese mercado?
-Antes, hoy y siempre, nuestra disposición es la de pelear con fuerza todos los mercados. Suele decirse que los cementeros, como son pocos, se ponen de acuerdo. Y se ponen de acuerdo en la lucha. También dicen que si se hace esta fusión nos haremos fuertes frente a los clientes de la competencia: mis clientes le compran a la competencia, aun en Córdoba.
"No hay dueño absoluto"
Acá no hay dueño de los mercados, uno es muy eficiente para competir o le pasan por arriba. No es que vayamos a ser más agresivos con Loma Negra, al que respeto como el mayor productor de cemento de la Argentina, pero siempre hemos luchado cliente por cliente, zona por zona. Y es la eficiencia la que define. O la capacidad gerencial de una empresa para estar mejor ubicada.
Un nuevo escenario
Todo indica que 1999 arrancará con un cambio rotundo en el escenario cementero argentino, el que quedará bajo el dominio de dos grandes empresas: Loma Negra y la resultante de la fusión de Juan Minetti y Corcemar, que concentrarán el 90 por ciento de las ventas.
Un signo de los tiempos. Distante quedará el paisaje que vio nacer a las dos compañías cordobesas, muy diferente del que ofrece la -paradójicamente- llamada "aldea global". De las familias originales apenas unos pocos exponentes se mantendrán vinculados con el negocio, aunque quizás el nombre de Juan Minetti sobreviva a las mutaciones.
Los apellidos Minetti, Allende Posse, Garlot y Verzini fueron sinónimo de pujas comerciales tan duras como el producto que comercializaban. Pero en el plano social las relaciones fueron cordiales y más de un romance terminó en matrimonio con celebraciones tan rutilantes como pacíficas. No reprodujo aquí el drama veneciano sobre el que edificó parte de su fama la talentosa pluma de William Shakespeare. "Nunca tuvimos un Romeo o una Julieta, ni tampoco fuimos Capuletos y Montescos", comenta Manuel Augusto Ferrer, cuyo arribo a la familia Minetti se dio de la mano de Ana Corina Minetti, nieta del fundador.
En varias ocasiones pensaron hacer lo que ahora están a punto de concretar, o sea, unirse. Aunque las conversaciones nunca terminaron en un acuerdo. Hace un lustro nomás, Minetti y Corcemar avanzaron con una negociación de fusión de la cual informaron a la Comisión Nacional de Valores. Tampoco prosperó. Ahora, aunque algunos nombres de la cartelera cementera resultan todavía familiares entre los primeros actores las sonoridades han cambiado: Holderbank, Cemex, La Farge. Levantando la mirada por encima de la frontera brasileña asoma Votorantim. "¿Me deja meter la cuchara?", fue la ingeniosa frase publicitaria con que Minetti diferenció un cemento de albañilería que le ha dado grandes satisfacciones comerciales. Con el peso de su poderío, los colosos cementeros del mundo han metido ya su cuchara en la región.
Ladrillos por cortar
En ésta todavía hay ladrillos por cortar. Juan Minetti proyectaba entrar a Chile. Holderbank ya estaba instalada allí con el control de Polpaico. La nueva alianza probablemente configure las cosas de otra manera. Corcemar, dominada por los suizos, se había propuesto avanzar sobre territorios de Loma Negra, instalándose en Campana. Allí, para el proceso, empleará escoria traída de Brasil, donde tienen alrededor de un 8 por ciento de un mercado de 30 millones de toneladas liderado por Votorantim (más del 40 por ciento). En Uruguay ha tomado posición con una nueva planta Cementos Avellaneda, que ahora es propiedad de los españoles Molins y Uniland y en la cual, además, ha metido también la cuchara la francesa La Farge, la número 4 del mundo. Y están Paraguay y Bolivia. En esta última, pisa fuerte Minetti. Y la obra, apenas ha empezado.
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