
La importancia de la independencia de un banco central y el caso de Estados Unidos
Independencia del poder político, transparencia en sus acciones, respeto a un claro objetivo fijado por ley y una ortodoxa regulación y control del sistema financiero son las funciones clave que debe desempeñar una autoridad monetaria; las presiones de Trump a Powell y el caso argentino
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Existe consenso a nivel mundial acerca de la importancia de mantener la independencia de la autoridad monetaria de un país respecto al poder político; regla que, en nuestro país, lamentablemente no siempre se ha respetado.
Al respecto, el objetivo de estas breves líneas es detallar -a modo de ejemplo- la importancia fundamental que este principio tiene para la autoridad monetaria de Estados Unidos (Reserva Federal, también llamada Fed tal como se la conoce en el mercado): sin duda una de las entidades monetarias de mayor prestigio a nivel mundial.
Esta posición ha quedado explicitada no sólo en los estatutos de la entidad, sino también en reiteradas declaraciones de sus miembros, especialmente por parte de su actual presidente Jerome Powell. En este sentido, la Fed detalla cuatro principios básicos que se deben respetar a rajatabla: independencia del poder político, clara transparencia de sus acciones, respeto a un claro objetivo fijado por ley (“mandato” dual de estabilidad de precios y máximo nivel de empleo) y una ortodoxa regulación y control del sistema financiero.
Respecto a la independencia de la entidad, la misma descansa en los beneficios de aislar las decisiones monetarias de consideraciones políticas. En efecto, en una declaración al inicio de su gestión, el presidente Powell afirmó que “la estabilidad de precios y la independencia del poder político son requisitos necesarios para mantener una economía saludable y deben ser defendidos por la Fed ya que otorga beneficios inconmensurables para la sociedad a lo largo del tiempo”.
Un tercer punto esencial para la Fed es respetar su mandato dual de “estabilidad de precios con máximo empleo”. En efecto, un principio básico de la autoridad monetaria -con el cual están comprometidos todos sus funcionarios, sean del partido político que fueran- es que la entidad no debe apartarse de dicho “mandato” aunque existieran presiones políticas que no se compadecieran con el mismo.
Como ejemplo, si para atemperar un eventual aumento de presiones inflacionarias fuera necesario enfriar la economía a corto plazo, la entidad – a pesar de las oposiciones políticas en contra que pudieran presentarse- no dudaría en implementar las medidas correctivas del caso. Un buen ejemplo de lo dicho es la presión pública sin éxito que, recientemente, el titular del Poder Ejecutivo Donald Trump ha ejercido sobre el presidente Powell para que acelerara la actual baja de tasas. Sin embargo, a veces lograr estabilidad de precios requiere implementar políticas monetarias que no son populares en el corto plazo, tales como -entre otras- suba de tasas de interés y restricciones de liquidez. Precisamente, la independencia del poder político es la que -cuando surgen presiones inflacionarias-permite a la Reserva Federal implementar estrategias monetarias restrictivas que desaceleren la actividad económica aun cuando dichas medidas no resultaran del agrado del gobierno de turno.
Por su parte, la sociedad norteamericana acepta y comprende los beneficios de estas decisiones. Caso contrario, las consecuencias de atarse a políticas contrarias a la ortodoxia arrastrarían a la economía a una mayor inflación y a un menor crecimiento.
Acoplada a la independencia, resulta de fundamental importancia la existencia de transparencia por parte del Banco Central respecto a las estrategias monetarias implementadas y sus consecuencias de corto, mediano y largo plazo. En este sentido, resulta de gran utilidad la publicación de las minutas de cada una de las reuniones de política monetaria y las reiteradas conferencias de prensa y exposiciones de su presidente y demás miembros de la entidad, así como también la presentación de los pronósticos de corto y mediano plazo que presenta su staff trimestralmente. De esta manera, el mercado conoce perfectamente los lineamientos de la política monetaria, lo cual reduce en grado sumo los niveles de incertidumbre, con todos los beneficios que ello implica.
Como último punto, no debe dejar de mencionarse la función de regulación y control de las entidades financieras que componen el sistema. Una vez más, a esta fundamental tarea la entidad la lleva a cabo de una manera técnicamente ortodoxa y alejada de toda presión del poder político.
En síntesis, la Reserva Federal de los Estados Unidos es un modelo a seguir teniendo presente el principio de independencia, acompañado de transparencia de sus políticas, respeto de su claro mandato dual de precios y empleo y un ortodoxo control y regulación del sistema financiero.
Una reflexión final. Los bancos centrales de los países desarrollados siguen en su totalidad los lineamientos aquí expuestos, especialmente el principio de independencia del poder político. Lamentablemente no es el caso de nuestro país, el cual históricamente no lo ha respetado, con todas las consecuencias negativas que ello implica.




