“Lo imposible solo tarda un poco más”. Connie Ansaldi comparte la mentalidad para alcanzar los objetivos
La emprendedora y CEO de Cux, Connie Ansaldi, compartió una conversación íntima sobre liderazgo, coraje, inteligencia emocional y el valor de abrazar lo incierto
5 minutos de lectura'


En un mundo que aún se debate entre paradigmas viejos y nuevas narrativas de liderazgo, Connie Ansaldi, fundadora y CEO de Cux, un sistema operativo emocional que combina inteligencia artificial, analíticas y capacitación para impulsar la reinvención organizacional y personal, se posiciona como una voz que no solo anticipa lo que viene, sino que trabaja activamente para moldearlo. Su presencia en la novena edición del Premio Women Corporate Directors (WCD), organizado por LA NACION, fue mucho más que una participación: fue una declaración de principios.

Durante un diálogo sincero y potente con José Del Rio, secretario general de Redacción del medio, Ansaldi desplegó las múltiples capas de su identidad como emprendedora, comunicadora y, sobre todo, como mujer que abraza la incomodidad como una herramienta de evolución. “Si no se van incómodos, no cumplí mi misión”, sentenció casi al pasar, pero con una contundencia que operó como eje de toda su intervención.
Una de las cosas que están claras cuando responde a cada pregunta, es que Ansaldi no rehúye los espacios complejos. Al contrario, los busca.

“La mayoría de la gente vive en zonas de confort. En mi caso, es lo opuesto, vivo exponiéndome a lo incómodo y, solo de vez en cuando, elijo los lugares donde estoy cómoda”, dice con una sonrisa que no se le va, sea cual sea el tema tratado. “Me gusta cuando la experiencia te pasa por el cuerpo. No me importa si duele, si me da miedo o si me equivoco”, dice, fiel creyente de que el error, el ridículo y el miedo no son enemigos, sino aliados en la construcción del yo.
Otra cosa que está clara: su lógica no es precisamente “normal” (o lo que la sociedad percibe como tal). Al preguntarle por su forma de atravesar momentos criticos su respuesta, anticipando que probablemente para algunos su método no tenga sentido, fue la siguiente: “Frente a un momento difícil, trato de perder la conciencia y avanzo. Creo que muchas veces, por overthinking, las personas se pierden del sentir. Y yo soy muy fanática del sentir”, explica.
Para Ansaldi, la meta es el camino, y ella lo transita abierta a lo que pueda acontecer, incluso cuando eso altere el plan original. En ese camino, su cable a tierra son aquellos que la rodean. “Trato de rodearme, y de nutrirme, de personas que son 10 veces mejores que yo, para que me enseñen todos los días”.
Gran parte de su ciclo íntimo personal y profesional, reconoce, son mujeres. Desde su abuela Elqui, sobreviviente del Holocausto, hasta su mejor amiga –quien falleció de un cáncer de mama y conocía su diario íntimo–, Ansaldi nombró mujeres que marcaron su vida desde el amor, la valentía y el coraje. “Mi vida está marcada por mujeres poderosas hasta el día de hoy. Me encanta trabajar con mujeres”.
Pública y autopercibida multifacética, Ansaldi observa que la multiplicidad es el rasgo identitario del género femenino. “Mi nombre contiene muchas mamushkas distintas. Las mujeres hemos tenido esa multiplicidad de vidas y de roles, históricamente. Desde el mero inicio, mientras que los hombres iban a cazar, con esa exclusiva misión, las mujeres se quedaban con múltiples frentes abiertos: controlando que el fuego no se apague, que la comida no se queme, que los chicos no se maten, que los hombres vuelvan a salvo...Desde el inicio, las mujeres tenemos una visión 360 de las cosas, y una sensibilidad especial para darnos cuenta de lo que subyace”.
Formada en medios durante más de dos décadas, lo suyo no es improvisación: es técnica atravesada por la autenticidad. “22 años de media training me permiten hoy dar conferencias a millones de personas en todo el mundo y que no se me mueva un pelo. Estoy ahí, bien plantada”, sostiene.

Jesús tiene haters
En una sociedad cada vez más polarizada, donde el discurso del odio se propaga con velocidad digital, Ansaldi proclama entre carcajadas irónicas: “Jesús tiene haters. La Madre Teresa de Calcuta tiene haters. Mirá si yo, una simple mortal, no voy a tener. No pretendo otra cosa. No me engancho con los haters. Solo me molesta cuando se basan en mentiras".
Ansaldi no ofrece un modelo aspiracional de éxito perfecto; propone es un liderazgo basado en el sentir, en la experiencia encarnada y en la valentía de incomodar, con la potencia de quien no necesita pedir permiso: “No tengo miedo al ridículo, ni a quedar mal, ni al error. Pero sí necesito sentir lo que hago en el estómago y en la piel.
“Inconvenientemente inteligente, poéticamente rebelde e insuficientemente puta”. Así describiría el título de su autobiografía.






