No todo lo que brilla es plata en el mundo
Santiago estudió en una prestigiosa universidad, se graduó con las mejores notas, se mudó cerca de su hospital y dedica extenuables horas a su trabajo. ¿Es su salario determinante?
Santiago tiene 29 años y es médico. Se recibió en una muy prestigiosa universidad privada de la ciudad de Buenos Aires. Desde joven sintió que quería abrazar esa profesión y, de manera consecuente, se focalizó en alcanzar ese objetivo personal y profesional.
Como sabía que debería obtener muy buenas calificaciones para poder continuar sus estudios de especialidad, trabajó aplicadamente y, tras años de esfuerzo, resultó uno de los mejores promedios de su promoción.
Sin embargo, para convertirse en cirujano infantil, el buen desempeño académico era condición necesaria pero no suficiente. La especialidad se enseña en muy pocos hospitales y, por lo tanto, el número de vacantes para médicos residentes es escaso.
El examen y las entrevistas de admisión fueron duros obstáculos que Santiago supo sortear con estudio y esfuerzo. Ingresó. Y el sueño comenzó a hacerse realidad.
Claro, no todo es color de rosa. Como médico residente, Santiago debe cumplir con una jornada laboral que incluye tareas de rutina y un régimen de guardias tan exigente como extenuante.
Además, para reducir los tiempos de viaje, él y su mujer se mudaron más cerca del hospital. En rigor, a ella el cambio no la entusiasmaba, pero la apasionada vocación de Santiago es una de las cosas que más admira y ama de él.
Esta historia de compromiso con una profesión la escuché de boca del protagonista y su pareja durante una reunión social.
Como especialista en remuneraciones y recursos humanos, me interesó saber cuál era el salario que Santiago percibía por su esfuerzo y dedicación.
"Eso es lo de menos, Bernardo. No hay palabras para explicar cuánto aprendo ni para expresar la admiración que siento por mis maestros. Además, ¿sabés lo que significa poder salir del quirófano y decirle a la mamá, al papá, a los hermanitos del paciente ‘todo va a estar bien’?", dijo el médico al consultor.
Santiago está tan orgulloso del lugar al que pertenece, de su aprendizaje y del rol que cumple, que el dinero pasa a un segundo plano. Para él, la verdadera recompensa está en lo que hace.
Según la ley, el salario tiene carácter alimentario. Y eso está muy bien. Pero lejos está de ser lo único que nos alimenta. Porque, como enseña Santiago, no todo es plata en este mundo.
Consultor en recursos humanos y autor de Remuneraciones Inteligentes