Crisis de deuda. Cómo un default de Buenos Aires podría afectar al país
Economistas analizan el escenario planteado por la estrategia del gobernador Kicillof sobre la deuda
Las dudas sobre la capacidad de pago de la provincia de Buenos Aires encendieron las alarmas más allá de La Plata. Inversores en Wall Street, abogados locales, otros gobernadores y la Casa Rosada siguen de cerca la evolución de una negociación que, aunque acotada en su volumen de dinero, abre interrogantes y desafíos para los compromisos pendientes de la Nación y las principales variables macroeconómicas.
Vencimientos por US$2705 millones en 2020, y US$725 concentrados en enero, de acuerdo con estimaciones de la consultora Elypsis, vuelven imposible el horizonte de pagos de corto plazo para la provincia. El gobernador Axel Kicillof oficializó que pedirá a los tenedores del bono BP21 estirar el pago de capital hasta el 1 de mayo -sí propone pagar intereses-. Busca conseguir más tiempo para renegociar la deuda y evitar el default provincial, en un delicado juego de ajedrez donde influyen las finanzas provinciales, los intereses de inversores y el rol del Tesoro nacional.
"Tenemos voluntad de honrar esos compromisos, pero en este momento no hay capacidad para hacerlo", afirmó el ministro de Economía provincial Pablo López, quien acompañó a Kicillof en el anuncio de su propio ‘reperfilamiento’, que debe alcanzar un 75% de aprobación entre los acreedores para materializarse. Sin alcanzar ese acuerdo, no realizar en tiempo y forma el pago del 26 de enero implicaría para la provincia la primera vez en incumplir las condiciones de un bono emitido bajo legislación extranjera.
Si bien el gobierno nacional podría girar fondos para cubrir el compromiso, eso podría generar pedidos de otros gobernadores. Pero un "salvataje financiero", recientemente negado por Martín Guzmán y Alberto Fernández, restaría fuerza a cualquier propuesta de renegociación de deuda. "Si empezás a pagar a todas las provincias y todos los vencimientos que tenés, quien está por entrar o está dispuesto a renegociar no va a querer hacerlo, porque esperará que le paguen. El rescate de la Nación no es la mejor opción", explica Lucía Pezzarini, economista senior de Elypsis.
"Claramente es imposible negociar si está la posibilidad de la ayuda del Tesoro. Para que haya negociación, tiene que estar presente la amenaza de default, y si está vigente la esperanza del salvataje, no hay amenaza", coincide Federico Furiase, director del estudio Eco Go.
Ante ese escenario, las opciones se limitan a renegociar o el default, una suerte de globo de ensayo de lo que podría darse a mayor escala con la deuda nacional. "Kicillof quiere mostrarse como el más duro, pero es una apuesta demasiado riesgosa", afirma Gabriel Caamaño, titular de la Consultora Ledesma. "Se pone mucho en juego si sólo vas por posponer el pago de un bono con legislación extranjera", agrega, enreferencia a un eventual default.
"Ese sería el peor resultado y metería muchísimo ruido a la propia renegociación nacional, pero es el menos probable. El otro es que el Tesoro salga a auxiliar y gire fondos para que se hagan los pagos. Tiene su impacto porque el resto de las provincias podrían reclamar en igual sentido y el mercado va a incorporar mayores necesidades fiscales y financieras para su posición de renegociar, pero es el mal menor", añade Caamaño.
Mientras la provincia ya convocó a los acreedores, éstos también movieron sus piezas, y contrataron abogados en el exterior y en el país. Se trata de los estudios Arnold & Porter en el ámbito internacional y el estudio Bruchou Madero & Lombardi como asesores locales.
Los economistas descartan que un default provincial arrastre a otros distritos, aunque advierten por el impacto sobre el resto de las variables o el proceso de renegociación de la deuda a nivel nacional.
"El impacto directo sería por contagio a bonos soberanos y paridades más bajas. En un escenario donde la Nación tiene que renegociar, podría arriesgar la entrada de holdouts y complicar ese proceso", apunta Furiase, en referencia a una dinámica que podría generar una suba en el riesgo país, que se mantiene en alrededor de 1800 puntos. Un eventual aumento del riesgo tendría su efecto en un crecimiento en la brecha cambiaria entre la cotización oficial y los dólares paralelos.
"Eso sería un riesgo que tendría el gobierno nacional en términos de la estabilización de las variables nominales y las expectativas de inflación, y sería otro obstáculo para seguir bajando las tasas de interés", concluye el economista.