Tiempos de cambios y turbulencia
Decisiones difíciles a la hora de pensar en el futuro de la compañía en épocas de inflación y recesión
Pocas situaciones son menos deseadas que cuando un director o gerente de Recursos Humanos recibe la instrucción directa de reestructurar, que traducido significa que se tomó la decisión no apelable de reducir la cantidad de personas que trabaja en la firma.
La reacción general es inicialmente de rechazo. Más allá de esa lógica reacción, muchas veces se escucha a quienes recibieron el mandato y se suele encontrar que se pierde de vista el análisis de que quizá se está evitando un mal mayor: la mismísima inviabilidad de la organización.
Es evidente que es mucho más agradable y satisfactorio hablar de programas de crecimiento y desarrollo en una empresa. Pero también tiene un mérito ponerse al frente de una acción que en el corto plazo afecta la vida de personas y no luce como una buena campaña de publicidad o el lanzamiento de un producto novedoso que augura un determinado éxito personal.
También este tipo de acciones invita a reflexionar sobre el mentado planeamiento estratégico a mediano y largo plazo, que solamente incluye una curva ascendente y no analiza lo evidente de los ciclos económicos.
Es una responsabilidad inherente a la cúpula de una organización la planificación con responsabilidad. Conociendo que existe siempre una posibilidad que el futuro de una organización no sea una línea eternamente ascendente, es preferible proyecciones que incluyan prudencia en el desarrollo y muy particularmente en lo referido a la incorporación de personas.
Más allá de las consideraciones expuestas, ajustar una organización y su estructura a lo largo del tiempo es casi inevitable, ya que los cambios en el marco macroeconómico y las tendencias generadas por el ingreso de nuevas tecnologías requieren modificar la composición de la dotación existente.
Dejar un trabajo de manera involuntaria es uno de los hechos más traumáticos para la vida de una persona. Sin embargo, la aceptación de la situación y la reacción dirigida a evaluar con sentido de realidad sus fortalezas y capacidades es el paso indispensable para comenzar a superar esta situación.
En resumen, no se trata de algo para celebrar, pero realizado con respeto y dentro del marco legal existente permite la supervivencia de una organización y oportunidades para encarar un proyecto distinto superador para la empresa y cada uno de los afectados.
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