Tierra del Fuego: cómo hace la industria electrónica argentina para fabricar según los estándares de marcas globales
La producción de bienes electrónicos de consumo en el sur de nuestro país lleva más de 50 años y sigue las mismas normas de calidad de las casas matrices de las principales compañías del mundo.
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Si por algo se conoce a Tierra del Fuego, además de por su belleza natural, es por la industria electrónica que se instaló allí a partir de que en 1972 fuera creado el régimen de promoción económica, que buscaba consolidar la migración interna hacia esos lejanos territorios. Y si algo se puede concluir, 50 años después, es que aquella política fue un verdadero éxito: no solo se aseguró la llegada de profesionales altamente calificados y el crecimiento y arraigo de la población, sino que la provincia se convirtió en un polo tecnológico que supo fabricar, y lo sigue haciendo, bienes electrónicos de las marcas más importantes del mundo.
Para producir de acuerdo a los más altos estándares internacionales de calidad, las empresas fueguinas se caracterizaron siempre por una gran capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos y por una confiabilidad que se mantuvo inalterable a lo largo de los años. Solo así puede explicarse que firmas muy exigentes con quienes utilizan sus nombres como Alcatel, AOC, Carrier, Daewo, LG, Hisense, Hitachi, Hyundai, Midea, Motorola, Philips, RCA, Samsung, TCL, Xiaomi y ZTE, entre otras, produzcan hoy en Ushuaia y Río Grande. O que también lo hayan hecho otras como Sony, Dell, Asus, Blackberry, Compaq, Huawei, Lenovo, Panasonic, Pioneer y Whirlpool.
“La industria electrónica de consumo radicada en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur es hoy el principal empleador privado fueguino, con más de 8.500 empleos directos y 7.000 indirectos. Posee cerca de 20 plantas productivas, más de 40 líneas de inserción automática de fabricación de placas electrónicas y una capacidad instalada de más de 22 millones de unidades anuales de celulares, televisores, equipos de aire acondicionado, microondas y electrónica autopartista”, detalla la directora ejecutiva de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE), Ana Vainman.
Quienes hayan tenido la oportunidad de viajar a Tierra del Fuego y ver desde adentro el funcionamiento de la industria comprenderían fácilmente cómo es que las empresas producen con los más altos estándares de calidad. Y es que, por un lado, en sus plantas puede evidenciarse la gran capacidad industrial que posee el sector y, por el otro, se advierte un modelo de producción similar al de todas las fábricas de electrónica del mundo.
“Las empresas fueguinas cuentan con una versatilidad que les permitiría producir, además de la electrónica de consumo que fabrican hoy, otros tipos de bienes electrónicos o que requieran placas electrónicas. De hecho, esa capacidad industrial, instalaciones y know how fueron los factores que permitieron que allí se produjeran más de 1.800 respiradores en plena pandemia de covid-19″, cuenta Vainman. Un factor importante a la hora de entender estos logros es la presencia de ingenieros y operarios de alta calificación, de certificaciones y de auditorías constantes.
Cómo se produce en Tierra del Fuego
Como se comentó más arriba, el éxito de la industria fueguina lleva ya medio siglo de vida. Pero la mayor parte de las fábricas de productos electrónicos y de acondicionadores de aire tienen una trayectoria industrial aún más larga en el país. Su radicación en el sur no implicó un comienzo sino una continuidad. Hoy encontramos en diferentes formas de producción.
“No hay una sola modalidad de fabricación de las marcas: algunas empresas locales son socias de las multinacionales, otras son filiales argentinas de casas matrices y finalmente están las que fabrican bajo licencia. Pero todas tienen algo en común: quienes fabrican con esas marcas lo hacen con líneas de producción y estándares de calidad que replican lo que sucede en sus países de origen. Capacitan al personal que luego va a operar esas líneas, monitorean los procesos productivos y auditan los productos terminados”, explica la directora ejecutiva de AFARTE.
A modo de ejemplo, las máquinas que se utilizan en toda la línea de fabricación de placas electrónicas -inserción automática, manual y las diferentes estaciones de testeo- están conectadas con el centro de desarrollo industrial de origen, donde se realiza un monitoreo en tiempo real de esas placas. El mecanismo de monitoreo en tiempo real permite que el proveedor -muchas veces la marca internacional del producto final- tenga una trazabilidad de cada producto que se fabrica. Además, este sistema de innovación incorpora la ciencia de datos y permite aprender de los diferentes errores que se pueden cometer en la línea de producción para reducir la tasa de fallos y eficientizar los procesos productivos.
“Este sistema garantiza que celulares, televisores, acondicionadores de aire, monitores y cocinas de microondas fabricados en Tierra del Fuego tengan la misma calidad que los que se fabrican en polos industriales similares, como el de Manaos en Brasil, México, Polonia o incluso en países de origen como China o Corea”, concluye Vainman.
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