
Todos los caminos conducen a Yoma
Un pueblo entero está a la expectativa de lo que pasará con la curtiembre de la familia política del Presidente
1 minuto de lectura'
NONOGASTA, La Rioja.- Quique Ríos tiene 23 años y vive con sus padres y dos hermanas en Nonogasta, provincia de La Rioja. Debe desde hace un mes la última cuota de 43 pesos del lavarropas que le regaló a la mamá.
El cobrador ya vino dos veces a verlo y él le dio la misma respuesta: "Nos deben dos quincenas en la curtiembre y estoy suspendido sin goce de sueldo hasta el 4 de mayo" .
No tiene teléfono y lo que le queda después de pagar los 150 pesos de alquiler lo destina para comida.
La cuenta de la luz la pagó gracias a un préstamo de 30 pesos de un tío que está más asentado: trabaja en la municipalidad. La deuda con el almacenero se puede estirar un tiempo más. La mayoría de los clientes está en la misma situación.
El jueves, a las dos de la tarde, los Yoma convocaron a una reunión a algunos de los empleados suspendidos por 15 días.
Les comunicaron que la Nación tomaría parte de la empresa a cambio de la deuda de la firma y que la familia está a punto de vender lo que les queda de las acciones a otro inversor privado.
"Nos dijeron que de esa manera se nos asegura la fuente de trabajo y ellos se alejarían del manejo de la curtiembre", dijo Ricardo -prefirió que sea a secas-, un empleado presente en el encuentro.
"El 70 por ciento del pueblo trabaja en Yoma", afirmó Roberto de Gaetano, dueño de una despensa de Nonogasta, ubicada a 190 kilómetros de La Rioja capital.
La mayoría de las cuentas de sus clientes están atrasadas, pero no quiere apurar a nadie.
"A todos los conozco de años, algunos son amigos y sé lo que están sufriendo. Ojalá que la situación se solucione", agregó De Gaetano.
Las otras fuentes de trabajo en esta localidad son la bodega Nacarí y alguna finca de los alrededores. En las viñas, el trabajo fuerte de recolección es sólo durante enero y febrero.
La cosecha del morrón se levanta en una semana. La ciudad de Chilecito, a 10 kilómetros de Nonogasta, sufre también los coletazos de la crisis de los Yoma. Su municipalidad, que también abarca las necesidades de su vecino pueblo, está saturada de empleados: su planta estable es de 4000 personas, y hay que tener un conocido en política para poder entrar. Le sigue como empleador bodegas La Riojana.
Ariel Machado maneja un remise y es empleado municipal, por la tarde, en Chilecito. Sus tres hermanos de 18, 20 y 23 años fueron despedidos de la curtiembre, "porque ya no eran más necesarios", a principios de este año.
"El mayor, que tenía una experiencia de seis años en la fábrica, se llevó una indemnización de 6000 pesos, que le pagaron en cuotas". Ahora, los tres siguen desempleados.
Si la curtiembre cierra
"Si la curtiembre cierra, estamos todos muertos", finaliza Machado. Desde que la firma de los Yoma comenzó con los despidos, el consumo de la región cayó en picada, afectando a todos los sectores de la economía local. Y la curva sigue en baja.
Mario Francés tiene 36 años y renunció a Yoma SA hace dos años. Sufrió un accidente con ácido y se quemó el brazo y la boca del estómago. En la curtiembre no le dieron importancia ni le dieron remedios para curarse. Por su cuenta se acercó a la salita de primeros auxilios de Nonogasta y le dieron una pomada para calmar el dolor. Indignado por el olvido, nunca más se presentó a trabajar.
"Gracias a Dios", consiguió trabajo en una empresa privada que hace las obras viales en la zona. Gana 300 pesos por quincena y está a gusto. "El único inconveniente es que los días de calor se me hincha un poco el brazo y se hacen algunas ampollitas.
Creo que la culpa es mía porque nunca más me hice ver por un médico". Su mujer, de tez amarronada como la tierra y de pelo negro como la noche, lo abraza orgullosa de la robusta cintura, mientras esperan en una esquina la llegada de sus hijos desde la escuela.
"Con este tema del desempleo, están robando los animales de la gente. Tenemos unas gallinas, un burro y una cabrita que nos sirven de mucho", dice la señora.
Alberto Pérez es empleado de los Yoma desde los 14 años. Empezó como changarín y ahora, con 36 años, se encarga de un depósito de cueros secos de vaca. Sus palabras hacia la polémica familia son todas de agradecimiento.
"Los Yoma me dieron todo. Espero que se solucione este problema con los bancos. Gracias a ellos tengo mi casa y puedo criar a mi hijo".
Hace cuatro años cayó desde una altura de 9 metros y la familia le pagó todo, hasta una cirugía que debió hacerse en la cara. Durante el período de reposo cubrió todos sus sueldos.
Uno de los rumores que les llegó a los empleados es que, de mantenerse sin cambios la situación de la empresa, las próximas suspensiones -sin goce de sueldo- serían mensuales.
Hace dos meses que los Yoma no reciben cueros, aunque sí están bien provistos de productos químicos.
Sus otros negocios en la región serían una estación de servicio -en construcción en Chilecito- y fincas en donde se cultivan nueces.
La principal avenida de Nonogasta se llama Amir Yoma. La maternidad también se llama Yoma. Algunos paisanos dicen que la estación de trenes, abandonada y fuera de uso desde hace más de 10 años, la construyó el legendario Amir. Todos los caminos conducen a Yoma.
Quique Ríos y familia se adjudicaron, el último año, una vivienda en el barrio que se está construyendo atrás de las bodegas Nacarí.
Según la municipalidad, se la iban a entregar en febrero. "Se gastaron todo el dinero en la campaña de las elecciones pasadas, y ahora se pasó para junio o julio", dice la madre.
Los Ríos se quieren mudar, para ahorrar costos y para vivir mejor.
Junto con otras familias, comparten el mismo baño sin agua corriente, afuera de su casa. En pocos meses más se viene el invierno. En esa época pagan $ 50 por mes por el consumo de las estufas, y no saben cómo lo van a poder afrontar. Están a expensas de los Yoma. Peor es nada.





