Tras más de 200 años de espera, Nicaragua podría tener su canal
Los legisladores de Nicaragua le han dado al país azotado por la pobreza otra posibilidad de hacer realidad un sueño que se les ha escapado durante casi 200 años, al otorgarle a una empresa de Hong Kong los derechos para construir un canal interoceánico de US$40.000 millones.
Quienes apoyan la concesión de 50 años, aprobada el jueves, esperan que ayude a Nicaragua a salir de la miseria al crear empleo y catapultar el crecimiento económico. Pero también hay amplias sospechas de que el proyecto fracasará, como ha sucedido con tantos otros desde que se otorgó el primer contrato gubernamental para abrir un canal a través de Nicaragua, en 1825.
"Toda la historia de Nicaragua gira sobre esto", indicó Paul Oquist, secretario privado de políticas nacionales del presidente Daniel Ortega. "Imaginamos que el proyecto sacará a nuestro país de la pobreza y el subdesarrollo".
El proyecto contempla la construcción de un canal de hasta 286 kilómetros de largo, según cuál de las cuatro rutas se use, así como dos puertos de aguas profundas, dos zonas de libre comercio, un oleoducto, un ferrocarril y un aeropuerto internacional.
Los críticos señalan que el proyecto es una quimera. "Lo han vendido como la panacea que va a sacar al país de la pobreza", afirmó Eliseo Núñez, un político de la oposición que no apoyó la concesión. "Ortega lo necesita vender esperanza".
Algunos expertos sostienen que no hay necesidad de otro canal en América Central y dudan de que alguna vez se llegue a construir. Un canal nicaragüense enfrentaría la competencia del Canal de Panamá —que atraviesa una expansión de US$5.000 millones que pronto le permitirá recibir barcos más grandes— y del transporte transcontinental por tierra y tren en Estados Unidos.
La ley que le otorga la concesión a HK Nicaragua Canal Development Investment Co., conocida como HKND Group, cuyo único propiertario es Wang Jing, un empresario de 40 años de Beijing, fue presentada la semana pasada ante el Congreso de Nicaragua, que es controlado por el partido sandinista de Ortega.
Wang le dijo a The Wall Street Journal que el proyecto es una respuesta al "sueño de 100 años del pueblo de Nicaragua". El empresario sostuvo que está convencido de que el mundo necesita un canal interoceánico más ancho y profundo que el de Panamá.
En 1902, Nicaragua recibió un duro golpe cuando quien propuso el proyecto rival en Panamá envió a senadores de EE.UU. una estampilla que mostraba al volcán Momotombo de Nicaragua echando humo. Los senadores asustados votaron a favor de Panamá.
Aunque algunos de los estudios de viabilidad apenas comenzaron y no se prevé que concluyan hasta el próximo año, Oquist ya proyecta que Nicaragua más que duplicará su crecimiento económico el año próximo, a 10,8% frente al 4,2% proyectado para este año. Pronostica que la expansión escale a 15,1% para 2015.
Según el contrato, Wang le pagará a Nicaragua hasta US$10 millones al año, desde el primer año en que el canal empiece a operar, como tarifa de concesión, que es renovable por otros 50 años. En el onceavo año de operación, Nicaragua será dueña de 10% de la empresa, una participación que ascendería a 100% en un siglo. Wang pagará los estudios de viabilidad y se encargará de conseguir financiación para el proyecto.
Quienes apoyan el proyecto se basan en un estudio de McKinsey & Co. que concluyó que un tendencia en favor de buques cada vez más grandes en el comercio mundial haría viable económicamente un canal nicaragüense, según fuentes cercanas al proyecto. McKinsey no confirmó el estudio, citando sus políticas de confidencialidad.
No todos están de acuerdo en que las cifras cuadran. "No veo cómo este canal podría justificarse financiera o económicamente", indicó Jean-Paul Rodrigue, un experto en transporte en la Universidad de Hofstra. "Podría ser el mayor elefante blanco de la historia".
Wang, de HKND, es presidente del directorio de Xinwei Telecom Enterprise Group, una empresa de Beijing que no cotiza en bolsa que fabrica equipos de redes inalámbricas.
En Nicaragua, la sensación general es que la mayor parte del dinero vendrá de China, que en América Latina es popularmente considerado un país capaz de gastar lo suficiente para completar cualquier proyecto.
En 1825, el gobierno de la República de América Central firmó un acuerdo con un empresario de Nueva York para excavar un canal a través de Nicaragua. Desde entonces, al menos una decena de proyectos quedaron en la nada.
"Ha sido como la búsqueda por la ciudad de El Dorado que no existe", dijo Arturo Cruz, ex embajador de Nicaragua en Washington. "Nos ha hecho mucho daño psicológico como nación".
—Fanfan Wang en Shanghai contribuyó a este artículo
The Wall Street Journal