Un sindicato le enseña una lección a México sobre su ambicioso plan de reforma educativa
Durante una huelga de maestros en este pueblo zapoteco en el necesitado estado sureño de Oaxaca, los padres que habían traído profesores sustitutos descubrieron que los niños no habían aprendido la letra del himno de México. En su lugar, les habían enseñado a cantar una popular canción izquierdista que hace las funciones de himno informal de una sección local del sindicato de profesores.
"Ya no sabemos la letra del himno mexicano", admitió una mañana reciente la estudiante Leticia Diego, que se disculpaba ante un visitante. Entonces, aproximadamente 12 alumnos de séptimo grado entonaron tímidamente "El pueblo unido, jamás será vencido".
El sindicato es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un brazo radical y poderoso del sindicato nacional de maestros de México. Los analistas aseguran que mantiene desde hace tiempo un control férreo sobre algunos de los estados más pobres del país; que se extiende más allá del plan de estudios e incluye prolongadas huelgas, tumultuosas manifestaciones y choques violentos. Ahora, conforme el presidente Enrique Peña Nieto empieza a implementar su reforma del atribulado sistema de educación pública del país, la CNTE ha intensificado sus esfuerzos para frenar los cambios.
El sindicato, empapado de la ideología marxista y defensor de la lucha de clases, ha bloqueado desde agosto el acceso a carreteras nacionales y levantado enormes poblados de carpas en Ciudad de México para albergar a los manifestantes.
Los profesores sindicalizados también se han enfrentado a la policía, han incendiado autos y han bloqueado el acceso al Congreso, obligando a los legisladores a reunirse en una ocasión en un hipódromo cercano. Las ya legendarias huelgas de la CNTE —que se han realizado prácticamente todos los años en las últimas tres décadas— esta vez duraron meses, cerrando las escuelas para millones de niños.
La capacidad del sindicato para movilizar a decenas de miles de maestros le confiere un poder enorme sobre los gobernadores estatales, lo que cada año se traduce en grandes concesiones financieras y laborales, señalan los analistas.
Documentos de la inteligencia de México a los que tuvo acceso The Wall Street Journal muestran que algunos de los líderes de la CNTE podrían tener vínculos con un pequeño y oscuro grupo guerrillero, el Ejército Popular Revolucionario (EPR), que según las autoridades ha estado implicado en el secuestro de empresarios. El sindicato niega tales lazos, calificando las acusaciones de difamación política.
La postura del sindicato ilustra la clase de obstáculos que afronta Peña Nieto, que acaba de cumplir un año en el poder, en su campaña por modernizar el país y revitalizar su debilitada economía. Además de una nueva ley educativa, su gobierno ha aprobado iniciativas para impulsar la competencia en el sector de telecomunicaciones y mejorar la gobernanza. También se dispone a abrir el sector de hidrocarburos a la inversión extranjera.
Pero los analistas dicen que los intereses especiales, vestigios del viejo estado corporativo de México, desde grandes empresarios a los sindicatos laborales, a menudo se interponen en su camino. Los sindicatos, que durante décadas fueron uno de los sostenes del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), se han mantenido en gran medida intactos pese a que el país se ha ido abriendo a la competencia comercial en el extranjero y la competencia política dentro de México.
Algunos analistas creen que Peña Nieto, que hasta ahora se ha pronunciado poco sobre la resistencia de los maestros a la reforma educativa, optará por no implementar la ley en los estados dominados por este grupo de profesores. Un vocero presidencial lo niega, afirmando que "no hay ninguna posibilidad" de que el gobierno llegue a un acuerdo con los maestros o que no se aplique la ley.
"Lo que está en frente es la capacidad del Estado mexicano de hacer cumplir la ley", dijo Alberto Serdán, de Mexicanos Primeros, un centro de estudios especializado en la educación. "Si el Estado mexicano no lo puede hacer en educación, que es lo que forma a los mexicanos, ¿qué es lo que puede esperar la sociedad mexicana y los inversionistas internacionales?", plantea.
La CNTE dice en su sitio web que es "una organización de masas conformada por los trabajadores de la educación democráticos del país" y que es "independiente de la burguesía y su estado".
Muchos de sus miembros la consideran un movimiento revolucionario que lucha por los pobres y los oprimidos contra los ricos y poderosos de México. El "movimiento", tal como los maestros de la CNTE llaman el sindicato, protagoniza una cruzada por bloquear las reformas educativas del gobierno, que según el organismo, tienen como fin "privatizar" la educación.
La CNTE, que según sus miembros cuenta con 250.000 abonados, se formó en 1979 para luchar por la democracia sindical dentro de la Unión Nacional de Trabajadores de la Educación, el mayor sindicato de América Latina con 1,3 millones de miembros.
Durante la mayor parte de su historia, ese sindicato ha actuado como un engranaje clave en la maquinaria política del PRI y como una de las instituciones más poderosas del país.
Los líderes de la CNTE aseguran que el gobierno es una organización criminal, que no tiene ningún derecho moral a criticarlos. "El gobierno que ha tenido al país sumido en la más completa de las miserias, no tiene la autoridad moral para acusarnos de nada", asegura Rogelio Vargas, un líder de la Sección 22, un brazo del sindicato en Oaxaca. "Ellos dicen que la coordinadora nacional extorsiona, pero son los oligarcas de la clase política que roban miles de millones de pesos cada año los que son los peores extorsionistas", señala.
El gobierno desmiente las acusaciones de Vargas y asegura que los maestros no deberían temer las reformas.
Según el sitio web de la CNTE, los miembros del sindicato necesitan una calificación de 80% para participar en "la lucha actual" para recibir "becas, préstamos, cambios de empleo, ascensos, contrataciones y reempleo" que están mayoritariamente bajo el control del sindicato.
Algunos maestros de la CNTE dicen que el sindicato prácticamente los obliga a participar en las marchas y plantones que pueden prolongarse durante meses. En el sitio, una lista de 40 puntos de proclamaciones recrimina con nombre y apellido a los maestros y funcionarios locales que acusa de traicionar los principios del grupo.
Vargas dice que es justo que el sindicato recompense a los profesores que ayudan a conseguir las prestaciones. "Los beneficios que yo consigo por protestar no te van a beneficiar a ti si no participas en las protestas, y punto", asevera.
La CNTE ha prometido anular la reforma educativa de Peña Nieto, que fue motivada en parte por los continuos resultados decepcionantes del país en las encuestas mundiales sobre el desempeño de los estudiantes. Entre los cambios, la reforma requiere que los maestros sean evaluados, permite el ingreso de profesionales que no se gradúan de las escuelas normales y acaba con prácticas comunes como el traspaso de un puesto de enseñanza de padre a hijo y hasta la venta de puestos.
Sin embargo, México se ha ganado desde hace muchos años una reputación como un país donde es más fácil aprobar leyes que hacer que se cumplan y los sindicalistas no dudan en proclamar sus objetivos. "No nos importa lo que la ley diga porque nosotros entraremos en modo de desobediencia civil", asegura Roberto de la Cruz, un organizador sindical de Oaxaca.
"No se atreverán a aplicar la ley y echar a 74.000 de nosotros a la calle. No pueden hacerlo", sentencia De la Cruz. Según el sindicalista, el gobierno quiere usar las evaluaciones para tildar a los maestros de "burros" para luego despedirlos.
The Wall Street Journal