Costantini vendía bufandas por la avenida Santa Fe
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Actualizado el 13 de junio de 2020
Eduardo Francisco Costantini tiene 55 años, dos matrimonios, seis hijos y siete nietos. También él nació en una familia numerosa, de 13 hijos.
De su padre, Vicente Carlos, dice que era un gran trabajador. "Tenía dos carreras: contador y abogado -precisa-. Era una persona muy comprometida con su trabajo." De su madre, María Carolina, destaca su preocupación por el prójimo. "Iba a (la villa miseria) La Cava, participaba en Cáritas. Aprendí de mis padres a sentir una responsabilidad con la sociedad, a tener una vocación solidaria."
El imperio Costantini empezó de cero. Mientras cursaba la carrera de Contador público en la Universidad Católica Argentina (UCA), vendía bufandas de lana a los negocios de la calle Santa Fe. "Además de pagar los estudios tenía que mantener a mi familia. Me casé muy joven, a los 22 años tenía tres hijas, así tenía que trabajar sí o sí."
Costantini también llevaba contabilidades y después trabajó con su hermano Rodolfo en una consignataria de carnes. Tenía una cuenta pendiente: estudiar en el exterior. Así que pocos años después de graduarse tomó los 25.000 dólares que había logrado ahorrar en esos años y partió con su primera esposa y sus hijas para cursar un máster en Economía en Inglaterra.
Cuando regresó, en 1975, retomó su trabajo en lo que ya se había convertido en un grupo de frigoríficos. Al año se independizó para hacer lo que más le gustaba: inversiones inmobiliarias y financieras, como agente de Bolsa.
Su primer millón lo hizo a los 30 años. "Compré un terreno en pleno centro de Buenos Aires por US$ 240.000 y a los cuatro o cinco meses se lo vendí a una empresa norteamericana a un millón de dólares."
Su carrera despegó. A fines de los ochenta adquirió el 12% de Terrabusi y un porcentaje similar del Banco Francés, a la familia Otero Monsegur. "En ese entonces nadie invertía en el país", remarca.
En 1991 acrecentó su participación en el Francés y pasó a integrar el grupo de control del banco, como vicepresidente.
Ese mismo año compró, a medias con el banco, una hectárea en la zona de Catalinas y ahí empezó a construir la primera torre.
En 1994 vendió sus acciones en el Francés al BBV para concentrarse en la administración de fondos y los negocios inmobiliarios.