"Amábamos a Kennedy, era nuestro héroe"
Kenneth Salyer, uno de los médicos que atendió al mandatario el día en que le dispararon, contó a lanacion.com cómo vivió esa histórica jornada; "Jacqueline estaba desconsolada", aseguró
Apenas pasaba el mediodía del 22 de noviembre de 1963. Kenneth Salyer, por entonces apenas un joven médico de 27 años, dio un salto y salió corriendo de la habitación donde estaba mirando una película. Mientras se dirigía hacia la sala de emergencias, no daba crédito a lo que le habían dicho. ¿Era posible que le hubieran disparado a uno de los personajes más populares de los años 60?
Abrió las puertas y entre el tumulto de gente estaba ella, la elegante Jacqueline Kennedy, vestida de rosa. Sobre la camilla, fatalmente herido, estaba John F Kennedy, por entonces presidente norteamericano que visitaba Dallas, en Texas, en vista a las próximas elecciones. Salyer se sumó al equipo del Parkland Memorial Hospital que intentaba desesperadamente mantener con vida al mandatario. Pero no hubo caso. Kennedy fue declarado muerto a las 13.
"Fue un momento muy doloroso para todos nosotros; amábamos a Kennedy, era nuestro héroe", contó Salyer a lanacion.com en su reciente visita a la Argentina. Pasaron 45 años, pero Salyer todavía recuerda cada detalle de ese día trágico. "No había esperanzas, tenía una herida masiva en la cabeza y otra en el cuello", explicó el médico. "Jacqueline estaba desconsolada, yo la miré a los ojos dos o tres veces, con la esperanza de tranquilizarla", recordó Salyer.
"¡Van a matarnos a todos!". El presidente visitaba Dallas fundamentalmente como parte de los preparativos para las elecciones del año siguiente. En los comicios anteriores, Kennedy había apenas ganado en Texas, pero perdió en Dallas.
Cierta preocupación por este viaje rondaba entre las personas cercanas al mandatario, ya que un mes antes de su visita, el embajador norteamericano en las Naciones Unidas, Adlai Stevenson había sido agredido en medio de una protesta. "Le advirtieron que no fuera a Dallas, pero Kennedy no se dejaba amedrentar", dijo Salyer.
El famoso paseo por las calles de Dallas en la limusina descapotable todavía es recordado por los ciudadanos de la gran ciudad de Texas. En el vehículo, que no era a prueba de balas, viajaban John Connally, gobernador de Texas, junto a su mujer, en el asiento delantero. Atrás viajaba el presidente con su mujer.
Cerca del mediodía, mientras Kennedy saludaba efusivamente a la gente que se agolpaba en las calles para vivir la histórica visita, que terminó en una tragedia, la mujer del gobernador decía, según se cuenta en los archivos del caso, "Señor Presidente, no puede decir que Dallas no lo quiere".
Nadie reaccionó al primer disparo. La mayoría de los testigos dicen haber escuchado tres. Las pocas filmaciones del momento no son de muy buena calidad. Uno de los disparos entró por debajo del brazo del presidente y salió a través del cuello. Jaqcqueline atinó a abrazarlo, mientras la bala seguía su recorrido, hiriendo de gravedad el gobernador Connally, qué sólo alcanzó a gritar "¡Dios mío, van a matarnos a todos!".
Fue en cuestión de segundos. El último disparo explotó en la cabeza de Kennedy mientras personal del comité presidencial, el conductor y Jacqueline se arrojaban sobre Kennedy en un intento de protegerlo. Era demasiado tarde.
En el Hospital. Salyer recuerda que estaba mirando una película cuando les informaron que estaba entrando al hospital el mismísimo presidente, herido de bala. "Apenas entré a la sala de emergencia ayudé a desvestirlo y comenzamos con la resucitación. Todos sabíamos que no había esperanza, las heridas de la cabeza y el cuello eran fatales", explicó Salyer.
"Estábamos totalmente preparados para una emergencia así, pero no se pudo hacer nada", contó el médico. Kennedy fue declarado muerto a las 13 del 22 de noviembre de 1963. Salyer recuerda la imagen del sacerdote realizando la extremaunción, mientras Jacqueline, todavía en shock, se acercaba al cuerpo sin vida de su esposo.
Si bien por entonces el asesinato de un presidente no era considerado como un delito federal, por lo que debía ser juzgado en el Estado de Texas, el cuerpo de Kennedy fue trasladado a Washington, en donde se practicó la autopsia. "Hubo una discusión en la puerta del hospital, y luego el Servicio Secreto decidió que los siguientes pasos de la investigación se llevarían a cabo en Washington", recordó Salyer.
Por el crimen fue detenido Lee Harvey Oswald, acusado de ser el autor de los disparos, aunque aún existen dudas de que Oswald haya sido el verdadero asesino. Más allá de los interrogantes sobre su responsabilidad en el magnicidio, Oswald nunca llegó a juicio, ya que en pleno traslado hacia la cárcel de Dallas, fue asesinado.
Todo pasó en apenas unas horas. El popular presidente que respaldó la lucha del reverendo negro Martin Luther King por los derechos civiles, que pidió que la paz no sea impuesta por las armas, que se encaminaba a una posible reelección en los "maravillosos años sesenta", había muerto.
Sobre este hecho, Salyer concluye: "Desde entonces, Dallas es identificada como la ciudad que vio morir a John F Kennedy, el héroe de los Estados Unidos, el héroe de todo el mundo".