Bangladesh, un país de pobreza y con una legión de combatientes islamistas
Bangladesh ha estado tradicionalmente asociado en el imaginario a la pobreza y la superpoblación, dos males que se mitigaron relativamente con mejoras en salud y educación. De allí también surgió el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus, el fundador de un banco destinado a las mujeres campesinas que les dio nuevas libertades y que hizo escuela en todo el mundo.
La naturaleza no da respiro en un país azotado por ciclones devastadores e inundaciones bíblicas, mientras que el factor humano añadió su cuota de horror en los últimos dos años con una legión de combatientes islamistas que se multiplicany responden en su ciego fanatismo a diversas agrupaciones armadas. Pero la paz no fue nunca una característica de esta nación fundada en 1971 como desprendimiento de Pakistán, que a su vez se soltó de la India en la partición de 1947 que separó a hindúes y musulmanes, al costo de cientos de miles de vidas que cruzaban de un lado al otro en un desgarramiento que Gandhi intentó prevenir.
Después de años de gobiernos militares la democracia se instaló en 1990, pero la vida política no dejó de ser volátil y una ola islamista se abrió paso en 2013. Desde entonces más de 20 personas murieron a manos de militantes islamistas. Muchas víctimas fueron atacadas con machetes y algunas fueron decapitadas, el sistema de brutal primitivismo que popularizó Estado Islámico con sus rehenes extranjeros. El ataque de ayer al restaurante, con armas pesadas y toma de rehenes, alcanzó una nueva escala.
Algunas de estas acciones, dirigidas contra blogueros ateos, intelectuales y otros supuestos enemigos del Islam, fueron reivindicadas por EI y Al-Qaeda. Pero el país tiene su propia cosecha de integristas armados, y según el gobierno son estas agrupaciones domésticas, y no las famosas franquicias internacionales, las culpables más asiduas.
La primera ministra Hasina Wazed, incapaz de frenar la violencia, responsabilizó a las víctimas de atraer su perdición: "No considero que esos escritos (de blogueros y críticos) sean libres pensamientos sino sucias palabras. No es para nada aceptable si alguien escribe contra nuestro profeta y otras religiones".
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