Cae el capo del mayor cartel colombiano
Conocido como "Chupeta", vivía en San Pablo y tenía un documento argentino; lideraba el poderoso Cartel del Norte del Valle
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SAN PABLO.- Las cuatro cirugías que se hizo en el rostro lo volvían irreconocible, y un documento argentino le había permitido llevar una vida tranquila en San Pablo. Pero ayer se le terminó la suerte al colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía. Considerado uno de los traficantes más buscados del mundo, fue descubierto en un country por la Policía Federal brasileña y será extraditado inmediatamente a Estados Unidos.
Ramírez Abadía, alias "Chupeta", de 44 años, es jefe máximo del Cartel del Norte del Valle, el mayor de Colombia y el heredero del Cartel de Cali. Se lo acusa de más de 300 muertes en Colombia y 15 en Estados Unidos, y de haber enviado a ese país más de 1000 toneladas de cocaína y heroína.
"Es el narcotraficante más buscado del mundo por la Agencia Antidrogas Estadounidense [DEA, por sus siglas en inglés]", afirmó el vocero de la Policía Federal.
Desde 1986, cuando ingresó en el Cartel de Cali -entonces dirigido por los Rodríguez Orejuela-, fue ascendiendo posiciones hasta construir una fortuna estimada en 1800 millones de dólares.
El traficante fue sorprendido mientras dormía, a las 6.30 de la mañana, en el municipio de Aldeia da Serra, una región de countries de lujo a 45 minutos del centro de San Pablo. Según la policía, el colombiano habría estado en Brasil desde 2002, acompañado por su esposa, ocho brasileños, cinco europeos y tres colombianos.
Hasta ayer por la tarde habían sido detenidas otras 14 personas vinculadas al cartel, en distintos operativos en Río de Janeiro, Minas Gerais, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul.
Ramírez Abadía fue arrestado en el marco de la Operación Farrapos, que buscaba detener traficantes internacionales que utilizan a Brasil como centro de distribución de drogas.
A pesar de que tenía un registro argentino expedido por la provincia de Buenos Aires a nombre de Marcelo Javier Unzué (ver aparte) y de que su rostro era completamente diferente del que se le conocía, "Chupeta" admitió inmediatamente quién era. En la mansión había 150 celulares, una colección de relojes de lujo y una cantidad de dinero que varía según las fuentes: entre 300.000 y 1.200.000 dólares.
El Departamento de Estado norteamericano ofrecía 5 millones de dólares por información que condujera a su captura. El dinero será cobrado por la policía brasileña, que tendrá que reinvertirlos en la lucha contra el narcotráfico.
En Brasil, el traficante había abierto empresas y las manejaba por teléfono, por Internet y a través de contadores. Fue descubierto justamente en una operación contra el lavado de dinero. Compraba industrias, hoteles, mansiones y autos de lujo.
Martínez Abadía era particularmente conocido por su violencia: bajo sus órdenes morían socios, informantes, familiares de informantes, policías que lo seguían, adversarios y cualquiera que se pusiera en su camino.
El narcotraficante, que figura en la lista de los más buscados de la DEA, usaba a Brasil como centro de distribución de drogas que llegaban de Colombia y eran enviadas a Estados Unidos y Europa. En algunos casos, la droga era enviada en vasijas de cerámica. El dinero volvía a través de Uruguay, España o México, según la policía federal.
La policía trabajó junto con organismos de investigación del lavado de dinero de la Argentina, España, Uruguay y Estados Unidos.
Su empresa más conocida era una distribuidora de medicamentos que llevaba el sugestivo nombre de Disdrogas Ltda. Era administrada por sus padres, Omar Ramírez Ponce y Carmen Alicia Abadía Bastidas, y sus socios Jorge Rodrigo Salinas Cuevas y Edgar Marino Otálora Restrepo.
En 1996, Ramírez Abadía se entregó a la justicia colombiana. Estados Unidos pidió su extradición (el terror de los narcotraficantes), pero Colombia no la concedió, a pesar de que el traficante había confesado haber enviado a través de México 30 toneladas de cocaína.
Se sabe que siguió traficando desde la prisión, lo que no impidió que en 2002 fuera liberado. Apenas surgieron nuevos casos, se volvió a ordenar su captura, pero él ya se había fugado a Brasil.
En Estados Unidos tiene causas en varias ciudades por haber asesinado policías y por la ejecución de informantes. "La noticia de su arresto es bienvenida", dijo Richard Mei, vocero de la embajada de Estados Unidos en Brasilia.




