Conmueven a Francia las confesiones de tortura de un general
El militar no expresó remordimiento
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PARIS.- Horror, estupor e indignación causaron ayer en Francia las confesiones del general Paul Aussaresses sobre las torturas y ejecuciones que practicó durante la guerra de independencia de Argelia, a fines de los años 50.
En su libro "Servicios especiales- Argelia 1955-1957", que acaba de salir a la venta en Francia y algunos de cuyos fragmentos fueron difundidos por el diario Le Monde, el militar, de 83 años relata, sin remordimiento alguno, cómo torturó y asesinó personalmente a 24 prisioneros.
"He torturado, he matado con mis manos, he ordenado a mi batallón de la muerte masacres de civiles. No me arrepiento de nada", declaró Aussaresses.
En noviembre último, Aussaresses había confesado estas matanzas, pero en el libro admite, por primera vez, haber torturado también a sus víctimas. Con extrema calma, el ex militar afirmó que tiene la conciencia limpia, que no teme un juicio ni tampoco ser asesinado por la calle.
Pero el presidente Jacques Chirac, que se declaró "horrorizado", dijo que "debe salir a la luz la plena verdad sobre estos actos injustificables", insinuando que Francia podría dirigirse hacia un examen público de la guerra de casi ocho años que concluyó en 1962 con la independencia de Argelia de Francia.
"Armario de fantasmas"
El mandatario francés ordenó que Aussaresses fuera suspendido de su condecoración de la Legión de Honor y le pidió al ministro de Defensa, Alain Richard, que propusiera una eventual sanción disciplinaria. Además, instó a los historiadores a que profundizaran la investigación de ese período de guerra.
"Es hora de que Francia se decida a abrir oficialmente las puertas de un armario lleno de fantasmas, el de los crímenes de Argelia", escribió Le Monde.
En tanto, el primer ministro Lionel Jospin se mostró "profundamente conmocionado" por el "cinismo repugnante" de las declaraciones de Aussareses, al tiempo que manifestó su "total condena moral".
Ni el primer ministro ni el presidente plantearon el problema de la responsabilidad de las autoridades políticas de la época, quienes, según Aussaresses, estaban al tanto de todo.
El papel de Mitterrand
En particular, el anciano militar sostiene que el ex presidente y entonces ministro de Justicia Franois Mitterrand fue informado por su "emisario" personal, el juez Jean Bérard, de las ejecuciones, torturas y desplazamientos forzados de la población.
Pero el que fuera jefe de gabinete de Mitterrand en el Ministerio de Justicia, André Rousselet, tachó de "mentiras" las afirmaciones del Aussaresses. "Mitterrand fue informado de ciertas violaciones y protestó con suma vehemencia. No pudo evitarlo todo, pero pienso que su presencia en el seno del gobierno permitió evitar lo peor", sostuvo Rousselet.
Por su parte, la actual ministra de Justicia, Marylise Lebranchu, dijo que se inclinaba por iniciar una investigación para determinar si las declaraciones del general podían ser consideradas "una apología de crímenes de guerra".
En 1968, la Asamblea Nacional aprobó una ley de amnistía que abarcó todas las acciones cometidas durante la guerra. Los actos brutales cometidos en esa época por los militares fueron tema de insistentes rumores, pero objeto de secreto oficial.
Francia ni siquiera había admitido oficialmente hasta 1999 que en Argelia libró una guerra. Durante toda la lucha y durante varias décadas que siguieron se refería a los combates denominándolos operaciones para "mantener el orden".



