Rusia iniciará la producción de dos vacunas en medio de las dudas de occidente

PARÍS.– En su esfuerzo por ganar –como muchos otros– la carrera por producir la primera vacuna contra el coronavirus, Rusia anunció que comenzará la producción industrial de dos de ellas en septiembre y en octubre.La declaración se produce pocos días después de que varios países acusaron al Kremlin de ser responsable de los intentos de hackeo de investigaciones similares en Occidente.

"Dos vacunas concebidas por investigadores rusos son hoy las más prometedoras", declaró la viceprimeraministra rusa, Tatiana Golikova, en videoconferencia, acompañada por el presidente Vladimir Putin.

El primer proyecto está siendo desarrollado por el Ministerio ruso de Defensa y el Centro de Investigación en Epidemiología y Microbiología Nikolai Gamaleya.

Según Golikova, la vacuna ya está siendo probada en el hombre: "El lanzamiento de su producción industrial está previsto para septiembre de 2020", después de una certificación y de ensayos clínicos suplementarios en 1600 personas.

La segunda vacuna es responsabilidad del Centro de Investigaciones Vektor, de Siberia, y también se encuentra en la etapa de los ensayos clínicos, que deberían concluir en septiembre, antes de una certificación en el mismo mes. Las primeras dosis –según Golikova– podrían ser producidas "en octubre de 2020".

Vladimir Putin afirmó, por su parte, que actualmente hay "muchas más" vacunas rusas en desarrollo, aunque insistió en que la eficacia de las mismas debía ser "absoluta" antes de comenzar a inocularla en la gente.

"Una vez que concluyan todas las etapas de la investigación, Rusia espera producir unos 200 millones de dosis", afirmó hace una semana Kirill Dimitriev, presidente del fondo soberano ruso que financia una de las vacunas. Esa tercera etapa de ensayos sobre el hombre se realizó en Rusia y en otros países, entre ellos en los Emiratos Árabes Unidos, en Turquía y en África, agregó.

Versiones modificadas

Según los científicos rusos, si las vacunas-candidatas han sido tan rápidamente desarrolladas, se debe a que son versiones modificadas de otras creadas para prevenir enfermedades diferentes.

Se trata, en efecto, del mismo principio adoptado en muchos países y otras compañías a fin de acelerar los procesos de investigación.

En cuarto puesto mundial de contaminaciones de coronavirus después de Estados Unidos, Brasil y la India, Rusia había proclamado en abril su voluntad de ubicarse entre los primeros países en crear una vacuna contra el virus.

En aquel momento, varias fuentes afirmaron que la elite rusa había podido beneficiarse con una vacuna experimental.

Desde ese mismo mes, importantes empresarios, millonarios y representantes del gobierno habrían comenzado a hacerse vacunar en el instituto Gamaleya, administrado por el Estado, en Moscú, según la agencia Bloomberg.

Contactado entonces por los periodistas, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, contaminado por el Covid-19 y hospitalizado en mayo, afirmó no conocer el nombre de quienes habían recibido la vacuna experimental y desmintió que Vladimir Putin se encontrara en ese grupo.

"No sería una buena idea utilizar en el jefe del Estado una vacuna no certificada", ironizó. Por su parte, un magnate ruso indicó que había decidido no participar en el ensayo después que su médico personal le indicara que era necesario, por lo menos, un año para evaluar los riesgos de una nueva vacuna.

En todo caso, el anuncio realizado por Tatiana Golikova fue recibido con escepticismo en algunos medios especializados occidentales.

Hace dos semanas, Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá acusaron a los servicios de inteligencia rusos de haber organizado una operación de hackeo de investigaciones sobre una futura vacuna en Occidente. Acusaciones que el Kremlin desmintió con vehemencia.