David Berkowitz: "El hijo de Sam"
1975
Nació en 1953, fue adoptado por un matrimonio judío y recibió el nombre de David Berkowitz. Pero el mundo lo conoció como "El hijo de Sam", el asesino serial que aterrorizó Nueva York a mediados de la década del 70.
Berkowitz dijo que su infancia fue una pesadilla en la que se alternaron ataques de histeria, peleas con los compañeros de colegio y profundas depresiones, que lo llevaron a pensar incluso en el suicidio. Las visitas al psicólogo no fueron de mucha ayuda, y la muerte de su madre, cuando él tenía 14 años, aceleró su aislamiento. Cuando su padre se volvió a casar, Berkowitz se sintió abandonado y decidió enrolarse en el ejército.
En 1975 empezó a mostrar fascinación por el ocultismo y la brujería. La película "El bebe de Rosemary" lo cautivó, y comenzó a leer la biblia negra de Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán en San Francisco. De allí a la locura homicida había sólo un paso. David salió a las calles como cazador furtivo a buscar sus presas: en dos años mató a seis personas e hirió a nueve (uno de ellos quedó paralítico, y otro ciego). Sus víctimas tenían entre 15 y 26 años, en su mayoría mujeres, y eran atacadas a balazos.
El 17 de abril de 1977, tras asesinar a una pareja de novios, dejó una carta dirigida al capitán Joe Borelli, a cargo de la investigación del caso. En otra misiva, señaló que recibía órdenes de matar del perro labrador de su vecino Sam Carr, por lo que el periodista Jimmy Breslin, del New York Daily News, lo bautizó "El hijo de Sam".
Su último crimen ocurrió el 30 de julio de ese mismo año, cuando disparó contra Stacy Moskowitz y Bobby Violante, quienes se estaban besando en el asiento delantero de un automóvil. "El hijo de Sam" cometió un error garrafal: dejó mal estacionado su Ford Galaxy, y la multa policial fue el primer paso que llevó a su arresto.
2004
Berkowitz fue condenado a 350 años de cárcel. El comienzo de su reclusión fue bastante caótico, y eran constantes las peleas con otros reclusos. Uno de ellos intentó cortarle la garganta. Sin embargo, en 1987, un hecho cambiaría su vida, según contó el mismo Berkowitz: "No tenía ya esperanza cuando otro prisionero, Rick, me dio una Biblia y me dijo que Dios me perdonaba y me amaba. Me puse a leerla todas las noches, y así fue como, poco a poco, se derritió mi corazón de piedra".
Se convirtió al cristianismo con una intensa devoción, al punto de convertirse esporádicamente en capellán de la prisión. "Lamento no haber conocido a Jesús antes de los crímenes que cometí", dice ahora. En marzo de 2002 escribió una carta al gobernador de Nueva York, George Pataki, para comunicarle que ya no aspira a obtener la libertad bajo palabra, porque a su juicio no la merece.
Ese mismo año, cuando un francotirador aterrorizaba Washington, una periodista de Fox News, Rita Cosby, le escribió a Berkowitz solicitándole que describiera el perfil del supuesto atacante, en una curiosa imitación en la vida real de la película "El silencio de los inocentes". Berkowitz contestó que percibía que el francotirador odiaba a las autoridades de los Estados Unidos y dormía seguramente en su automóvil. Y acertó.
Berkowitz tiene un sitio en Internet ( www.forgivenforlife.com ), donde cualquier interesado puede acceder a su detallado diario personal. En marzo de este año escribió que estaba a punto de comenzar una nueva etapa en su vida, y dijo que Dios sigue cada uno de sus pasos para alejarlo "de la fuerza aún poderosa de Satán".
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