
Decapitaron al rehén británico en Irak
Había sido secuestrado en septiembre; imputan a Blair no haber hecho lo suficiente para salvarlo
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BAGDAD.- El rehén británico Kenneth Bigley, secuestrado en Bagdad en septiembre pasado por el grupo de Abu Musab al-Zarkawi, vinculado con Al-Qaeda, se sumó a la treintena de extranjeros ejecutados en Irak tras ser decapitado anteayer por sus captores.
La noticia de su muerte conmocionó a Gran Bretaña e indignó a los hermanos de la víctima, que acusaron al premier Tony Blair de tener las manos llenas de sangre y de no haber hecho lo suficiente para detener el asesinato. A la defensiva, el mandatario dijo sentir "total repulsión" por la ejecución.
La confirmación de la muerte de Bigley llegó por parte de uno de sus hermanos, Phil, quien aseguró haber visto "la prueba definitiva" del hecho, un video en el que se ve al rehén británico rogando por su vida ante seis terroristas encapuchados.
Pocos segundos después, según muestra la cinta, Bigley fue decapitado con un cuchillo por uno de los miembros de Al Tawhid al Jihad, un grupo extremista islámico con supuestos nexos con Al-Qaeda, comandado por el jordano Abu Musab al-Zarkawi.
Bigley, un ingeniero de 62 años, fue secuestrado el 16 de septiembre en su casa de Bagdad. Junto a él, fueron capturados sus colegas Eugene Armstrong y Jack Hensley, dos norteamericanos que fueron ejecutados poco después de ser raptados.
Paul, otro hermano de Bigley, reaccionó afirmando que el primer ministro británico Tony Blair "tiene sangre en las manos". "Por favor, detengan esta guerra y eviten que se pierdan otras vidas. Es ilegal y debe detenerse. Tony Blair tiene sangre en las manos", dijo Paul Bigley, en un mensaje escrito a la organización Stop the War, que se opone a la guerra en Irak.
Bajo extrema presión desde el secuestro de Bigley, el mandatario, por su parte, dijo sentir "repulsión" por la "barbarie". En una breve declaración, el líder laborista aseguró que ese tipo de acciones, ya sea en Irak o en otras partes, "no prevalecerá".
Por su parte, el canciller británico, Jack Straw, afirmó que Londres intercambió una serie de mensajes con los secuestradores del rehén por vía de un intermediario, pero señaló que no renunciaron a su exigencia de que se liberase a las prisioneras iraquíes.
Straw presentó ayer sus condolencias a la familia del rehén y calificó lo ocurrido de "crimen bárbaro tras tres semanas de terribles sufrimientos".
En Gran Bretaña, los mensajes de condena de la reina Isabel II, de políticos y de asociaciones islámicas se sucedieron mientras la familia de Bigley se congregó en la casa de su madre, Lil, en Liverpool.
"No existe justificación alguna para el asesinato de un individuo indefenso. Es un acto absolutamente repugnante y reprochable", dijo Iqbal Sacranie, secretario general del Consejo Islámico, la mayor asociación musulmana en Gran Bretaña, que intercedió para la liberación del rehén.
Desde abril, han sido asesinados en Irak unos treinta extranjeros. Además, hay una cifra similar de personas que todavía se encuentran retenidas y varias de ellas están amenazadas de muerte.
Bigley apeló directamente a Blair en dos oportunidades -la última el 29 de septiembre-, a través de videos difundidos por sus captores, para que intercediera por su liberación.
Bombas en una boda
Fuentes islámicas en Fallujah señalan que el ingeniero fue decapitado en Latifiya, unos 40 kilómetros al sur de Bagdad anteayer por la tarde.
Latifiya pertenece a un zona en la que rebeldes y criminales pueden moverse libremente.
El ejército estadounidense y las fuerzas de seguridad iraquíes iniciaron hace cuatro días una gran operación para recuperar el control de ese territorio. En combates que tuvieron lugar ayer murieron nueve civiles en Iskandariyah, no muy lejos de Latifiya, y 17 resultaron heridos.
Por otra parte, en Fallujah, la fuerza aérea norteamericana bombardeó anteanoche una casa donde se reunían los invitados de una boda. Once personas murieron, entre ellos el novio, según informaron fuentes médicas.
Las primeras informaciones contaban también a la novia entre los muertos, quien sin embargo se encuentra gravemente herida. La celebración había ya concluido cuando una bomba cayó sobre el edificio, donde aún había gente, según dijeron testigos, que añadieron que en total dos edificios quedaron destruidos.
El comando militar estadounidense en Bagdad explicó, por su parte, que el edificio bombardeado era un escondite de terroristas de Al-Zarkawi. "Indicios de informaciones creíbles" documentaron que en el momento del ataque se encontraban miembros del grupo terrorista.




