Despiden hoy a la reina madre con un multitudinario funeral
Conmovida, Isabel II agradeció en un discurso a todo el país el cariño del pueblo
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LONDRES.- El agradecimiento de una monarca, la cariñosa vigilia de cuatro nietos y el fervor de un público incansable sirvieron de conmovedor preludio al funeral de la reina madre.
El servicio religioso en la abadía de Westminster -que seguirá hoy el más estricto rito tradicional por pedido expreso de la difunta- superará en esplendor protocolar a las exequias de la princesa Diana en 1997, a las cuales, al menos a nivel nacional, ya equiparó en expresiones de afecto.
Tanto fue así que Isabel II sintió ayer la necesidad de agradecer a los que hicieron colas de hasta 12 horas para inclinar respetuosamente sus cabezas ante la "abuela preferida de la nación".
Sin leer, pero portando anteojos, una enlutada reina rindió tributo a los "abrumadores" testimonios de afecto popular, de los cuales dijo haber "recogido gran consuelo". En los últimos dos meses la monarca no sólo perdió a su madre, sino también a su hermana menor, la princesa Margarita. Aun así, se calificó de "afortunada" por haber disfrutado de la compañía de su progenitora durante tantos años. "Ella tenía un contagiante ímpetu de vida y éste se mantuvo hasta sus últimos días", destacó en un discurso de tres minutos grabado en el castillo de Windsor.
Poco antes de su alocución, y durante 20 minutos, se habían instalado a hacer guardia en torno del embanderado féretro instalado en el Hall de Westminster los príncipes Carlos, vestido en su uniforme de contralmirante; Andrés, con el de comandante de la Royal Navy; Eduardo y el hijo de la princesa Margarita, el vizconde de Linley, en trajes civil de luto.
Así, replicaron una escena que conmovió a los británicos hace 66 años cuando, tras la muerte del rey Jorge V, sus hijos, el más tarde abdicante Eduardo VIII; el futuro rey Jorge VI (entonces príncipe Alberto) y sus hermanos Jorge y Enrique reemplazaron a los guardias en el velatorio de los restos.
En esta ocasión todo se desarrolló bajo la atenta mirada del público, así como de la de los príncipes William, Harry, la princesa Ana y, para sorpresa de muchos, Camilla Parker Bowles. La compañera sentimental del príncipe heredero también se encontrará hoy entre los feligreses en la abadía de Westminster. Pero no llegará del brazo de él porque fue invitada en su carácter de amiga personal de la reina madre, que llegó a ser madrina de uno de sus hijos.
Su presencia coincide, sin embargo, con la publicación de varias encuestas periodísticas en las cuales los británicos se pronunciaron en favor de su eventual matrimonio con el príncipe Carlos.
Carpas instaladas
Aunque el funeral será menos espectacular que la procesión del último viernes, a la que asistió casi medio millón de personas, muchos ya han instalado carpas en las inmediaciones de la abadía. Su objetivo es garantizar un buen lugar entre los miles que tratarán de ver de cerca tanto el paso de la limusina con el féretro de la reina madre en camino a la capilla del castillo de Windsor, donde será enterrada, como los rostros de la realeza, políticos y celebridades invitados al servicio.
La presencia de 2100 notables obligó a Scotland Yard a colocar en las calles 2600 policías, así como poner en "alerta rojo" a todas sus divisiones especializadas, como el Escuadrón Antiterrorista y el Grupo de Protección Diplomática.
Pero no serán sólo los famosos quienes ganarán un lugar en la abadía. Todos los sirvientes de la reina madre han sido invitados, así como representantes de las decenas de organizaciones caritativas que ella apadrinó.
El servicio religioso será transmitido además mediante pantallas gigantes y altavoces a la muchedumbre apostada en las calles. Se tratará de la misma emisión que verán en vivo desde sus hogares más de 200 millones de personas gracias a la instalación de 400 cámaras de televisión tanto en el interior de la abadía como en todo el trayecto que realizará el féretro hasta su entierro en Windsor.
La misa fúnebre será precedida por el tañido de la campana de Westminster, que sonará 101 veces, un golpe por cada año de vida de la difunta.
A pesar de que no se ha decretado feriado nacional, la mayoría de los negocios, aeropuertos y estaciones de trenes suspenderá sus labores para realizar dos minutos de silencio al inicio de la misa, previsto a las 11.30, hora local.
Al final, el ataúd será conducido en limusina por las puertas de los palacios de Buckingham y Clarence House (domicilio londinense de la reina madre) al mismo tiempo que una docena de aviones utilizados durante la Segunda Guerra Mundial sobrevolará la escena.
Máxima no va
- LONDRES (De nuestra corresponsal).- Entre las cabezas coronadas con un asiento en la abadía estarán los reyes Juan Carlos y Sofía de España, la reina Beatriz de Holanda (sin la princesa Máxima ni su marido, Claus), el sultán de Brunei, los monarcas de Suecia y Noruega, y el príncipe Alberto de Mónaco.
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