El abogado de las víctimas de Boston descalificó al Vaticano
Mitchell Garabedian dijo que los secretos y encubrimientos de la Iglesia deben terminar
" Los abusos de los sacerdotes no se detendrán, pero por lo menos ahora alguien está escuchando a las víctimas", dijo a LA NACION Mitchell Garabedian, el abogado norteamericano que desde 2002 llevó ante la Justicia norteamericana cientos de casos de abuso sexual y encubrimiento por parte de la Iglesia . Cada caso fue un enfrentamiento con una institución con muchísimo poder de lobby y un delito que prescribe antes de que las víctimas se animen a hablar.
De perfil bajo, voz grave y acento bostoniano muy marcado, Garabedian es una figura reconocida en Estados Unidos, luego de que sus demandas civiles en 2002 contra la Arquidiócesis de Boston por abusos a más de 500 víctimas por 250 sacerdotes, tomó notoriedad en una serie de artículos por el equipo Spotlight, del Boston Globe. Luego, en 2015, por la película Spotlight, ganadora del Oscar, en la que el actor Stanley Tucci interpretó Garabedian.
"Lo que la Iglesia está haciendo es cruel; sus delitos de abusos a chicos son pura maldad y además algo que todos sabían y encubrían. Han demostrado una y otra vez que no se preocupan por las víctimas", dijo Garabedian, que con 65 años y casi dos décadas como abogado de víctimas -que actualmente tienen entre 8 y 88 años-, conoce muy bien "los daños colaterales que causan los abusos: baja autoestima, alcoholismo, adicción a las drogas y hasta suicidio".
"Los relatos ayudan a sanar heridas y animan a otras víctimas a hablar para hacer de este mundo un lugar un poco más seguro para los más pequeños".
Lo que más le preocupa es que "la misma institución que debía proteger a las personas, ha permitido destruirlas". Para él, todo comenzó en 1994 cuando una mujer se acercó a su oficina y le pidió que escuche el relato de sus tres hijos, abusados por un sacerdote en quien ella confiaba. Era John J. Geoghan, que fue condenado por abusar sexualmente de 118 menores, y murió en prisión poco después a manos de otro preso.
"En general los agresores se hacen amigos de la familia y luego abusan sexualmente de los chicos, utilizando la religión como un vehículo para generar confianza. Para estos sacerdotes mantener el secreto es clave para prolongar el delito, entonces amenazan a sus víctimas con declaraciones como: 'Si contás lo que pasó, tu madre se quemará en el infierno' o 'tus padres se van a divorciar'", reveló.
Representó a más de 1000 víctimas en 14 países, y aún hoy recibe decenas de llamadas de personas que buscan su ayuda. Hace más de 40 años que dejó atrás su vida en una granja en el estado de Massachusetts, para instalarse en Boston, donde hoy pasa la mitad de su tiempo en su oficina en el distrito Downtown, desde donde mantiene esta entrevista con LA NACION.
Los relatos de sacerdotes que abusaron de menores durante décadas cada vez son más, y en todos se repite el mismo protocolo de encubrimientos por parte de obispos y cardenales.
De hecho, la escala y magnitud del delito ya muestra un problema sistémico que llega hasta el corazón del Vaticano, y cuyo encubrimiento incluye palabras en código para referirse a curas pedófilos y vías de escape, como las casas de retiro y los traslados a otras parroquias, para protegerlos de la ley.
"No veo un final para estos delitos. La criminalidad de los pedófilos y los supervisores del clero que los encubrieron es demasiado profunda, mientras que los cientos de miles de víctimas nunca se recuperan por completo", indicó el abogado.
Solo días antes de su viaje a Irlanda, el papa Francisco condenó los crímenes del clero en una carta sin precedentes. Y aunque en el país más católico de Europa se reunió con algunas de las víctimas y también allí pidió perdón, para muchos fieles no es suficiente.
Garabedian no se asombra en absoluto con las declaraciones del Papa argentino, y tampoco esperaba mucho más.
"Lo que el papa Francisco dijo fue insensible y un insulto para quienes sufrieron los abusos, tratando de ocultar el problema al referirse a estos casos como algo que 'pertenece al pasado'", dijo Garabedian.
"Asimismo, la criminalidad de la Iglesia Católica no tiene límites, ya que, cuando los casos llegan a la Corte, ellos siempre quieren pagar compensaciones millonarias, pero solo si yo y mis clientes mantenemos la boca cerrada y no contamos nada de lo que ocurrió durante el litigio. Jamás acepté esos acuerdos de confidencialidad", remarcó.
Si, como asegura Garabedian, cada sacerdote pedófilo ha abusado sexualmente de cientos de niños, entonces la Iglesia se enfrenta a un futuro incierto donde ya no será tan fácil para los altos cargos silenciar las acusaciones contra los curas, simplemente cambiándolos de parroquia.
Aunque algunas diócesis hicieron todo lo posible para mantener el secreto, abogados como Garabedian y las personas que se animaron a contar lo que pasó comenzaron a desentramar "la complicidad que la institución ha permitido durante décadas y que probablemente no era desconocida por los papas".
"La misma ley canónica establece por escrito que los casos de abuso sexual, cuando se investigan, deben mantenerse en secreto". También dispone que los funcionarios de la Iglesia lleven un registro de las quejas y asuntos del personal. Se los conoce como Archivos Secretos.
¿Alguna vez se hará público el contenido de estos documentos? "Probablemente no, a menos que el Papa los publique, al mismo tiempo que se inicie una investigación independiente de la Iglesia".
Por último, el abogado destacó la importante labor que juegan los medios, en especial el dedicado equipo de Spotlight (galardonado con el Premio Pulitzer en 2003) que "hizo un increíble trabajo" y "su interés en lo que tenían que contar las víctimas generó los mejores artículos sobre la crisis de abusos dentro del clero".
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