El exilio cubano se volcó hacia los republicanos

MIAMI.- El cubano Leonardo Suárez, de 66 años, pasó de la ilusión con Barack Obama en 2008 al desencanto con su candidatura en 2012, y al rechazo a los demócratas en estas elecciones. "Voté por él la primera vez, pero sus últimas concesiones a los Castro me empujaron ahora a apoyar a Donald Trump", explica a LA NACION.

En el Dominó Park de la Pequeña Habana, un reducto de los viejos exiliados cubanos en Miami, sobresalen las remeras con inscripciones republicanas y una inocultable felicidad por el triunfo del magnate. "Estoy muy contento. Hay que cambiar esta política de dar tanto sin lograr nada a cambio", dice Suárez, en referencia al proceso de acercamiento de Washington con La Habana.

Para Trump, el voto de los cubanos -la comunidad latina más numerosa de Florida, con 2.000.000 de personas- fue una de las claves que lo catapultó al éxito en este estado, crucial para derrotar a Hillary Clinton. Y, según los analistas, ese triunfo encontró un envión en las últimas medidas de Obama hacia Cuba, que irritaron a muchos cubanos tradicionalmente alineados con el Partido Republicano. La decisión de flexibilizar el embargo norteamericano en materia de ron y habanos, así como la abstención por primera vez en el voto anual de la ONU contra el embargo a la isla fueron criticados por la vieja guardia cubana en esta ciudad, dominada por los demócratas.

"Obama favoreció al negocio de las compañías y al bolsillo de los Castro, no al pueblo cubano", fustigó Florentino Rodríguez (74), que dejó la isla en 1960, tras la revolución. Está en la vereda del Café Versailles, otro tradicional punto de encuentro de los exiliados cubanos. "El día después de las elecciones nos juntamos a celebrar aquí mismo. Estoy feliz con Trump. Se me nota, ¿no?", dice.

"El resultado me sorprendió. Pero es consecuencia de la mano floja de Obama en la economía y la política exterior, como con Cuba. Allá siguen maltratando a las Damas de Blanco, no hay libertades, faltan alimentos. Dio demasiadas concesiones al régimen a cambio de nada", remarca Rodríguez.

Uno de sus compañeros de rondas de café y pastelitos de guayaba es Luis Montenegro (62), que llegó a Miami en 1962 para dejar atrás la revolución liderada por Fidel Castro. "¿Quiere saber por quién voté? Por Hillary, pero para mandarla al tacho de la basura", dice, irónico, al contar su voto por Trump. En el estado, Trump se impuso a Hillary por 119.770 votos y se quedó con los 29 votos en el Colegio Electoral.

Según estudios poselectorales, en Florida el magnate se impuso entre los cubano-norteamericanos por 53% a 45% de los votos, mientras que en el resto de las comunidades hispanas el respaldo a Hillary fue abrumador: 75% a 25%.