En Armenia, el Papa llamó a los cristianos a "construir y reconstruir, sin desfallecer, puentes de unión"
El pontífice viajó a Gyumri después de su visita al emblemático memorial del genocidio armenio, en Ereván
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GYUMRI, Armenia.- Después de visitar esta mañana temprano el emblemático memorial del genocidio armenio, en Ereván, con un vuelo de media hora el Papa llegó a esta ciudad del norte del país golpeada en 1988 por un devastador terremoto.
En una misa que celebró en la plaza principal de la ciudad -la segunda de Armenia y donde vive una importante comunidad católica que convive perfectamente con los ortodoxos-, Francisco envió un mensaje de aliento, al llamar a los cristianos a "construir y reconstruir, sin desfallecer, caminos de comunión, a construir puentes de unión y superar las barreras que nos separan".
Entre los presentes estaba el Patriarca Supremo de la Iglesia Armenia, Karekin II, líder de la Iglesia Apostólica de este país, que vive con orgullo haber sido el primero que convirtió al cristianismo en religión de Estado, en el año 301. El 90% de los habitantes de este pequeño país, con un territorio como el de la provincia de Misiones, es armenio ortodoxo, y menos del 10% es católico. Las dos iglesias, aunque están separadas se consideran "hermanas". Lo demuestra el hecho de que Karekin II jamás en esta gira de gran significado ecuménico, se despegó de Francisco, que además hospeda en su residencia de la sede apostólica de Etchmiadzin, el "Vaticano de los armenios".
En su homilía, que pronunció en italiano y que era traducida por un sacerdote al armenio, el Papa evocó el terremoto que sufrió esta ciudad de 146.000 habitantes en 1988. La catástrofe obligó a la población a vivir durante años en containers. E hizo que en su momento el famoso cantante franco-armenio Charles Aznavour pusiera en marcha una campaña de solidaridad internacional en su favor, que sucesivamente le significó el levantamiento de una estatua en su honor.
Francisco recordó el terremoto en clave positiva. "Después de la terrible devastación del terremoto, estamos hoy aquí para dar gracias a Dios por todo lo que ha sido reconstruido", dijo. "Pero también podríamos preguntarnos: ¿Qué es lo que el Señor quiere que construyamos hoy en la vida?, y ante todo: ¿Sobre qué cimiento quiere que construyamos nuestras vidas?", agregó. Acto seguido, propuso tres bases estables sobre las que edificar y reconstruir la vida cristiana: la memoria, la fe y el amor misericordioso. "Dios habita en el corazón del que ama; Dios habita donde se ama, especialmente donde se atiende, con fuerza y compasión, a los débiles y a los pobres", recordó. "Hay mucha necesidad de esto: se necesitan cristianos que no se dejen abatir por el cansancio y no se desanimen ante la adversidad, sino que estén disponibles y abiertos, dispuestos a servir; se necesitan hombres de buena voluntad, que con hechos y no sólo con palabras ayuden a los hermanos y hermanas en dificultad; se necesitan sociedades más justas, en las que cada uno tenga una vida digna y ante todo un trabajo justamente retribuido", agregó. Lo escuchaban entonces no sólo católicos armenios, sino también fieles llegados desde la vecina Georgia, país de esta zona del Cáucaso que el Papa visitará en septiembre próximo, junto a Azerbaiyán.
Terminada la misa al aire libre, marcada por bellísimo coros, el Papa tuvo un primer baño de multitud al saludar a los fieles dando vueltas por la plaza en papamóvil, acompañado por Karekin II.
Tal como preveía su agenda, más tarde almorzó en un hogar de monjas que hospedan a unos 60 huérfanos. Allí también tuvo un breve descanso de la maratón.
Antes de volver a volar hacia Ereván para presidir un encuentro ecuménico por la paz, Francisco volvió a la plaza principal de Gyumri para visitar la catedral apostólica "Yot Verk", un edificio típico de piedra oscura local y un lugar de lo más simbólico. Durante el período soviético, en efecto, cuando todas las iglesias estuvieron cerradas, "Yot Verk" fue el único templo de culto cristiano abierto a los fieles. El altar principal era utilizado por la Iglesia Apostólica Armenia, el ábside norte era usado por los católicos y el ábside sur, por los fieles ortodoxos del Patriarcado de Moscú. Dañada por el terremoto de 1998, la catedral fue restaurada con la contribución de benefactores armenios de la diáspora argentina. Antes de dejar Gyurmi, cruzando al otro lado de la plaza, también visitó la catedral armenio católica. Se trata de una Iglesia construida recientemente y consagrada el año pasado por el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, presente en este viaje.
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