
España retira todas sus tropas de Irak
Zapatero ordenó que regresen "de inmediato"
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MADRID.- Con 48 horas en la presidencia del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero produjo un inesperado cimbronazo internacional en plena tarde de domingo al anunciar el "inmediato" retiro de las tropas españolas de Irak, donde durante el fin de semana murieron otros 11 soldados norteamericanos.
En una sorpresiva declaración en el Palacio de la Moncloa, anunció que el regreso de los 1300 soldados se hará "en el menor tiempo y con la mayor seguridad posible", y lo fundamentó en las "pocas perspectivas" de que las Naciones Unidas asuman el mando en Irak antes del 30 de junio, que era su explícita condición para que allí permanecieran.
Zapatero no admitió preguntas tras el impactante anuncio, pero recordó que fue su promesa de campaña y dijo que quería "hacer honor" a la palabra dada. Si bien anoche no había certeza acerca de cuándo comenzaría el retorno, fuentes del gobierno indicaron que la orden "ya paralizó" en los hechos el relevo de 160 soldados españoles que debía completarse el viernes próximo.
"Esta mañana di la orden de que las tropas regresen a casa", dijo el presidente, y así dio un giro de 180 grados respecto de su sucesor, el conservador José María Aznar, que en solitario y contra la voluntad del pueblo español decidió apoyar la guerra de Irak. Y que luego envió soldados para la "reconstrucción", decisiones por las que fue castigado en las elecciones del mes pasado.
Lo de Zapatero fue toda una convulsión. Las transmisiones de fútbol se interrumpieron para, entre gol y gol, revelar la noticia y palpar reacciones en Washington. La consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, había anticipado la reacción poco antes, en una señal de que la decisión le había sido anticipada. "Algo así no me sorprendería", dijo, horas antes del anuncio.
"Washington sabía desde el 5 de abril que el retiro de tropas sería inmediato", dijeron a LA NACION fuentes cercanas al gobierno. Ese día, el por entonces futuro ministro de Defensa José Bono se entrevistó con su par norteamericano, Donald Rumsfeld. La reunión se mantuvo en secreto durante más de un día, hasta que salió a la luz.
Quienes no tenían en sus planes la inmediatez del anuncio eran la mayoría de los españoles. El retiro de las tropas fue promesa de campaña de Zapatero, pero -salvo en un muy reducido entorno- nadie esperaba que lo concretara a pocas horas de asumir.
La decisión provocó una fiesta aquí. Los últimos sondeos indicaron que el 72% de los españoles deseaba el regreso de los soldados, y partidos políticos y organizaciones sindicales apoyaron al presidente. Hasta anoche, la única oposición fue la del derrotado Partido Popular (PP), que lo consideró un paso "inmoral y poco solidario", que significa "tirar la toalla" y que deja a España "más vulnerable al terrorismo". Fueron las palabras del secretario general, Mariano Rajoy, que le reprochó al presidente que "ocultara" su decisión al Parlamento, donde compareció anteayer y nada dijo sobre la inmediatez del paso por dar.
Hubo algunas voces críticas en medios castrenses. La Asociación de Militares Españoles (AME), de generalmente escasa exposición, consideró que el giro "es un error" y cuestionó que no se consultara antes a los mandos militares y al Parlamento.
El gobierno hizo esfuerzos por desvincular la delicada decisión del atentado que, sólo tres días antes de las elecciones, causó la muerte de 192 personas y puso al país de cara a la amenaza del terrorismo. La red Al-Qaeda se atribuyó la matanza como "castigo" por el apoyo español a la guerra y reclamó el retiro de tropas de Irak. Y de Afganistán.
Anoche se multiplicaban aquí apuestas y conjeturas sobre el impacto que este delicado paso tendría en el escenario internacional. Los más entusiasmados pronosticaban un efecto dominó en otras naciones que hoy integran la coalición. Honduras podría decidir algo parecido, según admitió anoche su canciller, Leonidas Bautista.
Los más críticos, en cambio, se preguntaban por el futuro de la relación con Washington. Algo se sabrá a partir de mañana, cuando el flamante canciller Miguel Moratinos viaje para "discutir planes futuros" con Rumsfeld, Rice y el secretario de Estado, Colin Powell. "España mantiene su compromiso con el futuro de Irak", se indicó aquí.
El diario El País aseguró que la alternativa que ofrecería Zapatero a Washington sería de "apoyo logístico". Por ejemplo, con el entrenamiento de la policía iraquí. Pero no con tropas.
Al leer el comunicado en el que anunció el retiro de las tropas, Zapatero recordó que su compromiso para el retiro de las tropas data de marzo de 2003 y que lo reiteró en febrero pasado. "Ahora, con la información que tenemos, no es previsible una resolución de las Naciones Unidas que se ajuste a las condiciones expuestas por mi partido para que los 1300 soldados españoles permanezcan en Irak", dijo.
"La decisión responde a mi voluntad de hacer honor a la palabra dada. El gobierno no quiere ni puede actuar de espaldas a la voluntad de los españoles", explicó, al tiempo que ratificó su "propósito de contribuir a la lucha de la comunidad internacional contra el terrorismo desde la legalidad internacional". "España será un aliado fiel de sus socios y cumplirá los compromisos internacionales, especialmente en relación con las misiones de paz y seguridad", dijo, antes de agradecer a las fuerzas armadas "la labor realizada en Irak" y enviarles su "afecto personal".
Entre el apoyo y las críticas
La situación en la zona en la que operan las tropas españolas en Irak es muy complicada y las noticias dan cuenta de que las bases en Nayaf y en Diwaniyah, donde se encuentra el grueso del contingente español, sufren disparos de mortero "la mayoría de las noches".
Contra la dura crítica del PP, anoche se sumaban reacciones en todo el arco político. Entre otros, expresaron su apoyo los nacionalistas catalanes (CiU), los vascos (PNV) y los gallegos (BNG), la izquierda radical catalana (ERC) e Izquierda Unida (IU), junto con el partido regional de las islas Canarias (CC).
En el campo internacional las reacciones fueron variadas. Francia apoyó la decisión "de un gobierno soberano que será, como todos los países europeos, solidario con Irak", según dijo el ministro de relaciones exteriores, Michel Barnier. Pero Polonia protestó porque, a su juicio, la retirada "complica" su situación en el terreno.
También se quejó el Consejo de Gobierno iraquí, y dijo que espera que el paso dado por Madrid "no sea una concesión al terrorismo", según dijo su vocero, Hamed Cifai.
En España, la crítica la retomó el ex presidente Aznar, quien, en declaraciones a la televisión estadounidense, consideró que la medida traería "un día de fiesta para quienes no quieren la democracia en Irak".

