
Francis Arinze: un conservador que podría llegar a ser el primer papa de color
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¿Puede un africano, después de 1500 años, volver a dirigir la Iglesia Católica como Gelasio I en el siglo V? Eso ocurriría si el cónclave decidiera elegir pontífice al cardenal Francis Arinze, de 72 años. Sería, también, una designación poco convencional: Arinze se transformaría en el primer papa negro de la historia.
Nacido el 1° de noviembre de 1931 en el pueblo de Eziowelle (sudeste de Nigeria), Arinze es considerado un conservador en cuestiones doctrinarias. Aunque proviene de Africa subsahariana (la región en la que vive el 70% del total mundial de portadores de sida), es contrario al uso de preservativos. También condena, al igual que el fallecido Papa, las uniones homosexuales, el divorcio y el aborto.
Arinze fue un cardenal muy cercano a Juan Pablo II, que lo convirtió en purpurado en 1984 y le confió el departamento de la Santa Sede que se ocupa de las relaciones de la Iglesia con otras confesiones. El cardenal -que piensa que judíos, musulmanes y budistas pueden ir al cielo y exhibe máscaras africanas en las paredes de su departamento- proviene de un país de mayoría musulmana y es considerado una autoridad en asuntos islámicos.
Esto puede jugar en su favor en el cónclave porque tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las relaciones entre el mundo cristiano y el musulmán cobraron gran importancia para la Iglesia.
Al igual que Karol Wojtyla, el cardenal Francis Arinze es un amante de los deportes, en especial del fútbol y del tenis. "Puede decir las cosas más duras con una sonrisa en su rostro y no ofender a la gente", dijo de Arinze uno de sus colegas, aunque sus críticos aseguran que le falta originalidad en materia teológica.
El recorrido que lo llevó de Nigeria al Vaticano no fue sencillo. Sus padres adoraban a las deidades Ibo (uno de los pueblos originarios de Nigeria), pero decidieron enviarlo, de niño, a una escuela de misioneros irlandeses.
A los nueve años de edad, Arinze decidió su propio bautismo según la fe católica e inició la senda que lo llevaría a ordenarse sacerdote a los 22 años.
Luego, en 1963, viajó a Gran Bretaña, en donde estudió docencia. Volvió a Nigeria dos años después para convertirse en el obispo más joven del mundo, con sólo 32 años de edad.
Años más tarde le tocaría enfrentar una de las pruebas más duras de su vida: fue jefe de la Iglesia en Biafra durante la guerra civil nigeriana, en 1970, que provocó más de un millón de muertos. En el lugar, catalogado entonces como uno de los más pobres del mundo y en medio de una catástrofe humanitaria, creó centros de atención para atender a miles de refugiados hambrientos.
Una vez en la Santa Sede, su ascenso fue meteórico.
En octubre de 2002, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El cargo lo convirtió en responsable de la liturgia y en el virtual número cuatro en la jerarquía vaticana.
Entre los purpurados se asegura que Arinze cuenta incluso con el respaldo del poderoso cardenal alemán Joseph Ratzinger para ser nombrado papa. Por lo menos es una frase conocida del purpurado alemán que un papa africano "sería una señal positiva para toda la cristiandad".
La Iglesia nigeriana
La principal preocupación de la Iglesia Católica nigeriana es la lucha por la justicia social, en un país en el que el 60% de la población está debajo de la línea de pobreza. Además, intenta combatir flagelos tales como la corrupción, el vandalismo y el alto nivel de criminalidad.
No menos importante en el país son los crónicos conflictos interétnicos.
Dichos conflictos tienen importantes elementos religiosos asociados, dado que, en general, los principales protagonistas de estas contiendas son católicos y musulmanes.
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