Irán, la nueva "tierra prometida" para los inversores
Después del acuerdo por su plan nuclear, se reavivó el interés occidental por esta potencia gasífera y petrolera
1 minuto de lectura'

PARÍS.- ¿Irán podría convertirse en El Dorado del siglo XXI para los inversores internacionales? Desde el 14 de julio, cuando se firmó el acuerdo nuclear, cancilleres y delegaciones de grandes grupos industriales se precipitan a Teherán para tratar de asegurarse partes del inmenso mercado que se perfila.
Sigmar Gabriel, ministro de Economía y Energía alemán, que también es vicecanciller de Angela Merkel, aterrizó el 27 de julio y quedará en la historia como el primer dirigente occidental que llegó a la capital iraní. El 29 lo imitó el canciller francés, Laurent Fabius.
Oficialmente, Fabius hizo el desplazamiento para defender el acuerdo nuclear firmado poco antes entre Teherán y un grupo de países occidentales y Estados Unidos. Pero nadie duda de que el canciller francés, que también es responsable del comercio exterior, no perdió de vista las promesas económicas que ofrece ese inmenso mercado. La prueba: casi simultáneamente llegaron a la república de los ayatollahs representantes de Peugeot, Renault, Total e incluso Airbus, por nombrar sólo un puñado.
"Irán se convirtió en una «tierra prometida» codiciada por todo el mundo", reconoce Sofía Tozy, economista para Medio Oriente en la aseguradora de inversiones Coface. "Se trata del mayor mercado de Medio Oriente en términos de consumo, pero también en fuerza productiva", agrega.
Las cifras hablan por sí solas. Irán representa un mercado de 77 millones de habitantes, de los cuales más del 70% vive en las ciudades. Bien educada, la clase media sueña con abrirse al mundo y acceder a los productos occidentales. Después de 33 años de aislamiento, las necesidades en materia de modernización de las infraestructuras son enormes. Y el país, que dispone de la cuarta reserva mundial de petróleo y la primera de gas natural (18,2% del total contra 17,4% de Rusia) tendrá con qué financiarlas.
"Irán es un Dubai a la potencia 40", afirma un banquero francés.
Según el Bank of America, con el deshielo de sus activos en el extranjero, Teherán podría repatriar cerca de 150.000 millones de dólares, mientras que las exportaciones deberían pasar rápidamente de 80 a 200.000 millones de dólares.
Por su parte, el Economist Intelligence Unit estima que el crecimiento iraní podría saltar de un promedio del 2% anual a un ritmo del 5,2% entre 2016 y 2019. Pero Teherán mira aún más lejos: "El plan quinquenal del gobierno espera alcanzar una tasa de crecimiento promedio de 8% antes de 2021. En ese momento, el país podría convertirse en un emergente", precisa Tozy.
No fue por azar que las grandes empresas internacionales se abalanzaron a Teherán en cuanto comenzaron las negociaciones en 2013. La llegada de un nuevo presidente moderado, Hassan Rohani, pero, sobre todo, la autorización del guía supremo, el ayatollah Khamenei, para sacar al país de la asfixia económica, justificaron todas las esperanzas.
La industria automotriz, agroalimentaria, farmacéutica, de materias primas, los bancos... son sectores de enorme potencial. Pero el verdadero mercado que codician las empresas mundiales es otro: Irán tiene inmensas necesidades de infraestructura.
"La necesidad de inversiones en infraestructuras deberían ser importantes, pues todo se degradó durante el período de sanciones", analiza Bernard Hourcade, experto francés del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS).
"Aeropuertos, flotas aéreas, telecomunicaciones son sectores que requerirán importantes inversiones en los próximos años", precisa.
"Apertura caótica"
Los expertos llaman, sin embargo, a la prudencia. "Aun cuando el mercado iraní ofrece grandes perspectivas, sus especificidades son delicadas y su apertura será caótica", advierte Ludovic Subran, jefe economista de Euler Hermes.
Poco diversificada, la economía iraní depende del petróleo, que representa el 80% de sus exportaciones. Pero ese sector sufrió sensiblemente la caída de los precios en 2014, por el impacto que tuvieron las sanciones impuestas por los Estados Unidos y después por el conjunto de la comunidad internacional en 2005 y 2006.
Durante esos años, cuando las exportaciones europeas cesaron y los bancos extranjeros rompieron sus lazos con Teherán, el país asistió al derrumbe de su sector industrial privado. Un sector que, en todo caso, pesa bien poco frente al Estado, que controla el 80% de la economía.
El Estado es el principal interlocutor en la mayoría de los sectores estratégicos, como la energía, la electricidad y los transportes. Motivo suficiente para desalentar a muchos inversores extranjeros que se verán confrontados además a la corrupción y el clientelismo.
Sobre todo porque Irán necesitará mucho tiempo para recuperarse definitivamente. "Sin las sanciones, el PBI sería hoy 40% mayor", estima Subran. El país padeció una recesión de 6,6% en 2012 y de 2% en 2013. La inflación alcanzó el 35% hace dos años y se mantiene alrededor del 15%. El desempleo afecta al 20% de la población.
- 1
Bolsonaro se sometió a una doble cirugía por hernia y confirmó su apoyo a la candidatura presidencial de su hijo
2Una de las víctimas de Epstein pide que el expríncipe Andrés sea “llevado ante la justicia” en Estados Unidos
- 3
En medio de la escalada de EE.UU., el régimen de Maduro libera a casi 100 detenidos durante las protestas de 2024
- 4
Israel se convierte en el primer país en reconocer a Somalilandia como un Estado independiente


