Islandia se indigna otra vez, ahora por un aumento de sueldo de sus diputados
El Parlamento subió los salarios un 40% con la excusa de combatir la corrupción; el país ya vivió varios escándalos políticos
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PARÍS - Después del espectacular derrumbe de sus bancos en 2008, la explosión intermitente de sus volcanes y la tragicómica renuncia de su primer ministro, desenmascarado por los Panamá Papers, los ojos del planeta volvieron a fijarse esta semana en Islandia donde, para evitar la corrupción política, una comisión decidió aumentar en 44% los sueldos de los parlamentarios, lo que provocó una nueva ola de indignación en el país.
"Es importante aumentar el salario de los diputados. De ese modo se podrá atraer gente competente, independiente, que no tenga necesidad de trabajar en otra cosa para gozar de un ingreso correcto. Sobre todo, los peligros de la corrupción serán así mucho menores", afirma Brynjar Nielsson, diputado del conservador Partido de la Independencia de Islandia, ganador del las elecciones de octubre. Con esa medida, que entrará en vigor a fin de este mes, los diputados islandeses pasarán de ganar 6300 a 9000 euros. Los islandeses califican la decisión de "desvergonzada".
El Partido Pirata, formación libertaria de espectacular progresión en el país, se opone a ese "shock" salarial. Sunna Evarsdottir, joven diputada de 29 años que acaba de entrar al parlamento, ha hecho de la lucha contra la corrupción su lucha principal.
"Las numerosas primas que cobramos pueden duplicar el salario de base: cada diputado cobra 700 euros, netos de impuestos, por los desplazamientos; más 4000 euros si uno es vocero, y encima de todo, si se preside una comisión, se recibe un suplemento de 50% (4500 euros) que se agrega al salario. Nos pagan un teléfono nuevo cada dos años, una computadora portátil, una tableta. Tenemos ya tantos beneficios? No creo para nada que un aumento de 44% sea necesario para que los parlamentarios sean independientes", explica.
El poeta islandés Sigurour Pálsson hablaba de Islandia como de una "fragata que puede cambiar de política en función del viento, contrariamente a transatlánticos como Alemania o Francia". Con una población de apenas 300.000 personas, ampliamente diplomada y conectada, la isla es, en efecto, terreno propicio para diferentes experiencias políticas. Birgitta Jónsdóttir, líder de los Piratas se refiere, justamente, a Islandia como "un laboratorio para nuevas formas de democracia".
Sin caer en el excepcionalismo, el caso islandés es interesante para pensar en el estado de otras democracias. Y una de las características mayores de la relación de los islandeses con sus dirigentes es una enorme desconfianza. No sólo hacia los partidos, sino a todas las instituciones dependientes del acto electoral: ya sea el Parlamento nacional, el gobierno o las municipalidades.
"La crisis de confianza iniciada en 2008 nunca consiguió reabsorberse y la popularidad del Parlamento islandés sigue siendo excepcionalmente baja comparada con la de nuestros vecinos nórdicos", señala el periodista político Adalsteinn Kjartansson.
Kjartansson señala con razón a LA NACION que 300.000 habitantes es el tamaño de una ciudad mediana de Francia. "Es poca gente para escoger todos los hombres políticos, los presidentes de grandes empresas, los jueces. Todos aquellos que tienen poder en esta sociedad se conocen. De modo que en Islandia existe lo que nosotros llamamos una cultura de la corrupción amistosa. En islandés: favores entre amigos", agrega.
Favores entre amigos que serían muy frecuentes en el parlamento, donde sesionan solo 63 diputados. El escepticismo es tan profundo que las manifestaciones de protesta, raras en la vida local, se multiplicaron con cada escándalo o promesa no respetada por el gobierno desde la crisis financiera de 2008. La movilización alcanzó el paroxismo hace un año, cuando el equipo de Sigmundur Gunnlaugsson retiró unilateralmente la candidatura del país a la Unión Europea, después de haber sido elegido con la promesa de un referéndum sobe el tema.
Más allá de responsables políticos corruptos, los islandeses denuncian el Fjórflokkakerfið, término peyorativo para referirse a los arreglos y la permanencia en el poder de los cuatro grandes partidos de la isla. Se trata, sin embargo, de un rechazo de los profesionales de la política y no del sistema representativo en sí mismo. Islandia es uno de los países que registra mayores tasas de participación electoral.
Tres momentos de protesta
Crisis financiera
La gente salió a la calle tras el colpaso de los tres principales bancos del país. La protesta llevó a la celebración de dos referéndums
Panamá Papers
Este año hubo masivas protestas para que caiga el gobierno después de que el premier apareciera en los Panamá Papers
Mujeres
En octubre pasado, miles de mujeres salieron a protestar por ganar entre 14 y 18% que los hombres. Por esa razón, la protesta fue a las 14.18




