
La polémica por el aborto deja a Rajoy en un callejón sin salida
Además del rechazo de la oposición a su propuesta antiabortiva, la denominada "ley Gallardón" abrió grietas en el interior del Partido Popular y generó malestar social,Martín Rodríguez Yebracorresponsal en españa
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MADRID.- Asustado por un debate que se le escapó de las manos, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, busca cómo desactivar la polémica que él mismo precipitó al proponer, el mes pasado, la legislación antiaborto más dura del entorno europeo.
El gobierno del conservador Partido Popular (PP) descontaba que la oposición socialista se movilizaría para rechazar la reforma; que habría protestas callejeras de grupos feministas, y críticas desde sectores progresistas de los países vecinos. Pero no imaginó que, además, estallaría una rebelión en sus propias filas y que el malestar social alcanzaría cifras altísimas en todas las encuestas, tanto en votantes de izquierda como de derecha.
Rajoy quedó en un callejón sin salida. No puede pagar el costo de retirar el proyecto que presentó hace un mes su ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. Tampoco imponer su mayoría absoluta, al menos sin riesgo de una división interna. La solución: postergar el trámite parlamentario hasta después de las elecciones europeas de mayo próximo, con la esperanza de que, mientras tanto, se aplaque la discusión.
La denominada "ley Gallardón" prevé revertir la reforma sancionada en 2010 durante el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que otorgó a las mujeres el derecho a abortar libremente en las primeras 14 semanas de gestación y extendió el plazo hasta la semana 22 en casos de malformaciones del feto incompatibles con la vida.
Si se aprobara el cambio, el aborto sólo seguiría despenalizado cuando existiera riesgo probado para la vida o la salud psíquica de la mujer o cuando el embarazo fuera consecuencia de una violación.
"Es una ley retrógrada, que fragmenta el espacio de derechos de la Unión Europea y que trata a las mujeres como inútiles", denuncia la diputada Elena Valenciano, "número dos" del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Ella es una de las principales encargadas de organizar reacciones contra la ley en todo el entorno comunitario. Partidos de izquierda de Francia, Portugal, Gran Bretaña, Italia y Alemania -todos países donde se permite abortar en las primeras semanas de gestación- ya expresaron su incomodidad con la reforma española. Este fin de semana habrá marchas de repudio en simultáneo en Madrid, París, Bruselas, Amsterdam y Londres.
Lo más paradójico es que la voz extranjera que más alegró a los progresistas españoles fue la de la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, que admitió: "No promovería una ley como ésa en nuestro país".
De todos modos, el gran dolor de cabeza para Rajoy es la grieta que se abrió en su partido. "A mí no me gustaría que las mujeres españolas tuvieran que cruzar la frontera para hacer en Portugal actos que en su país no están permitidos", dijo Alberto Núñez-Feijóo, presidente de Galicia y un hombre de indudable fidelidad a Rajoy.
Las voces críticas en el PP se multiplicaron y empañaron las últimas reuniones de la cúpula conservadora. El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, llegó al límite de presentar una moción en el parlamento regional contra la "ley Gallardón". Y entre las mujeres del partido el descontento es aún más evidente. La "número dos" del Congreso, Celia Villalobos, pidió que se permitiera la "libertad de conciencia" para votar la reforma del aborto.
"El gobierno quiso contentar antes de las elecciones europeas a los sectores más de derecha, pero cometió un fenomenal error de cálculo y le dio una bandera electoral al PSOE", admitió un veterano dirigente conservador. Según esa mirada, Rajoy buscaba aglutinar a su electorado tras un año de decepciones, marcado por las denuncias de corrupción en el PP, el malestar que causaron los aumentos de impuestos y la actitud que en la derecha califican de "tibia" ante el desafío independentista catalán.
Pero las encuestas son lapidarias. El 86% de los españoles está de acuerdo con la libertad de abortar que permite la ley actual, según un sondeo de la consultora Metroscopia, publicado por el diario El País. El 78% considera que no es necesaria la reforma (opinión que comparte el 57% de los votantes del PP) y el 75% cree que no hay una demanda social para impulsar el cambio.
Atento a esas reacciones, Rajoy esquiva el tema. "Sé que hay puntos controvertidos y escucharemos todas las posiciones", fue lo único que aceptó responder en la última sesión de control del Congreso.
Como si no fuera suyo el proyecto, dejó solo a Gallardón para defenderlo. El ministro -en otra época, considerado la cara más progresista y moderna del PP- se enfrentó a los gritos con la oposición. "Es compatible defender el derecho del nacido y del no nacido -dijo-. Ocurre que los socialistas están aferrados a un feroz individualismo. ¿Quién me dice que si ellos quieren ejercer su individualismo con el no nacido no lo vayan a utilizar con el ya nacido?"
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