Los argentinos en Khobar y la odisea de vivir encerrados
No hubo víctimas entre ellos; son 35
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"Gracias a Dios no hubo argentinos involucrados en los ataques ni como víctimas mortales ni como rehenes." Apenas conoció la noticia del atentado en Khobar, el embajador argentino en Arabia Saudita, Luis Domingo Mendiola, comenzó a llamar a los argentinos que viven en esa ciudad, en el este del reino saudita.
De hecho, algunos de los 35 argentinos que residen en Khobar viven en el complejo residencial atacado. Pero a medida que pasaba la tarde de ayer, las noticias comenzaban a ser tranquilizadoras.
"En la embajada tenemos todos los teléfonos y las direcciones de los argentinos que viven en distintos lugares de Arabia Saudita. Llamamos a los residentes de Khobar, ya no nos queda ninguno por chequear: gracias a Dios no hubo argentinos involucrados", repite, aliviado, Mendiola, en diálogo telefónico con LA NACION, en Riad.
En la ciudad que fue ayer centro de los atentados terroristas -que tiene unos 200.000 habitantes- viven argentinos que trabajan, entre otras empresas, para petroleras norteamericanas y europeas. Ninguno de ellos fue víctima de los ataques, a pesar de que algunos viven en el lujoso complejo atacado por los terroristas.
"Después de la búsqueda me quedo tranquilo. Establecimos una cadena de llamadas -porque no viven todos juntos, sino en las casas en barrios cerrados que les proporcionan las empresas donde trabajan- y el resultado fue tranquilizador."
Luego de los atentados de ayer, las autoridades locales prohibieron a los habitantes de Khobar salir de sus complejos, verdaderas fortalezas que cuentan con varios perímetros de protección y con no menos de tres controles de seguridad para entrar. Todas estas medidas se han reforzado luego de que el 1° de este mes seis occidentales que trabajaban para el grupo europeo ABB murieran en un complejo petrolero en Yanbu (en el Oeste) a manos de presuntos terroristas.
Mendiola cuenta que la vida de los alrededor de cien argentinos que viven en Arabia Saudita (una veintena de ellos reside en Riad) no es fácil, menos aún desde mediados del año pasado, cuando el país comenzó a ser blanco de atentados terroristas.
Precisamente por el temor constante ocasionado por el recrudecimiento de la violencia, los residentes de Khobar y de otras ciudades de este país del Golfo Pérsico viven virtualmente encerrados en sus casas, salen solamente para hacer algunas compras y no tienen posibilidades de asistir a espectáculos públicos.
"Visitar a un conocido es una odisea", cuenta Mendiola. Los controles de seguridad hacen prácticamente imposible el ingreso de visitantes en los complejos residenciales. "No es una vida sencilla; lo que más cuesta es la falta de vida pública", concluye.
Para mayor seguridad, las empresas tienen sus oficinas en complejos que, además, cuentan con viviendas para empleados. La embajada argentina en Riad no ha dado recomendaciones a los residentes argentinos, sino que "son las empresas quienes toman medidas de seguridad y sugieren a sus empleados abandonar o no el país", explica Mendiola. Por su parte, la empresa Techint, que tiene oficinas en Riad, informó que actualmente no lleva adelante emprendimientos en Arabia Saudita, aunque tiene empleados que trabajan en proyectos futuros en la ciudad de Jarad.




