Macron: "Los culpables quieren el caos"
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"Jamás aceptaré la violencia". Desde Buenos Aires, donde participó de la Cumbre del G-20, el presidente Emmanuel Macron quiso mostrarse firme ante las masivas protestas de los "chalecos amarillos" en Francia y ante los violentos enfrentamientos de ayer entre manifestantes y policías. "Lo ocurrido en París no tiene nada que ver con la expresión pacífica de una rabia legítima", señaló.
"Ninguna causa justifica que se ataquen a las fuerzas del orden, saqueen comercios, se incendien edificios públicos o privados, o que amenacen a transeúntes o periodistas, que ensucien el Arco de Triunfo", planteó el presidente. Además, dijo que los responsables serán "identificados" y que deberán responder por sus actos ante la Justicia.
Concluida la cumbre, Macron dio ayer una conferencia de prensa -que empezó 45 minutos después de lo previsto- y adelantó que no contestaría preguntas sobre las protestas en París. Pero habló. Afirmó que se reuniría hoy -apenas llegara de la Argentina- con el primer ministro Édouard Philippe y otros ministros, y pronunció su frase más contundente: "Siempre respetaré las manifestaciones, pero jamás aceptaré la violencia".
"Los culpables de esta violencia quieren el caos, traicionan las causas que pretenden servir y manipulan", añadió. Luego, ante reiteradas preguntas de los periodistas, Macron solo se refirió indirectamente a la cuestión de fondo de las protestas. Habló con consistencia del precio del petróleo y del cuidado del medio ambiente.
Mientras tanto, a más de 12.000 kilómetros, el movimiento de "chalecos amarillos" protestaba por tercer fin de semana consecutivo contra el aumento del precio del diésel y la nafta, suba dispuesta para alentar el uso de transporte sustentable y reducir las emisiones de carbono.
No fue casual la mención que hizo el presidente francés del emblemático Arco de Triunfo. La concentración de manifestantes al norte de la avenida de los Campos Elíseos fue masiva y derivó en violencia. "Los 'chalecos amarillos' triunfarán", escribieron con aerosol negro sobre el histórico monumento. Hubo encapuchados, barricadas, vidrieras de comercios rotas, autos y edificios en llamas, gases lacrimógenos.
La intención del Elíseo era que la conferencia de prensa de Macron fuera sobre los resultados de la Cumbre del G-20 y los logros de Francia, y los alcances del comunicado final. No pudo ser: el foco estuvo inevitablemente en las protestas. Poco después de dejar Costa Salguero, sede de la cita global, Macron emprendió la vuelta a Francia.
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