
Misterio en Londres por un ex espía envenenado
El ex agente ruso era un frecuente crítico del gobierno de Putin
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LONDRES.- Para los veteranos de la Guerra Fría, es un poco un "volver a vivir", aun cuando la frase pueda adquirir un trágico tono de ironía si el ex teniente coronel del Servicio Federal de Seguridad (la nueva KGB), Alexander Litvinenko, y los médicos que lo tratan desde hace dos semanas en el centro de toxicología del hospital Barnet de Londres por un extraño caso de envenamiento pierden la lucha contra la muerte, a la cual se encuentran abocados.
El disidente ruso, de 43 años, ha perdido todo su cabello y no come desde hace 18 días, tras haber sufrido severas lesiones en el riñón y la médula espinal. De acuerdo con el último parte médico, su situación empeoró en las últimas horas y las posibilidades de que sobreviva el mes se redujeron a sólo un 50 por ciento.
Para John Henry, el toxicólogo que lo revisó este fin de semana por indicación de la División de Crímenes Internacionales de Scotland Yard, no cabe "la más mínima duda" de que fue envenenado.
"Probablemente le dieron talo, metal sumamente tóxico utilizado en insecticidas. A primera vista se parece un poco a la sal de mesa. No tiene sabor; es inodoro, incoloro, pero basta con una pizca agregada en la comida para causar la muerte. Y es muy difícil de diagnosticar porque la totalidad de los síntomas no se declaran hasta pasados varios días", explicó el experto.
Los médicos temen, además, que el daño de la médula espinal y la pérdida prácticamente total de glóbulos blancos necesarios para la defensa inmunológica, sea resultado de un segundo veneno, aún no identificado, parte quizá de un cóctel letal.
La víctima de este ingenioso atentado, digno de una novela de John Le Carré, abandonó su país hace seis años, luego que las autoridades moscovitas le retiraran el pasaporte por haber acusado al régimen de Vladimir Putin de haber tratado de asesinar al magnate Boris Berezovsky (amigo del ex presidente Boris Yeltsin).
Tras ser perseguido durante varios meses en distintos países de Europa y en Turquía, el ex espía, acompañado por su esposa Marina, obtuvo asilo en Gran Bretaña.
Aquí publicó, en 2002, un libro titulado Cómo hacer volar Rusia: el terrorismo desde adentro , en el cual acusó a sus ex colegas del SFS de haber coordinado en 1999 una serie de atentados que resultaron en la muerte de 300 personas en Moscú con la intención de atribuirlos a la guerrilla de Chechenia, de modo de ofrecer al gobierno de Putin una excusa para intervenir bélicamente en la región separatista.
Desde entonces, Litvinenko es considerado por muchos en Moscú un traidor, opinión quizá reforzada por la adquisición, hace un mes, de la nacionalidad británica.
Pero eso no es todo. Litvinenko actualmente investigaba el asesinato de la periodista del diario Novaya Gazeta Anna Politkovskaya, de 48 años y conocida por sacar a la luz abusos cometidos por tropas rusas en Chechenia.
Politkovskaya perdió la vida hace un mes, acribillada a balazos en el ascensor de su departamento. Hace dos años, había sobrevivido también a un nunca esclarecido intento de envenenamiento.
A mediados de octubre último, Litvinenko recibió un e-mail de un conocido italiano, un abogado llamado Mario, que le dijo que quería visitarlo en Londres porque contaba con "información importante" sobre la muerte de Politkovskaya.
"Nos encontramos en Piccadilly Circus -contó Litvinenko al periódico The Sunday Times desde su cama de hospital-. Mario me dijo que quería sentarse en algún lado para charlar y yo le sugerí ir a un cercano restaurante japonés. Yo pedí el almuerzo, pero él no comió nada. Parecía estar muy nervioso. Me dio cuatro páginas que me dijo que leyera de inmediato. Contenían una lista de nombres, incluidos varios miembros de la SFS, supuestamente vinculados con el asesinato de la periodista. Pero el papel no era más que un largo e-mail , no un documento oficial. Yo todavía no entiendo por qué vino hasta Londres para darme esto cuando podría habérmelo enviado por email."
La trama se complica aún más: ese día, Litvinenko mantuvo también una charla con un hombre ruso aún no identificado. Horas después, comenzó a sentirse afiebrado y a vomitar.
"Yo descartaría al sospechoso italiano y concentraría el interés en el ruso -aconsejó Oleg Gordievsky, ex doble agente de la KGB y amigo de Litvinenko-. Este es el modus operandi típico de la SFS. Los agentes de inteligencia rusos tienen licencia para matar."
El caso Litvinenko recuerda al envenenamiento del jefe de Estado de Ucrania, Viktor Yushchenko, quien cayó enfermo tras cenar con simpatizantes del régimen ruso durante la campaña presidencial en 2004. Tras sufrir la desfiguración irreversible de su rostro, los médicos descubrieron que había sido intoxicado con dioxina. El ejemplo más espectacular continúa siendo, sin embargo, el del disidente búlgaro Georgi Markov, asesinado en 1978 con un paraguas envenenado mientras cruzaba un puente en Londres.
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