Venecia cuenta los daños y recibe ayuda del gobierno, pero temen más agua
ROMA.- En una Italiashockeada por el "acqua alta" (marea alta) récord que hirió como nunca a Venecia, arrasada por una inundación que no se veía desde hace más de 50 años, que aún no ha terminado y podría repetirse, el primer ministro, Giuseppe Conte, anunció hoy medidas económicas concretas para ayudar a los venecianos golpeados por la catástrofe.
Después de haber asegurado que hoy declarará el estado de emergencia para la ciudad de la laguna, que sufrió daños por miles de millones de euros, el premier aseguró que el gobierno erogará de inmediato 5000 euros para privados afectados por el desastre y 20.000 euros para comerciantes.
"Por lo que respecta el resarcimiento de daños hay dos fases: la primera permitirá indemnizar a privados por un límite de 5000 euros y a comerciantes de 20.000", dijo Conte al final de una reunión en la Prefectura de Venecia. "Este dinero podrá llegar enseguida", prometió.
Desde ayer por la tarde Conte se encuentra en Venecia, ciudad patrimonio de la humanidad que ha sufrido una devastación apocalíptica –según describió Luca Zaia, presidente del Veneto-, debido a una marea alta excepcional, que tuvo su peor momento la noche del martes último. Debido al mal tiempo y ráfagas de vientos del sur de 100 kilómetros horarios la marea alta alcanzó un pico de 187 centímetros, nivel récord que no se daba desde 1966, cuando el agua llegó a 194 centímetros.
El fenómeno, extremo debido también al cambio climático, dejó bajo el agua el 80% de Venecia, una de las ciudades más lindas del mundo, conocida por su fragilidad y visitada por millones de turistas. Las aguas inundaron la cripta de la Basílica de San Marcos, joya de la arquitectura y símbolo de Venecia, provocando daños incalculables a sus mosaicos bizantinos y demás obras de arte y al resto del centro histórico. Hoteles de lujo tradicionales como el Gritti, sobre el Canal Grande, los clásicos cafés de la Plaza San Marcos, tiendas, museos, el famoso Teatro La Fenice, restaurantes, negocios, se vieron arrasados por la inundación, que dejó atónito al mundo.
Hoy, por segundo día consecutivo escuelas y oficinas, así como museos, se mantuvieron cerrados en Venecia para enfrentar una emergencia que no cesa: a las 10. 50 de la mañana, la marea alta, que por la noche también causó gran temor al subir nuevamente, tuvo un pico de 113 centímetros. Y, con previsiones meteorológicas adversas, se teme que esta noche pueda volver a subir.
Pese a esto, armados de botas de goma y utilizando las pasarelas que suelen colocarse cuando hay "acqua alta", centenares de turistas seguían deambulando y sacándose selfies en la ciudad de las góndolas, que, semi paralizada y asustada, intentaba levantar cabeza. Un equipo técnico del Ministerio de Bienes culturales trabajaba a todo ritmo para evaluar los daños, incalculables debido al inmenso patrimonio artístico del lugar.
"El desastre que ha golpeado Venecia es un golpe al corazón de nuestro país. La ciudad dañada, el patrimonio artístico comprometido, las actividades comerciales de rodillas... Pero el gobierno está presente", tuiteó el primer ministro Conte. El jefe de gobierno, que se quedó anoche a dormir en Venecia, esta mañana se reunió en la Prefectura con Walter Mutti, uno de los tantos damnificados por la excepcional "acqua alta". Mutti perdió su kiosko de diarios, que se vio sumergido por el ímpetu de las aguas en el canal de la Giudecca. Si historia determinó que centenares de italianos se solidarizaran ofreciéndole ayuda para volver a comprar su kiosko. "He escuchado sus palabras de dolor, iguales a muchas otras que me llegan de parte de los ciudadanos venecianos", aseguró el premier. "El gobierno es solidario y presente, nadie se quedará solo", aseguró.
Indignación por el inconcluso Mose
Más allá de estas palabras de consuelo, los venecianos, así como la opinión pública italiana, que no habla de otra cosa, no ocultan su ira e indignación porque la hecatombre de Venecia pudo ser evitada. Desde hace décadas, en efecto, todo el mundo sabe que Venecia está en peligro y bajo amenazas de mareas altas, sobre todo en estos meses del año, pero nadie hizo nada para acelerar el fin de la construcción del Mose, una obra de ingeniería faraónica pensada para proteger a Venecia a través de un sistema de diques móviles, aún inconclusa y, según algunos, ya obsoleta.
La primera piedra del Mose -término que significa modulo sperimentale elettromeccanico, pero con el cual también se quiso jugar con la figura bíblica de Moisés- fue colocada en 2003. Si bien la obra debía concluir en 2013, el proyecto se fue demorando debido a la crisis económica que hizo que el Estado fuera financiando con cuentagotas los 6300 millones de dólares del costo total. En 2014, en lo que significó un gran escándalo, el alcalde de Venecia de ese momento, Giorgio Orsoni, junto a otras 35 personas, entre empresarios y políticos, quedaron arrestados en el marco de una maxi investigación sobre un sistema de coimas para obtener licitaciones de dicha construcción. Desde entonces, poco se hizo para que avanzara el Mose.
Consciente de este escándalo y en medio de fuertes críticas por su inacción al respecto, Conte también aseguró que se moverá para que el Mose finalmente pueda ser terminado. Al margen de nombrar a la dirigente Elisabetta Spitz, arquitecta que estuvo al frente de otros importantes cargos públicos como "super comisaria" extraordinaria encargada del Mose, el primer ministro aseguró que la obra está casi lista y que pronto podría comenzar a funcionar. "El objetivo es terminarla antes del 2021", dijo. Le hizo eco la ministra de Transportes, Paola De Micheli, que admitió que hubo fuertes demoras pero que, sin embargo, está realizado un 93% de la obra. "Faltan los últimos 400 millones, que fueron erogados y que no están parados por motivos burocráticos", se defendió la ministra, que aseguró que "no hay nada parado, sino que los trabajos siguen adelante".
Más leídas de El Mundo
Dos años de la “guerra contra las pandillas”. Cómo cambió la seguridad en El Salvador con Bukele y por qué denuncian una “ilusión errónea”
"Rumbo común". Macron y Lula se muestran como amigos: planes para la Amazonia y un submarino nuclear... y un dardo por el pacto UE-Mercosur
"Pocos motivos para el optimismo". El país "con suerte" que tras décadas de prosperidad quedó en una posición incómoda