
Allegro
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- El Adagio de Albinoni es una de esas obras musicales que podrían conformar una especie de patrimonio sonoro de la humanidad. Más allá de su propia belleza, sus sonidos dulces, calmos, poéticos y dolorosos han tenido innumerables aplicaciones.
En Gallipoli , el film de Peter Weir, en los tiempos de la Primera Guerra Mundial, con el Adagio omnipresente de fondo, un escuadrón de soldados australianos espera a plena angustia la salida al campo de batalla sabiendo que la devastación los aguarda sin escapatoria. Pero también se lo puede escuchar en Rollerball , en Flashdance y en Welcome to Sarajevo . En los noticieros argentinos, fue la música que acompañó tragedias y catástrofes duras. El Adagio sonó interminable en la televisión oficial cuando se trasmitió el velatorio del general Perón.
Mucho más placentero que aciago, apareció en innumerables publicidades y lo continúa haciendo en ceremonias de boda, envolviendo las palabras del presbítero, del cura o del rabino.
Es probable que Tomaso Albinoni no imaginara que su eternidad se debería a esta obra. Más aún, es absolutamente imposible que así fuera porque, en realidad, el Adagio de Albinoni es de Remo Giazotto, un musicólogo, historiador y compositor romano que falleció en 1998. Buscando rastros de Albinoni, Giazotto encontró, en una biblioteca de Dresde, un fragmento de sólo seis compases de una sonata de Albinoni que decidió ampliar para violín solista, órgano y orquesta de cuerdas, un tipo de ensamble inexistente en el Barroco.
Puede ser que Giazotto imaginara cuando completó la obra, en 1958, que tendría cierta aceptación. Pero lo que es de suponer que no supuso es que le daría gloria, honores y una fortuna inconmensurable ya que el copyright del Adagio de Albinoni , el nombre completo de la obra, es de Remo Giazotto.



