Christian Bale, Katie Holmes, Michael Caine, Liam Neeson
1 minuto de lectura'
Suerte de principiante
Liberado del cómic y con gran dirección de arte, Nolan inventa el origen del mito.
Sacudite las telarañas. Llegó un nuevo Batman y es más joven, más temible y más torpe que antes. ¿Y qué esperabas de un principiante? El Encapotado, a quien Christian Bale repre- senta de una manera muy convincente en Batman inicia, todavía está ajustando unas clavijas. Casi se rompe la cabeza escalando un edificio vestido con un elegante traje de murciélago que pesa una tonelada. Christopher Nolan –director de la película y autor del guión junto con David Goyer– nos muestra a un Batman que todavía se está inventando a sí mismo. También encontramos a Nolan en el proceso de deconstrucción del mito de Batman; pero, al mismo tiempo, no puede evitar imágenes sorprendentes para justificar el presupuesto de 150 millones de dólares, por lo cual el film termina siendo un entretenimiento esquizofrénico. Pero debemos reconocer el esfuerzo de Nolan por hacer lo imposible en un típico tanque de Hollywood: llevarnos a un lugar en el que nunca antes hayamos estado.
Esta precuela despojada coloca la historia en la realidad. Si Tim Burton elevó la franquicia de dc Comics al esplendor gótico y Joel Schumacher la enterró en la exageración (¡el traje de Batman tenía tetillas!), entonces Nolan –el genio detrás de Memento (Insomnio, 2000) y Noches blancas (idem, 2002)– tiene el mérito de resucitar a Batman como Bruce Wayne, un chico rico y trastornado que no tiene idea de cómo vengar el asesinato de sus padres.
Batman inicia responde una vieja pregunta sobre Bruce, un playboy ricachón (una especie de Paris Hilton masculino, antes interpretado por Michael Keaton, Val Kilmer y George Clooney). Describe qué fue de su vida antes del traje de murciélago y de aprender a matar como un vengador.
Si esperás que Batman comience a agitar la capa apenas te sentás en la butaca, tené paciencia. Nolan quiere que primero conozcamos a Bruce. A los 8 años, el señorito Wayne (Gus Lewis) se cae dentro de un pozo lleno de murciélagos y sufre un ataque de nervios. Los murciélagos representan su miedo más profundo. Más tarde abandona Princeton y a la virginal Rachel (Katie Holmes) y se dirige al Himalaya para hacerse fuerte. Lo meten preso y es rescatado por Ducard (Liam Neeson), quien le enseña los secretos de las artes marciales. Ducard es miembro de la Liga de las Sombras, liderada por el genio maligno Ra’s Al Ghul (Ken Watanabe).
Pasan siete años, y Bruce, al retornar a Ciudad Gótica, se entera a través de Alfred, el mayordomo de la familia (Michael Caine ronronea calidez y humor), que lo han dado por muerto y que el ceo de Wayne Enterprises (Rutger Hauer) está a cargo de la compañía. Para recuperarla, Bruce se asocia con Lucius Fox (Morgan Freeman), un científico que se especializa en armaduras militares (¿te suena el traje de Batman?) y se encarga de diseñar un auto tipo tanque (¿te suena el Batimóvil?). Bruce le pregunta a Lucius si el auto viene en color negro. Los fans deliran.
El aumento de tensión resulta cada vez más apasionante. Nolan mantiene el foco en el personaje, no en los aparatitos. Ciudad Gótica parece una ciudad real. Y Bale, quien nos despierta recuerdos como el chico herido de El imperio del Sol (Steven Spielberg, 1987) y la amenaza adulta de Psicópata americano (Mary Harron, 2000) da vida a un héroe vulnerable. Rachel ahora trabaja como ayudante del fiscal de distrito y muere de celos cuando ve a Bruce jugueteando con modelos.
El Murciélago pronto se gana sus alas. Consigue el apoyo de Gordon, un policía honesto (¡Gary Oldman buenazo!) para que lo ayude a eliminar a Carmine Falcone (Tom Wilkinson), un delincuente relacionado con el asesinato de los Wayne. Al igual que cualquier película con exceso de villanos, ninguno de ellos queda muy bien parado. Cillian Murphy es el mejor como el Dr. Jonathan Crane, un psiquiatra al que llaman Espantapájaros cuando se pone una bolsa de yute en la cabeza. Todos ven plasmados sus peores miedos cuando miran esa bolsa. El uso de un elemento tan barato es un ejemplo de que una película puede funcionar mejor bajo la regla de “menos es más”. La suerte de principiante se evapora cuando Nolan incluye una persecución de autos demasiado cuidadita y un historia catastrófica sobre el envenenamiento del agua de la ciudad. Nolan resulta demasiado bueno para la historia de siempre. Su secreto para que Batman vuele es simple: mantenerlo real.
1A un año de la muerte de Jorge Lanata, Elba Marcovecchio habla sobre el duelo, el peso de la exposición y su legado
2Netflix apuesta por un thriller psicológico de seis capítulos que promete atraparte de principio a fin
3Rating: cuánto midió la última gala de eliminación del año de Masterchef
- 4
Entre lágrimas, un regalo y una promesa, Maxi López le dijo adiós a MasterChef




