
Carlinhos Brown: "Soy un percusionista que hace melodías"
El músico bahiano habla de los inicios del axé, de cuando le dijo no a Miles Davis y de su respeto por el papa Francisco
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QUITO.- "Olvídense del volcán. ¡Ustedes son el verdadero volcán!", arengaba Carlinhos Brown desde el escenario montado en el cerro Itchimbía, en la última jornada de la Villa de las Artes, que se celebra en el verano de Quito. El volcán es el Cotopaxi, a 75 kilómetros, que un par de días atrás había comenzado a lanzar cenizas, tanto que puso a la ciudad en alerta amarilla y casi provoca la suspensión de este festival gratuito. Pero Carlinhos y su banda, un verdadero dream team del batuque bahiano, a fuerza de groove y arengas, logra que el que entre en estado de erupción sea el público, unas tres mil personas que desafían el frío y las cenizas.
Elevado en medio de la ciudad, el Itchimbía funciona como un mirador a 360° de Quito, donde las miles de luces de las casas forman una constelación espejada con un cielo que, acaso por la altura (y a pesar de las cenizas), todavía se aprecia en HD. Con sus dreadlocks aprisionados en una especie de turbante blanco que empina su peinado en forma de tubo, Brown, con una vitalidad que no se condice con los 52 años de su documento, se posesiona en el escenario como un predicador, dándole un sentido espiritual, entre tema y tema, a un concierto que adapta el atabaqué de los rituales yorubas a la pista de baile y pronto se transforma en un carnaval desenfrenado y lleno de hits.
Hombre de fe, se arrodilla frente a la Virgen del Panecillo y rinde tributo también a San Francisco, patrono de la ciudad. Pide por la unidad de América latina y apela al mestizaje y la integración.
Un día después, sentado en el lobby del hotel, Carlinhos explica el porqué de su devoción al santo. "Yo nací debajo de un retiro de franciscanos, una congregación alemana. Y, de hecho, uno de mis hijos se llama Francisco." ¿Y cómo te cae el Papa? "Creo que la gran virtud de Francisco fue entender que todo estaba antiguo. Y, sobre todo, que un hombre de Iglesia tenía que tener un carisma cristiano. Porque Cristo tenía carisma. La actitud de Francisco tiene que ver con la espontaneidad de la vida. Lo reconozco como el único líder del mundo. Nosotros no queremos un líder político: queremos un líder libertario. Por eso, celebro su aparición."
Percusionista, cantante y compositor, Brown emergió a principios de los 80 como miembro fundacional del axé music de Salvador de Bahía. Y pronto comenzó a colaborar con grandes héroes de la bossa y la MPB como João Gilberto, Caetano Veloso, João Bosco y Djavan. A principios de los 90 fundó el grupo Timbalada y en 1996 debutó como solista con Alfagamabetizado, producido por Arto Lindsay y Wally Baldarou. Desde entonces, desarrolló una prolífica carrera que no sólo incluye una decena de álbumes como solista, el fenómeno global de Tribalistas (esa recordada juntada de amigos con Marisa Monte y Arnaldo Antunes que derivó en uno de los clásicos del nuevo milenio, con más de dos millones de copias vendidas en todo el mundo), su actividad como artista plástico y un constante trabajo social en su barrio natal, Candeal, que se convirtió en semillero musical de la ciudad y que fuera retratado por el cineasta español Fernando Trueba en El milagro de Candeal (2004).
¿Qué recuerdos tenés de tu período formativo en los 80?
Yo era un niño lleno de vigor, y los grandes talentos me veían como alguien que podía añadir a su música una novedad rítmica. Y así fue. Primero, fui invitado como percusionista, porque con Luiz Caldas e Acordes Verdes, inauguramos el axé music. ¡Explotamos! Hacíamos música electrónica, pero con human touch. Los técnicos que sabían cómo sacar nuestros mejores sonidos eran argentinos: Néstor Madrid y Bocha Cavalleiro. Luego, cuando Caetano descubrió que yo era compositor y que la música que estaba explotando en Bahía era escrita por mí, me pidió que le mostrara canciones. Cuando escuchó "Capoeira Laralá" se enloqueció. En ese momento explotó el samba-reggae.
-Tu carrera osciló siempre entre la música popular y otras experiencias ligadas a la avant-garde...
-Un músico tiene que hacer música, no rótulos. Yo no puedo hacer rock & roll solamente. Pero escribí "Ratamahatta", que se convirtió en la canción más vendida en la historia de Sepultura. No me arrepiento de nada, pero rechacé la invitación de Marcus Miller para grabar con Miles Davis y no fui. Cuando escuché ese disco, Tutu, dije "Dios mío, ¿Qué hice?". Y Marcus también me invitó a una audición para girar con Madonna. Pero yo estaba enamorado de una chica hermosa en Brasil, por eso rechacé ambas invitaciones.
-¿Tu interés por los ritmos electrónicos viene de esa época?
-Sí, pero creo que el avance en la música electrónica es por causa de los percusionistas. Nosotros impusimos la idea de flotar con sonidos exóticos, y la electrónica se apoderó de esas idea. Entonces, los DJ son músicos modernos, pero no son percusionistas. Por eso es importante entender las raíces para entender lo que estamos haciendo. Para mí, Chano Pozo es el maestro mayor. El gran creador del jazz. Cuando veo a tantos niños con remeras de Bob Marley pienso que si ellos supiesen quién fue Chano Pozo, tendrían puesta otra remera. Porque en los años cuarenta, Pozo estaba haciendo una música muy moderna sobre el lenguaje percusivo. Me siento identificado, porque yo soy un percusionista que hace melodías.
A gente ainda nao sonhou (2006), por su concepción cancionística, es un disco casi beatle...
-Exactamente. Me han dicho que soy como Paul, Ringo, John y George en un solo músico. Pero la verdad es que yo nunca escuché a Los Beatles. Puede ser una pura coincidencia. O puede ser que la Jovem Guardia en el Brasil, que trajo las guitarras, y el Tropicalismo, que estaba muy influenciado por ellos, terminó pasándome esa influencia.
O sea que absorbiste a los Beatles a través de la Joven Guardia? ¡Antropofagia pura!
-Claro. "Tupi or not Tupi? That is the Question!". Eso decían los poetas modernistas de la década del 30. Y yo tengo una frase que, para mí, está al lado de esa. Y dice: "Todo lo que sé, habla de amor. Todo lo que no sé, habla de amor." Un poco lo que nosotros somos. Piazzolla, Lucho Gatica? ¡Tenemos que saber quiénes son!
-El ecosistema musical brasileño es muy cerrado para los artistas de habla hispana. En 2003 lanzaste Carlito Marrón, que pretendía tender un puente con la música latinoamericana?
-Porque soy bahiano. Pero en realidad, soy un rumbero que hace samba. ¡Esa es la verdad! Yo soy tamborero, y mi origen viene de África. Pero Salvador es la capital cultural del Brasil. De ahí salieron João Gilberto, Caetano Veloso, Gllberto Gil, María Bethânia? Y Dorival Caymmi, que escribía las canciones de Carmen Miranda. Y ella hizo que el mundo tenga otra mirada para la cultura bahiana.
-En Parabó (2014) trabajaste nuevamente con el arreglador Jacques Morelenbaum, ¿Cómo surgió esa colaboración?
-Es como mi hermano. Tenemos un entendimiento increíble. Yo no escribo música, pero conozco los sentimientos de la música y a grandes músicos que pueden traducir eso. Yo tengo una intuición melódica gigantesca, conquistada por el mestizaje. Porque no creo conveniente que el movimiento negro, o el movimiento indígena, se enfoque en sí mismo. Debe enfocarse en todo lo que el mundo le pueda ofrecer. Y añadir a sus conocimientos culturales para que todo crezca. Porque la idea del mundo es la unidad. El mundo empieza ahora un camino bonito, que es el de reconocerse en la diversidad.
-La última intervención de los Tribalistas fue cuando colgaron en YouTube "Joga Arroz", una canción-jingle que apoyaba la legalización del casamiento gay.
-Fue un acto estético y político a la vez. Hace muchos años yo ya había escrito "A namorada", que hablaba de esa forma de respeto al otro. En Brasil estábamos viviendo mucha opresión respecto a las diferencias. Y lamentablemente todavía se vive. Por eso, como Tribalistas, nos queríamos posicionar políticamente. ¿De qué estamos hablando? Estamos hablando de un proyecto de más amor, de más felicidad. Y eso también es una decisión política.
-¿Cómo organizás tu tiempo para componer, grabar, girar, tener una carrera como artista plástico y sostener los proyectos sociales ligados al Candeal?
-Es un don. No tengo ninguna capacidad de organización para hacer lo que hago. Pero yo no puedo haber nacido por debajo de la línea de la pobreza, haber vivido experiencias hermosas y no buscar convertir eso en algo positivo. Sería como si no hubiera pasado por el mundo.
Fiesta mestiza, afro y andina
El último fin de semana de la Villa de las Artes de Quito estuvo dedicado a la cultura afro. Además de Carlinhos Brown, por el Itchimbía desfilaron Papá Roncón, héroe de la marimba ecuatoriana, La Calenda Beat (de Uruguay, en reemplazo de Rubén Rada, que por motivos de salud tuvo que suspender el viaje), el grupo colombiano Herencia de Timbiquí y otra leyenda ecuatoriana: Héctor Napolitano (que asegura ser primo lejano de Pappo) y que con su cruza de blues, salsa y boleros tuvo una actuación deslumbrante. Antes, por este festival gratuito, curado por el secretario de Cultura de Quito, Pablo Corral Vega en conjunto con la directora del Teatro Sucre, Chía Patiño, pasaron Lila Downs, Hoppo!, Los Jaivas y la Orquesta Típica Fernández Fierro, entre otros.




