Premios Globo de Oro 2020: lo mejor y lo peor de una noche con sorpresas
Decepciones, merecidos reconocimientos, varias sorpresas y perlitas que no pasaron desapercibidas en las redes sociales: los premios Globo de Oro tuvieron todos los condimentos que se les puede pedir a una ceremonia. Por ese motivo, a continuación un repaso por lo mejor y lo peor de los primeros galardones de la temporada 2020.
Lo mejor
El reconocimiento a Succession
La historia de la familia Roy, es con seguridad una de las ficciones más sólidas de la pantalla chica. Sin necesidad de grandes nombres en su elenco, pero con una serie de actuaciones perfectas y un guion pulido hasta en todos sus detalles, Succession demostró solo en dos temporadas que los vínculos familiares aún son la materia prima de grandes dramas. Por ese motivo, que en los Globo de Oro se haya reconocido el enorme talento detrás de esta serie, fue uno de los puntos más positivos de la velada. De tres ternas en las que competía, la ficción producida por Adam McKay y Will Ferrell obtuvo dos galardones en las categorías mejor actor en serie dramática (Brian Cox) y mejor serie de televisión en drama.
La noche de Fleabag
Excepcional guionista y brillante comediante: todo eso y más es Phoebe Waller-Bridge, la mujer pulpo que se esconde detrás de recientes éxitos televisivos como Killing Eve o Fleabag. Y este último título, del que es creadora, guionista y protagonista, finalmente obtuvo el reconocimiento que desde hace tanto tiempo merece. Con solo dos temporadas de seis episodios cada una, Waller-Bridge redefinió la comedia televisiva y supo construir un universo genuino, plagado de personajes dueños de alegrías y miserias. Pero el tono agridulce de la ficción le dio una voz única en un universo de comedias, que de un tiempo a esta parte parecen fotocopias cada vez más gastadas. La intérprete ganó en las categorías a mejor actriz de televisión en musical y/o comedia, y Fleabag obtuvo el premio a mejor serie comedia y/o musical, dos galardones que también fueron de los grandes aciertos por parte de los votantes en los Globo de Oro.
Había una vez... el enorme Quentin Tarantino
Hollywood parece liderado ya no por directores, sino por sagas y franquicias de todo tipo. La meca del cine industrial no es terreno de autores como en algún momento los fueron los Coppola, los Friedkin o los Carpenter, sino que ahora es dominada por secuelas y más secuelas de productos en los cuales ya no importa tanto quién pone su firma. Y en ese marco, la llegada de un nuevo film de Tarantino fue motivo de disfrute. En Había una vez... en Hollywood, el director le devolvió a la pantalla grande un estilo que parecía perdido, en el que no importan tanto las estrellas (aunque se trate de Brad Pitt y Leo DiCaprio), sino la visión de un realizador dueño de mundos reconocibles y sensibilidades identificables. Tarantino aún fantasea con un Hollywood paradisíaco que, sin embargo, puede albergar pesadillas, y su mirada fue celebrada en los Globo de Oro. El padre de Tiempos violentos y otras grandes películas, ganó con su último título varios de los premios más importantes de la noche, entre ellos a mejor película comedia y/o musical, a mejor guion, y de yapa Pitt se llevó el galardón a mejor actor de reparto.
El discurso de Michelle Williams
En su monólogo inaugural, Ricky Gervais dijo en tono de broma que por favor los ganadores no perdieran tiempo brindado discursos políticos porque ellos "no saben nada del mundo real". Y si bien, de forma consciente o no, no hubo demasiadas palabras cargadas con ideas sobre la actualidad, los agradecimientos de Michelle Williams brillaron con fuerza propia. La intérprete, que subió al escenario al ganar en la categoría a mejor actriz en miniserie o película para televisión por su trabajo en Fosse/Verdon, habló sobre la importancia de que las mujeres decidan sobre su propio cuerpo, y destacó la importancia de comprometerse con la realidad política. "Mujeres, cuando llegue el momento de votar, piensen en sus intereses; es lo que han estado haciendo los hombres durante años. Es por eso que el mundo se parece a ellos. Pero no se olviden de que nosotras somos el colectivo más importante en cuanto a caudal de votos en los Estados Unidos. Hagamos que el país sea más un reflejo de nosotras", señaló. Fue un discurso breve pero de gran impacto, que obtuvo la emoción y los aplausos de muchas y muchos de los presentes.
Lo peor
Sam Mendes, el nombre que nadie vio venir
La industria no puede evitar enamorarse de algunos proyectos que rápidamente son caratulados de "ambiciosos", y la épica bélica de Sam Mendes acerca de la Primera Guerra Mundial tiene muchas de esas características que rápidamente llaman la atención. 1917 es un largometraje presentado a través de largos planos secuencias que cuenta la misión suicida que reciben dos soldados británicos. Y en una noche en la que se encontraban en competencia verdaderas leyendas de la industria, como Tarantino o Martin Scorsese, junto a nombres más jóvenes pero de gran prestigio como Todd Phillips o Noah Baumbach, Sam Mendes sorprendió al ganar no solo como mejor director, sino también en el rubro mejor película dramática. El shock pronto dio paso a la decepción, cuando al final de la velada los mencionados Phillips o Scorsese se fueron con las manos vacías, frente a un film que, como ya sucedió muchas veces en la industria (recordar El discurso del Rey o Babel), causan una inexplicable fascinación que pronto se revela como el producto de un amor efímero.
Guasón dejó gusto a poco
Es innegable que el Guasón de Todd Phillips fue un verdadero éxito, que incluso logró el difícil equilibrio de entusiasmar tanto al público como a la crítica. Con un tono notablemente deudor del Scorsese de los setenta, el director construyó una violenta fábula urbana en la que un comediante sufre, literal y metafóricamente, los golpes de una ciudad desbordada de violencia. Y alejándose (aunque no mucho) del mito de Batman, el film hace foco en la dura vida de Arthur Fleck y en su transformación en el Guasón. El trabajo de Joaquin Phoenix en la piel del villano fue inmejorable, y el premio que recibió en la categoría a mejor actor protagonista de drama fue uno de los mayores actos de justicia de la noche. Y aunque esa es la mitad llena del vaso, queda la sensación de que ese film merecía más victorias. Si bien la compositora Hildur Guðnadóttir también ganó por su trabajo en la banda sonora, un reconocimiento a Phillips por su labor en la dirección o a Guasón como película hubieran sido justos y pertinentes.
Parasite, ganar lo justo
Cuando el film surcoreano Parasite obtuvo la Palma de Oro en Cannes -superando a Había una vez... en Hollywood o Dolor y gloria-, la sorpresa para muchos fue mayor. Pero para quienes estaban familiarizados con el trabajo del director Bong Joon Ho, el galardón se sentía más que justificado. El autor coreano desde hace casi dos décadas dirige grandes y pequeñas (según el presupuesto) obras maestras, entre las que pueden incluirse piezas como Memories of Murder, The Host o Snowpiercer. Con su último trabajo, el realizador salió a la conquista del mundo, y Parasite obtuvo un merecidísimo premio a mejor película extranjera. Aunque como sucede con Guasón, el impacto de esta película la hubiera hecho merecedora no solo de más galardones, sino también de una nominación a mejor actor para Song Kang-Ho, intérprete fetiche de este director y uno de los actores más importantes del siglo XXI.
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